“Si la iglesia me lo prohibiera, igual le rezaría a la Santa Muerte”

Aunque se le asocia a la ‘magia negra’, adeptos y personas que se dedican a la brujería sostienen que no es un culto malo en sí mismo.

En un mercado de la ciudad, locales dedicados a la venta de artículos relacionados con el polémico culto. | Fotografía: Omar Ángel Chávez

Morelia, Mich.- Mientras el clero rechaza su culto, por considerarlo contrario a la doctrina cristiana, y a pesar del estigma que otros correligionarios les imponen, muchos católicos en Morelia cultivan su devoción a la Santa Muerte, sin encontrar, entre una cosa y la otra, contradicción o dilema de fe algunos.

Es el caso de Judith, comerciante de 70 años, quien se sienta en los templos dedicados a la imagen de Jesús de Nazareth crucificado, lo mismo que ha prendido velas e inciensos a la Niña Blanca, pidiéndole por la salud del sobrino que padeció un derrame cerebral, o por su propio trabajo, casos ambos en los que dijo haber obtenido respuestas positivas.

 “Yo nunca he escuchado que en la iglesia se hable mal de ella, pero si me lo prohibieran, yo no haría caso”, confesó, sosteniendo su postura en la premisa de que lo bueno y lo malo no están en la figura misma, sino que “depende de para qué la quiere uno”.


Según Ricardo, encargado de una de las sucursales de la tienda de artículos y trabajos esotéricos “Guillermo’s” (Mercado Revolución), es católico casi el cien por ciento de los clientes que son, a su vez, creyentes de la Santa Muerte.

Para Guillermina, encargada del otro local (Tu Plaza Capuchinas), esta creencia no es incompatible con la doctrina católica, y agregó que “de hecho, en las ceremonias, antes se le pide siempre a Dios Nuestro Señor, y actualmente ya empieza a haber dos que tres padres que sí están de acuerdo”.

Al respecto, cabe recordar que, en su última visita a México en 2016, Jorge Mario Bergoglio, el actual papa (Francisco), condenó este culto de manera implícita, externando su preocupación por “tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte”.


Figuras desde los 25 pesos y hasta los 10 mil

La Santa Muerte es representada originalmente como un esqueleto humano, de pie, cubierto por un hábito oscuro (como el que usaría un monje), una guadaña en una mano (con la que cosecharía almas), un globo terráqueo en la otra (remarcando su presencia en todas partes) y un búho a sus pies (símbolo de la capacidad de mirar en la oscuridad).

Las hay de diferentes tamaños y precios, desde las de bolsillo, hechas de resina, que cuestan alrededor de 25 pesos, hasta la de más de dos metros, que se suelen mandar hacer para levantarle altares, y cuyo precio puede alcanzar 10 mil pesos o más, según el material (cantera o fibra de vidrio, entre otros).

Sin embargo, se las llega a encontrar también en estatuillas donde se visten con hábitos de distintos colores, montan caballos negros, sostienen una balanza (símbolo de justicia) o un reloj de arena, emulando el pasaje de “La Piedad” católica (con Jesús en el regazo) o con la mitad del rostro encarnando a María.

Su imagen está impresa en etiquetas de veladoras y en paquetes de inciensos, que se prenden al momento de pedirle algo; el color de la parafina y el olor de los humos se escogen según el motivo de la plegaria que se haga con ellos.

Ante la falta de institucionalización, hay libros de culto que explican su iconografía y que detallan los distintos usos rituales de sus elementos, lo mismo que se pueden comprar libros de oración, tarots, rosarios y hasta biblias de la Santa Muerte.

El principal productor de mercancías esotéricas, comentó Edgar, administrador de la perfumería “Chabela”, ubicada en el Mercado Independencias, es la Ciudad de México, aunque en lugares como “Guillermo’s” algunos productos se hacen de manera artesanal.


Los ‘casos difíciles’ y la ‘línea oscura’

Alexis, un joven de 18 años recién cumplidos, quien se dedica a la descarga de frutas y verduras en el Mercado de Abastos, dijo ser fiel creyente de toda la vida de su Flaca, quien le habría ayudado en los momentos más difíciles de su vida.

