El “buen vivir” y la Economía Solidaria

El Ecosistema de Economía Social y Solidaria (EESS) alude a un conjunto de relaciones económicas, sociales, ambientales y culturales, donde los agentes que participan realizan funciones específicas dentro de un territorio.

El concepto del “buen vivir” está asociado a una cosmovisión milenaria de los pueblos indígenas del continente. Se concibe que la cultura de la vida es comunitaria, contrario a lo que impulsa el sistema capitalista, que promueve el individualismo, el egoísmo y la competencia desenfrenada.

El “buen vivir” propone una relación radicalmente diferente entre los seres humanos y de éstos con su entorno natural y social. Supone una concepción de vida que se distancia profundamente de parámetros como el individualismo a ultranza, la búsqueda permanente del beneficio propio y del lucro, el uso y abuso (explotación) de la naturaleza hasta su agotamiento y la mercantilización total de las esferas de la vida humana.

“El “buen vivir” apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo. Supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye no sólo al ser humano, sino también al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios”, refiere la literatura especializada en el tema.

El “buen vivir” nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos usado. Será un consumo reciclable y frugal. Entonces no habrá escasez.

“No es azaroso que el “buen vivir” brote justamente de las poblaciones históricamente dominadas y explotadas por las dinámicas de la colonialidad del poder, y que luego, en el transcurso de este largo tiempo histórico transcurrido, esas poblaciones hayan podido conservar espacios de relativa autonomía poniendo en marcha y reactualizando experiencias de vida ligadas a las que hoy podemos denominar como prácticas alternativas”.

Diversos autores consideran puntos de coincidencia entre esta cosmovisión ancestral de nuestros pueblos indígenas con la Economía Social y Solidaria (ESS). Lo anterior considerando que la ESS persigue objetivos que contribuyen con el paradigma del” buen vivir”, a saber:

  • Lograr un sistema de organización social fundado en el principio que dice; “de cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad”, asegurándose que  todas las personas, cualquiera que sea su edad, género,  orientación sexual, religión, raza, cultura, cuente con la posibilidad de un trabajo emancipador, que le permita alcanzar la liberación de la lógica de la acumulación capitalista, fortalecer  los lazos de solidaridad personal, familiar y comunitario y compartir de la riqueza socialmente producida en favor del buen-vivir de todxs.
  • Contar con producción, distribución y consumo de bienes y servicios de calidad, que no sólo correspondan a las necesidades personales y sociales, sino que sean satisfactores que no dañen ni a la persona, ni al colectivo o al medio ambiente y que se encuentren en armonía con la naturaleza y el medio ambiente.
  • Lograr que la forma de producción predominante sea a través de la micro, pequeña y mediana organización socio económica, autogestionadas por sus trabajadorxs y comunidades, con participación preponderante de las cooperativas y que responda a las necesidades del ser humano con satisfactores ecológicos y solidarios.
  • Solidarizar la economía vía la distribución responsable del excedente, apropiación solidaria de los medios de producción, de intercambio y de crédito y la liberación económica de los trabajadores y de sus comunidades a escala mundial.

Fuentes: https://www.economiasolidaria.org/

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