La madre de todas las batallas

“Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua” Antrop. Loran Eisely

Desde tiempos inmemoriales se sabía que gracias a el agua existe vida, se le veneraba, se le cuidaba, se le respetaba.

Me encanta leer, me gusta la historia, la ciencia ficción, que la más de las veces se convierte en la realidad, y esta muchas veces pareciera ciencia ficción.

Últimamente por las noches no puedo dormir pensando que va a pasar con la humanidad, con todos los seres vivos sin agua, irremediablemente será el fin.

No obstante que es obvio que ya prácticamente no hay agua, la mayoría no toma medidas al respecto, al contrario, la tala de bosques continúa, la desecación de lagos, ríos y manglares, aunada a la enorme contaminación que impiden su uso para la vida, cada día es mayor.

Desde tiempos inmemoriales se sabía que gracias a el agua existe vida, se le veneraba, se le cuidaba, se le respetaba. Hay vestigios que lo comprueban, edificaciones, altares, leyendas, escritos, pinturas rupestres, por si hubiese duda de la enorme sabiduría de las culturas primigenias.

Por ejemplo, tenemos a Chichen Itzá, que significa “Ciudad de los brujos del agua.” Se enfocaban en el agua, por saber que era ella, la que garantiza la vida. Construyeron no solo Chihen Itzá, sino muchos más sitios, conforme la cosmogonía y mapas celestes, que en la actualidad ignoramos, no valoramos, y en muchas ocasiones se niega su existencia.  

Existen varios cenotes alrededor del Castillo, debajo de él, hay uno que representa la quinta dirección del universo maya, este cenote fue el foco para la realización de ofrendas y rituales. La pirámide que lleva por nombre el Catillo está alineada con los equinoccios de marzo y septiembre, cuando el trayecto del sol proyecta una sombra en forma de serpiente ondulante en uno los lados de la majestuosa pirámide.

Este monumento, que se encuentra en medio de cuatro cenotes, probablemente simboliza el árbol de la vida, localizado en el centro del universo maya. Esta construido de tal manera que su orientación coincide con los momentos en que el sol alcanza su punto más alto en el cielo, por lo que se relaciona con los ciclos celestes.

Su complejidad y grandeza se extiende al reino del paisaje sagrado.

Balamkanché es un mundo sumergido conectado a Chichen Itzá, formaba parte de él, igualmente fue utilizado exclusivamente para la realización de rituales, Se ha encontrado material fechado como del Preclásico Medio (1000 -400 a.C.).

Un mundo de grutas de maravillosa y enigmática belleza, guardan secretos bajo las aguas azul turquesa que las inundan, existe en laberinto intrincado que lleva al inframundo, y a su vez al tocar nuevamente la superficie, lleva a la vida.

Kilómetros y kilómetros de información paleontológica, de una riqueza invaluable para la historia de la humanidad.

Sabiduría ancestral, que unió el cielo a la tierra, creando la unicidad, hoy perdida y que hemos de recuperar para la sobrevivencia de todos.

 “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. (Teresa de Calcuta)

Para los Mayas prehispánicos todos los cenotes eran sagrados. Los mayas de la actualidad, en sus rezos invocan por su nombre a todos los cenotes del área, porque cada uno de ellos tiene un guardián, un responsable sobrenatural. El pasar por alto alguno, es un insulto, y eso puede tener represalias.

La sacralidad del agua, de los cenotes, del gran acuífero Maya, ha sido violentada. Las repercusiones están ya haciendo presencia, y lo harán con mayor fuerza a futuro. La enorme riqueza acuífera, el maravilloso ecosistema están en enorme peligro.

Dune es una novela épica de ciencia ficción escrita por Frank Herbert en 1965, en ella la ficción alcanzó a la realidad y viceversa.

La historia comienza a más de diez mil años en el futuro, en nuestra galaxia, en un gran imperio galáctico de estructura feudal. El Imperio se divide en cuasi-feudos o señoríos planetarios que son controlados por familias nobles, conocidas como Las Grandes Casas, que se agrupan en un gran consejo, llamado Landsraad y rinden tributo al Emperador Padishah.

La novela se ambienta en un imperio en decadencia, donde la corrupción, los excesos y la división conducen a una caída que recuerda a la Historia de la decadencia y caída del Imperio, de Edward Gibbon.  

 Tras la sobre explotación de los recursos y la tala desmedida de los bosques, la tierra se ha convertido en un desierto. No hay agua, toda vegetación desapareció, todo es un desierto. Para sobrevivir, se ha aprendido a sacar agua literalmente de nosotros mismos y de los muertos.

El lunes pasado fuimos mis hijos y yo a ver la última película de la saga Dune.  Las dunas del desierto impactan por su belleza, hay escenas que parecerían sacadas de “El principito”, por su belleza y profundo significado.

 Lo escrito en el profético libro Dune, sin duda puede suceder. Ese futuro no está nada lejano, de continuar con el destrozo acelerado de la naturaleza. En la novela, en la película, se subraya de diversas maneras el resultado de la maldad al permitir la devastación, que conllevó a que no hubiese un solo árbol, a que no hubiese más agua.  Hay una escena en que una mujer llora y le dicen “no pierdas tus reservas, tu vida,”  

El cuerpo humano depende del agua para sobrevivir. El agua es el componente químico principal del cuerpo y representa aproximadamente del 50 % al 70 % del peso corporal. El cerebro se compone en un 70 por ciento de agua, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones se componen en un 90 por ciento de agua.

Las luchas por el poder se hacen presentes.  Hay una profecía que menciona que llegará quien lleve a la humanidad a que haya otra vez árboles, que haya nuevamente agua, por lo tanto, se aseguraría la vida en todo el planeta.

Para muchos la novela Dune, era ciencia ficción, al igual que muchos decían que nunca se acabaría el agua. Al igual que muchos dicen que no pasa nada.

 La gran batalla en la actualidad es el dar vida al planeta, que haya árboles, bosques, selvas, lagos, ríos, vencer la aridez, acabar con la contaminación de los suelos y aguas.

Frank Herbert escribió una dedicatoria: “A las personas cuya labor va más allá de las ideas, a los ecólogos de las tierras áridas, dondequiera que estén, en cualquier tiempo en que trabajen.”

La madre de todas las batallas ha iniciado. En los tiempos en que vivimos, el plantar un árbol, defender el agua, es vista como rebeldía, no entienden que es amor a la vida.