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Nuevo ciclo…    

 “Somos como mariposas que vuelan durante un día pensando que lo harán para siempre”. Carl Sagan

Los años nuevos, los inicios de ciclo son oportunidades, son magia y esperanza que con nuestro actuar de cada día lograremos hacerlos realidad.

Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha observado el cielo, preguntándose porque estamos aquí, para qué, qué es lo que pasará a futuro.

Un ejemplo son los pueblos mesoamericanos, para los cuales la observación de los astros era de vital importancia para el desarrollo de la vida material y espiritual. Sin embargo, la astronomía maya posee ciertas características que la hacen única. Una de ellas, la más representativa, es el empleo del calendario de Cuenta Larga, por el que los mayas del período clásico pudieron hacer estimaciones de más largo plazo.

Los mayas hicieron cálculos exactos de los periodos sinódicos de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Calcularon con exactitud los períodos de la Luna, el Sol y de estrellas como las Pléyades, a las que llamaban Tzab-ek (estrella cascabel) y marcaba los inicios de festividades rituales. El Tzol’kin de 260 días es uno de los calendarios más enigmáticos en cuanto su origen.

La Vía Láctea era parte central de su Cosmología y la llamaban, aparentemente, Wakah Chan y la relacionaban con Xibalbá, incluso los Kiche’ de Guatemala aún la llaman Xibalbá be o camino a el inframundo. Tenían un Zodiaco basado en la Eclíptica, que es el paso del Sol a través de las constelaciones fijas. Este se encuentra en la Estela 10 de Tikal y la 1 de Xultún, ambos yacimientos la zona de Petén, en Guatemala y también en el Códice Grolier

Los sacerdotes observadores del cielo llegaron a conocer los movimientos de los cuerpos celestes y eran capaces de aproximarse a la predicción de los eclipses y el curso del planeta Venus visto desde la tierra. Esto les daba un especial poder sobre el pueblo que los consideraba ligados a los dioses.

Muchas de las deidades recibían distintos nombres y propiedades, por ejemplo, a Venus la llamaban los mayas Ah-Chicum-Ek’, la gran estrella de la mañana, y Xux ek, la estrella avispa. Estrella se dice en maya “ek” y es también el apellido de muchas personas de la región maya. Eran los sacerdotes, quienes tenían el conocimiento de las estrellas, sus predicciones eran respetadas por la población en general, y conducían su vida de acuerdo a ellas. Gran parte de este conocimiento perduró aún después de la conquista, practicándose en total clandestinidad y posteriormente, mezclándose con los rituales de la vida diaria del pueblo maya, muchos de las cuales siguen vigentes en la actualidad.

Es realmente sorprendente como en diversas culturas se llegó a conocimientos astronómicos tan exactos, sin tener la tecnología que hoy existe.

Aún hoy día, la observación del cielo y el respetar y celebrar los ciclos del cielo y de la tierra, son de suma importancia. Por ejemplo, en la actualidad en gran parte del planeta se celebra el año nuevo el primero de enero. Aun siendo este día actualmente el día “global “de celebración, persiste el conocimiento ancestral en diversas culturas, que celebran el inicio de un nuevo año, (ciclo) en otras fechas.  Todos basados en los calendarios lunares.

El año nuevo Purhépecha se celebró el pasado primero de febrero, los ciclos anuales de los purépechas los marca el fuego. El año pasado el fuego fue resguardado en Erongaricuaro, al cumplirse el ciclo, la custodia del fuego pasa a un pueblo diferente, donde se extingue la llama antigua y una nueva se enciende sobre las mismas cenizas. Este año la comunidad de Ocumicho es la guardiana del fuego.

El año nuevo Purhépecha se celebró el pasado primero de febrero. | Fotografía: Archivo

Guiados por un calendario lunar ancestral, los purépechas conmemoraron por la noche la llegada del año nuevo con el “Fuego Nuevo”, apegados a las enseñanzas ancestrales, se celebró una vez más una ceremonia prehispánica.

El próximo sábado 10 del presente se celebrará el año nuevo chino, en su cuenta es el año 4722 y está dedicado al dragón de madera. La fecha se celebra en ciudades grandes y pequeñas y está rodeada de muchos mitos y tradiciones centenarias. Se celebra también en Taiwán, Singapur, Malasia, Corea del Sur y el Tíbet,

 El año nuevo chino, conocido también como el Festival de Primavera, tiene una fecha de inicio que varía cada año, ya que depende del calendario lunar. El Dragón de madera es un majestuoso animal, símbolo de fuerza, buena fortuna y autoridad; promete un año lleno de dinamismo y grandes logros.

En China, el dragón era y sigue siendo considerado una criatura justa y benévola. En general, la población lo considera un símbolo de suerte y portador de riqueza.

En la astrología oriental se vive un viaje de sabiduría y de tradición, por lo que cada palabra que se dice tiene el poder de transmitir los mejores deseos para todo el año. De ahí la importancia de solo tener pensamientos y deseos positivos.

Cada inicio de un nuevo año, de un nuevo ciclo, la humanidad expresa sus deseos de prosperidad, paz, buenas cosechas y buena salud. Si lo analizamos, no importa la diferencia de culturas, de idioma, incluso de religión, los anhelos han sido y son los mismos.

Los años nuevos, los inicios de ciclo son oportunidades, son magia y esperanza que con nuestro actuar de cada día lograremos hacerlos realidad.

De hecho, cada uno de nosotros al cumplir años, inicia un nuevo ciclo, una nueva vuelta al sol, posibilidades infinitas de creación.

Justamente este sábado 10, cumpliré 70 años, cada amanecer doy gracias por cada instante vivido y por vivir.

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