Miedo: concepto principal de las campañas presidenciales

Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez. | Fotografía: Heraldo de México

El concepto central de esta campaña es el miedo. Ha quedado muy claro que la línea sobre la cual transitarán los discursos de campaña de los candidatos presidenciales versarán sobre esa emoción humana, que al paso de los días intentarán convertirla en la motivación que provoque en los ciudadanos no su voto, sino el castigo electoral.

El miedo se define en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como la perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario; en pocas palabras, el miedo es una de las emociones primarias que generan en el individuo un mecanismo de defensa para prevenir actos o consecuencias dañinas.

Desde aquel instante en que el entonces candidato Felipe Calderón Hinojosa cambiara su estrategia de campaña derivada de la popularidad creciente de Andrés Manuel López Obrador hacia el planteamiento del mote de desprestigio sobre el candidato perredista en el que se le definia como “un peligro para México”, el concepto del miedo tomó forma como un recurso necesario para buscar incidir en la decisión del voto.

En el 2012, esa estrategia no tuvo presencia en la amplia acción procelitista del priista Peña Nieto y mucho menos en la de López Obrador del 2018, pues la base de aquella campaña se centró en el casancio social y en la esperanza del cambio político; sin embargo, en el presente proceso electoral está bastante claro que este recurso se utilizará por todos los candidatos.

Si el miedo tiene como valor fundamental la angustia de un peligro inminente, entonces podemos abordar que dentro de la categoría gubernamental la seguridad es el eje clave que hace frente al mismo. Las estadísticas que establecen los parámetros en que se encuentra la confianza del ciudadano en sus policías que ronda el 23% (informe país 2020) o la percepción de inseguridad en un 61% (ENSU diciembre 2023) y el número récord de más de 160 mil muertos en lo que va del sexenio demuestran la razón contundente del porqué el miedo será el concepto principal de las campañas presidenciales.

El recurso propagandístico del miedo, como se menciona en el primer párrafo, no busca consolidar votos en favor de quien lo utiliza, sino, por el contrario, el propósito es disminuir en gran medida al adversario. El pasado domingo 3 de marzo, las y el candidato presentaron el primer eje de su campaña, el cual sitúa en el mismo orden su importancia: la seguridad, pero a través del miedo.

Claudia, en su visita a Lagos de Moreno, dijo: “La oposición quiere regresar a la época de guerra contra el narco” lo que marca el inicio de la era de los homicidios en aumento y sobre todo de la barbarie en que hasta nuestros días estos se desarrollan. ¿Qué busca Claudia? Capitalizar el miedo en contra de Xochitl.

Por su parte, Xochitl, en Querétaro, se pronunció de la siguiente manera: “Lo que me queda claro es que este gobierno decidió tolerar a la delincuencia organizada, decidió el presidente no enfrentar a los delincuentes y eso conlleva a la responsabilidad de la violencia, de la muerte, del miedo” ¿Qué busca Xochitl? Capitalizar el miedo en contra del régimen actual.

En el caso de Álvarez Maynez, quien visitó Montemorelos, Nuevo León, dijo que de ganar la presidencia de la república, apostaría por replicar el modelo en materia de seguridad de Bukele en el Salvador pero con apego a los derechos humanos. Cabe destacar que la política salvadoreña se reviste básicamente de recuperar la confianza ciudadana bajo una medida de persecución constante a quienes forman parte de las pandillas de aquel país centroamericano. ¿Qué busca Jorge? Capitalizar el miedo al pasado y al presente.

Habremos de estar al tanto de que tanto impacto tienen en el manejo de este concepto y de su utilidad por parte de los participantes presidenciales. Lo que queda muy claro en este momento es que las campañas se encuentran en una tonalidad bastante gris y ampliamente mediocre. El miedo es un instrumento de campaña que garantiza resultados si y solo si es palpable en el contexto, no olvidemos que es una emoción y ahí, la mercadotecnia política tendrá que hacer lo que le corresponde.

Sembrar el miedo es el primer paso de la campaña, presentarse como la opción salvadora es el segundo; para el primero se necesita estrategia, para el segundo arrojo y, hasta este instante, ninguno lo tiene. Si solo se pretende utilizar el discurso para evidenciar el terror que se avecina en octubre del 2024, este terminará por ser vacío y esteril.

Eppur si muove