DEBATAMOS MICHOACÁN: Derecho humano al agua

Los humedales son ecosistemas en los que el agua es el principal factor que controla el entorno de los seres vivos y se encuentra asociada al mismo. | Fotografía: cortesía Gerardo Herrera

En febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, la importancia de su conmemoración se encuentra vinculada con los seres vivos y su posibilidad de existencia; los humedales son ecosistemas en los que el agua es el principal factor que controla el entorno de los seres vivos y se encuentra asociada al mismo. En diversos espacios me he pronunciado por la importancia de no seguir afectando los humedales y el cuidado ético del agua, insisto, en seguir trabajando en la instrumentación del documento ético de la Carta de la Tierra, la Paz Ambiental, el Pensamiento Crítico, así como la Racionalidad Ambiental y desde luego haciendo cumplir los marcos normativos y el diseño de política pública que fortalezca el agua como derecho humano para la vida.

De esta manera, confirmamos que los humedales constituyen uno de los ecosistemas más importantes de Pachamama (Tierra), indispensables para los seres humanos, las plantas y los animales. Los humedales a través de la biodiversidad permiten escenarios para la salud humana, sus alimentos, en ocasiones el transporte y diversas actividades económicas que generan empleo ingreso, como la pesca o bien el turismo, que para el caso de Michoacán es tan importante.

A pesar de estos grandes beneficios, los humedales son los ecosistemas que sufren mayor deterioro, pérdida y degradación, y se prevé que esta tendencia negativa continúe como consecuencia del rápido crecimiento de la población, la producción y el consumo insostenible, el desarrollo tecnológico y el cambio climático.

En este contexto, los humedales son importantes para garantizar el derecho humano al agua, toda vez que es indispensable para vivir dignamente y es base para acceder a otros derechos humanos. Por ello, la importancia de que el agua deba tratarse como un bien social y cultural, y no solo verlo como un bien económico, entre otros, como un bien indispensable para que las grandes empresas accedan a este vital líquido para la producción de bienes y servicios que impactan el precio y uso del líquido en detrimento de las necesidades de la sociedad, y sobre todo en aquellas regiones que viven o sufren ya de estrés hídrico.

Paralelamente a ello, la Observación General Número 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Nacional Unidas (Comité DESC), precisa que el agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud humana, su cantidad y calidad de dicho recurso debe ser garantizado para la población.

De conformidad con información de la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (OMS/UNICEF), se considera agua potable aquella utilizada para los fines domésticos y de higiene personal, igualmente, para beber y cocinar; es así que, el “agua potable y salubre es el agua cuyas características microbianas, químicas y físicas cumplen con las pautas de la OMS” o las normativas nacionales sobre la calidad del agua potable.

Desde el marco normativo constitucional, hace ya doce años, fue reformado en la Constitución el párrafo sexto del artículo 4o., publicada el 8 febrero de 2012 en el DOF, en virtud del cual, se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua y saneamiento, que a la letra dice: Toda persona “tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.

Adicionalmente, el 10 de junio de 2011, se reformó el artículo 1o. constitucional, para establecer que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución Política y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, por lo que todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

Entre otras leyes reglamentarias y reglamentos, así como normas oficiales mexicanas que definen el destino del preciado líquido, pero que se requiere, como ya fue presentada la iniciativa de reformas al marco jurídico del agua para generar las prioridades del agua para consumo personal y el uso doméstico; así como regular y prohibir concesiones particulares en las zonas de escasez del vital líquido iniciativa de ley promovida por la diputada federal Celeste Ascencio.

Pienso que es muy concreto por qué cuidar el agua, y es que, el agua es un recurso trascendente para la vida; adicionalmente, la Observación Número 15 del Comité DESC señala que el agua es necesaria para diversas finalidades, aparte de los usos personales y domésticos, y para el ejercicio de varios derechos humanos; derivado de la característica de interdependencia y progresividad, entre distintos derechos, éste tiene vinculación con el derecho a la vida, a la alimentación, al medio ambiente y a la salud, por ello es fundamental su protección.

Frente a estas reformas por aprobar en el Congreso Federal, paralelamente, se requiere de fortalecer la cultura del cuidado del agua, es importante ayudar a cuidar el agua y su calidad, toda vez que es una responsabilidad compartida, en donde cada persona, cada unidad familiar, cada colonia, o comuna puede realizar diversas actividades para crear y desarrollar conciencia hídrica, responsabilidad y solidaridad que realmente nos permitan hacer cambios en el uso y cuidado del agua, destacamos algunos:

No dejar la llave del agua abierta innecesariamente;  Instalar regaderas y llaves de agua e inodoros de bajo flujo y consumo;  Evitar arrojar basura en las calles y playas o cerca de cuerpos de agua como ríos o lagunas; Revisar periódicamente las tuberías e instalaciones hidráulicas para detectar fugas; Utilizar detergentes, jabones y champús biodegradables, y usar menores cantidades; Lavar los automóviles con una cubeta de agua y no con manguera; Regar sólo cuando sea necesario, muy temprano o después de que se ponga el sol para evitar que se evapore el agua; Barrer las banquetas, patios y cocheras con escoba y utilizar menos cubetas de agua, son tan solo algunas consideraciones que nos señala la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Muchas de estas acciones ya se promueven en Lázaro Cárdenas, a través de organizaciones de la sociedad civil, como el caso de Deportistas con Causa, donde se han fijado diversas señaléticas de cuidado del medio ambiente y el manejo de los desechos sólidos.

Finalmente, la propuesta de la diputada Celeste Ascencio que será discutida en el Congreso Federal nos permite comprender que es responsabilidad de todos proteger el agua y su calidad. Si bien todos tenemos el derecho humano al agua potable y saneamiento, lo es también que debemos participar conjuntamente con las instituciones y asegurar que nuestra conducta diaria permita garantizar dicho derecho humano de manera sostenible, para esta generación y las próximas.