En 10 años desapareció un ecosistema

Lago de Pátzcuaro. (Foto: especial)

El ecosistema conocido como la Ciénaga de Chapultepec, el cual se localizaba en las inmediaciones del Lago de Pátzcuaro, a solo media hora de camino de la comunidad de la que adquirió su nombre, lo conocí por primera ocasión a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, a donde a diario y durante dos años llevaba a pastar a un pequeño hato de ganado propiedad de la familia.

El ecosistema se extendía en una pequeña parte de la planicie que en ese entonces colindaba con las comunidades rurales de Chapultepec, Buenavista, Las Trojes y Zurumútaro del municipio de Pátzcuaro; El Jagüey, La Quesera, Las Cuevas y Santa Cruz, del municipio de Tzintzuntzan. Aun cuando su extensión se limitaba a unos pocos kilómetros cuadrados de superficie, ayudaba a la reproducción del ciclo natural del agua, a la estabilidad del clima en la región, permitía la diversidad de vida de diferentes especies vegetales y animales y además era un filtro natural que condensaba la materia orgánica de las corrientes pluviales.

Superficie que por décadas estuvo inundada, de manera permanente por el agua de las corrientes subterráneas que en abundancia brotaban en el Ojo de Agua de Chapultepec, las que posiblemente se recargaban con las infiltraciones de las intensas lluvias que durante los veranos se producían en la zona geográfica aledaña al Cerro del Águila y al Monte de la comunidad de Fuentezuelas.

Era tan abundante el agua que emanaba del subsuelo, que permitía generar electricidad y poder mover un molino de trigo el que anualmente producía un   importante volumen de producción. El agua se desplazaba por diferentes arroyos y se aprovechaba para regar las tierras de cultivo de la planicie, mantener la capacidad de almacenamiento del humedal y al final el flujo restante desembocaba en el Lago de Pátzcuaro, a un lado del cerro del “Bao”, lo que contribuía a mantener los niveles de agua en ese vaso receptor.

Entre los charcos y lodos había tres hermosos claros de agua cristalina de poca profundidad, refugio ideal para la reproducción de patos criollos y canadienses; zambullidores, gallaretas y uno que otro pececillo; en sus alrededores merodeaban garzas; hurracas; tordos; madrugadores y algunas otras aves acuáticas que ya no recuerdo su nombre; asimismo este hábitat resultaba cómodo para la vida de tejones; mapaches; tlacuaches; liebres; conejos; onzas; tortugas, y algún distraído coyote; por supuesto muchos reptiles acuáticos se desplazaban por sus espacios favoritos, sin faltar algún depredador como las águilas, los gavilanes o halcones, en busca de una fácil presa.

La vegetación acuática que más abundaba era la chuspata o fibra acuática que en algunos lugares utilizaban para tejer  objetos de uso diario en el hogar, como sopladores, tazcales y otro tipo de canastos; en menor cantidad crecía el carrizo, que utilizaban no sólo para hacer artesanías, sino, hasta  para techar alguna vivienda. En las partes pantanosas florecía una abundante vegetación, observándose con mayor presencia el lirio y otro tipo de plantas acuáticas como el “choruri” el que con mucho apetito comían las reses que a diario pastoreaba.

Como a los dos años de mi presencia diaria en la Ciénaga, con mayor precisión en 1958, algo raro empecé ha notar, conforme iban pasando los días las reses que pastoreaba y las de los vecinos, cada vez avanzaban mas metros tierra adentro del pantano. Algo anormal estaba sucediendo; para salir de la duda empezamos a observar con detenimiento dándonos cuenta que el nivel de agua, poco a poco iba disminuyendo, provocando que la vegetación y lodazales que se quedaban sin humedad se empezaran a secar y los niveles de agua alejarse de las orillas; pensando que ese fenómeno sería pasajero no le dimos mayor importancia al hecho, pero después de varios meses nos dimos cuenta que desgraciadamente había iniciado la desaparición de la Ciénaga.

Por lo pronto, no podíamos encontrar una explicación lógica a lo que estaba pasando, por una parte seguía siendo el mismo flujo de agua que retroalimentaba la Ciénega y por otra parte, aparentemente lluvia con la misma intensidad de siempre, luego no había motivo para que empezaran a bajar los niveles de agua; para el colmo de los males, algún funcionario ignorante, pero con iniciativa de esos que abundan por las oficinas de todas las administraciones publicas, se le ocurrió  ordenar que se dragara el arroyo del cause principal, con lo que acelero el final del la Ciénaga de Chapultepec.

Al final estaba sucediendo lo que algún día escuche decir de mis mayores, que con la misma velocidad con que fueran cortando los arboles del Cerro del Águila, en la parte del municipio de Lagunillas, El Monte de la comunidad de Fuentezuelas, así como de los cerros del Tigre,  el de La Nieve, El Burro, El Frijol, La Cantera, Santa Juana, del Estribo, Charahuén, Los Güeros, Ojo de Agua, Huacapían, del Chivo, del Pelón, las Varas, Zirate, Azul, Chino, de las Rosas, del Tindet, del Maguey, Tariaqueri y Yahuarato, con esa misma velocidad empezarían a disminuir las lluvias en la región, dejarían de recargarse las aguas subterráneas, habría prolongados periodos de sequia. Que, primero desaparecería La Ciénaga, de Chapultepec, luego bajaría el flujo de agua del Ojo de Agua de Chapultepec, con posibilidades a desaparecer y por último, seguiría con mayor aceleración el proceso de desaparición del Lago de Pátzcuaro.

Verdad o mentira para 1965 la Ciénaga de Chapultepec, había desaparecido, solo quedaban como mudos testigos de su existencia algunos canales por donde fluía muy poco agua, durante 10 años después de su desaparición, se levantaron abundantes cosechas de granos, en la actualidad las tierras han perdido su fertilidad; posiblemente sea el motivo por lo que ahora esa superficie se empieza a poblar de casa con nuevos propietarios

Me dicen que a mediados de 1985, sin motivo aparente, el flujo de agua subterránea que brotaba en el Ojo de Agua de Chapultepec empezó a disminuir considerablemente; las personas de mayor edad, lo atribuyen a la desaparición de una laguna que hace años existió a las faldas Del Monte de Fuentezuelas.

Por si fuera poco en los últimos tres años las lluvias han disminuido hasta a  nivel nacional no sólo en la región, ya no llueve como antes, esta escaseando el agua hasta para el consumo humanos y no hay quien ponga orden para de alguna manera revertir la alteración del “ciclo de la circulación del agua”, sobre El Planeta Tierra, por el uso irracional de los recursos naturales, verdadera causa de la escases de agua.

Mientras esto sucede, los que han hecho de la política una forma de vida y nos han gobernado siempre, se enfrascan en discusiones estériles, sin proponer solución viables para solucionar el problema. Unos quieren construir acueductos; otros tapar las fugas de aguas: otros quieren cambiar tuberías; los más sensatos piensan en utilizar la ciencia y la tecnología, para la captación de las aguas pluviales y los más inteligentes vivir en armonía con la naturaleza. Pero, nadie va a las causas del problema, mucho menos aceptar que son los responsables de que se haya alterado el ciclo del agua, por no haber tomado las medidas conducentes en tiempo para hacer un uso racional de los recursos naturales.