Trabajo en equipo y reparto en grupo

Miles de pesos se invierten en las precampañas y campañas política en México. | Fotografía: Archivo

Un candidato a un cargo de elección popular solo no gana, requiere de todo un equipo de trabajo para gestionar, planear, organizar, desarrollar y evaluar la campaña político-electoral, que deberá implementar a lo largo y ancho del área electoral de su competencia.

Las personas que integren el equipo de trabajo no precisamente tienen que ser miembros del partido postulante, ni tener suficiente experiencia política, para integrarse en alguna de las actividades de campaña, como pudieran ser  de finanzas, de organización, electorales, de gestión social, comunicación social o de participación ciudadana; lo importante es que tengan el tiempo disponible y las ganas de querer hacer las cosas a las que se comprometan.

El equipo de trabajo deberá estar dirigido por una persona denominada Coordinador General de la Campaña, quien deberá planear, organizar y coordinar todas las actividades de acuerdo a la estrategia previamente establecida. Aun cuando las condiciones y circunstancias son diferentes en cada momento, las actividades a implementarse son muy similares a la de todos los tiempos, lo único cambiante es la forma diferente de hacer las cosas.

Participar en este tipo de actividades resulta gratificante, ya que permitía conocer y entender las fortalezas y debilidades de pensamiento de nuestros semejantes, que impactan en la vida individual y en la convivencia social. Lo cual nos  ayuda a convertir las experiencias negativas en aprendizajes y poder seguir creciendo como verdaderos seres humanos.

En mis andanzas partidistas, en alguna ocasión me tocó formar parte de un equipo de campaña, coordinando un programa llamado de participación ciudadana, el cual durante mucho tiempo fue conocido como de promoción al voto o avanzada de la campaña, que consistía en difundir la imagen, propuestas y compromisos del candidato con los electores; asimismo, se aprovechaba la ocasión para  recabar por escrito las demandas más sentidas de la población e informarle sobre el particular al candidato con la debida anticipación antes de su visita al determinado lugar.

Se  integró un equipo de trabajo de lo más interesante que pudiera haber en ese momento, con adolecentes y jóvenes estudiantes, profesionistas y hasta amas de casa. Entre los participantes sobresalía un joven, por el entusiasmo y las buena voluntad con que realizaba las actividades de proselitismo político, luego me enteré que era médico de profesión, recientemente se  había titulado y había decidido participar voluntariamente en la campaña.

Luego, supe que en el joven médico, con el afán de transportares con mayor facilidad para realizar sus actividades encomendadas en la campaña, pidió a uno de sus tíos, le hiciera el favor de prestarle una camioneta. Una vez conseguida dicha camioneta, se atrevió a solicitarle al candidato le apoyara con algún vale de gasolina, recibiendo como respuesta inmediata, que desgraciadamente no se contaba con presupuesto para cubrir gastos por concepto de ese combustible. Pero que no se preocupara, ya que al terminar la campaña lo recomendaría en alguna dependencia de la administración pública para que le dieran un trabajo bien remunerado y de acuerdo a su profesión.

Al final de los días electorales, la camioneta presentaba un deterioro visible y el joven médico se había quedado en completo desempleo, por lo que, sin dudar un momento, se dirigió a las oficinas del candidato con la esperanza de que cumpliera lo que un día le había prometido.

Efectivamente, el candidato cumplió su promesa en reconocimiento al trabajo realizado en campaña, le recomendó que se fuera a inscribir en la bolsa de trabajo de alguna las dependencias de gobierno, para luego poderlo recomendar con alguno de los funcionarios que lo pudieran ayudar.

Con esa  y otras experiencias vividas durante mis años de militancia partidista y lo que observo escuchado y visto, estoy totalmente convencido que los partidos políticos y quienes han hecho de la política una forma de vida, trabajan en equipo en los procesos político- electorales y se reparten el poder en grupos locales, estatales y nacionales, cuando se logran alcanzar el triunfo electoral, repitiéndose sistemáticamente esta forma de actuar en cada uno de los procesos político-electorales.

Para las campañas se integran los equipos de trabajo donde es necesario que todos los miembros colaboren y trabajen de manera coordinada para alcanzar un propósito común que no es otra cosa que el poder político y mantener privilegios alcanzados. Una vez alcanzado ese propósito en común en automático se deshace el equipo de trabajo y se convierte en un grupo de poder, donde sus integrantes se reparten a modo y conveniencia posiciones, políticas, administrativas y económicas.

Los partidos políticos, posiblemente por la actuación de quienes se han apoderado de ellos, están dejando de ser entidades de interés publico, han estado de lado su función principal de promover la participación del pueblo en la vida democrática mediante sufragio universal libre y secreto, y hacer posible el acceso de los ciudadanos (as) al ejercicio del poder público y a la promoción de los valores cívicos y la cultura democrática.

Cuantos valiosos jóvenes profesionistas, que no aparecieron en ninguna tómbola, encuesta o lista partidista, al término de las campañas político-electorales 2023-2024 se verán obligados a inscribirse en alguna de las bolsas de trabajo de las administraciones municipales, estatales y federales, para ser recomendados y les contraten laboralmente. Mientras que a otros hasta los buscaron para que se inscribieran como candidatos a un cargo de elección popular de mayoría relativa o como plurinominales y a muchos otros políticos reciclados van por la segunda vuelta en los cargos de elección popular.

Más vale ser integrante de un grupo político que formar parte de un equipo de trabajo político.