“Creo muchísimo en ella, nada más en ella. Cuando a mí me aventaron en la moto, yo caí al hospital, le pedí a ella: ‘si me sacas de aquí, te prometo que al cumplir los 18 años’, le dije que me la iba a tatuar en la pierna. Cuando yo estuve anexado también se lo pedí a ella, y a los dos días salí. Me la he vivido días difíciles de dinero, yo le he dicho ‘ayúdame’, y no es mentira, ella está presente aquí, no me deja mentir, me he encontrado dinero, quinientos, doscientos pesos”.

A esta figura se encomendarían “los casos difíciles”, explicó, por su parte, el referido Ricardo, encargado de un negocio con 45 años de vida: no solamente aquellas situaciones límite, como las de Alexis o Judith, sino también aquellas plegarias que no les serían encomendadas a los santos o las vírgenes del catolicismo, por tratarse de acciones ilegales o inmorales.

Por esta razón, la “Niñita” tendría tantos adeptos entre las filas del “crimen organizado, delincuentes, políticos”, cuyas peticiones suelen ser “trabajadas” a través de la coloquialmente conocida “magia negra”.

Un caso de este tipo –reciente en el imaginario moreliano y que desafía la asociación que se suele hacer entre este culto y la población de más bajos recursos– es el homicidio doloso de Xitlali Ballesteros, ocurrido en 2020 en el seno de una familia de clase alta: Stephani “N”, una de las condenadas, habría responsabilizado de la comisión del delito a Laura “N” (también sentenciada), quien le prestaba servicios esotéricos.

Por el contrario, Mona, quien se reivindica “hija de la Santa Muerte” y tendría 20 años dedicándose a la brujería, se desmarcó –como todos los entrevistados– de este tipo de prácticas, y defendió su labor puntualizando que ella no hace trabajos de la llamada “línea obscura”.

“Si tú vas y me pides que le haga daño a alguien, pues no, no acepto, no trabajo con cualquiera”, enfatizó, precisando que ella solamente se dedica a hacer limpias y “abrecaminos”, rituales cuya finalidad es eliminar los obstáculos que impiden a las personas avanzar en sus destinos.


Charlatanería, fuera y dentro del imaginario católico

Un tópico frecuente, tanto entre quienes se dedican al trabajo esotérico como entre quienes comercian este tipo de artículos, es el de los charlatanes: personas que, presumiendo tener iniciación en estos conocimientos ocultos, no hacen sino abusar de las personas que confían en ellos para sanar o resolver algún problema de sus vidas.

Sin embargo, este tipo de “abusos” no se darían únicamente entre los cultos estigmatizados por el clero católico, sino también dentro del imaginario de esta doctrina, según reflexionó una comerciante de artículos religiosos relacionados con la fe mayoritaria en México.

“Se va a oír medio ateo, por lo que hago, pero hay gente que viene a comprar un sinfín de mercancía porque una persona que le está haciendo un trabajo les pidió. Una vez una señora llegó a pedirme 100 cirios… Eran más de 15 mil pesos, que ella decía que tenía que comprar para resolver su situación”, relató.


A unos minutos de Pátzcuaro, el santuario más grande de Michoacán

En Morelia hay sitios de culto a La Patrona, como el que se ubica en la colonia Lago II (nororiente de la ciudad), pero el más grande en Michoacán es el que está Santa Ana Chapitiro, una comunidad localizada apenas a unos minutos de Pátzcuaro.

En un estado de cuatro millones 749 mil habitantes como lo es Michoacán, sólo hay 248 mil 109 personas sin religión, según el último Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esto es, 5.2 por ciento del total.

Por otra parte, sólo 448 dijeron pertenecer a un movimiento “new age” (nueva era) o “escuela esotérica”, 304 se dijeron “espiritualistas”, 660 practicarían “cultos populares” y 47 pertenecerían a “otros movimientos”, aunque la autoadscripción a estas categorías podría tener una cifra negra sesgada por el estigma social.