ECOS LATINOAMERICANOS| Haití: Tiranía, anarquía e intervencionismo

Desde hace más de dos años, las bandas, que gozan de una impunidad generalizada, han extendido su dominio más allá de las barriadas de la capital haitiana y han aumentado el número de secuestros. (Foto: especial)

Recientemente el primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha solicitado a la comunidad internacional una intervención policiaco-militar para tratar de resolver la crisis de violencia e ingobernabilidad que tiene sumergido a este país caribeño en el caos social, económico y político, pero ¿cómo se ha llegado a esta situación de tal inestabilidad que ha propiciado que el propio gobierno solicite la intervención de fuerzas armadas a efecto de poner orden?

Si bien hay diversos factores que han evitado un exitoso desarrollo social en la actual república de Haití, son dos elementos esenciales los que han estado presentes a lo largo de su historia. El primero de ellos es un factor externo, que es la agresión económica sufrida por Haití desde el comienzo de la consumación de su independencia.

Haití fue colonia francesa, y aprovechando los principios de la revolución de 1789 procuró la liberación de los esclavos afrodescendientes en todo su territorio. Sin embargo, los mismos revolucionarios franceses eran escépticos para ampliar los derechos del hombre y ciudadano a personas no blancas. Posteriormente Napoleón Bonaparte se opondría a las tentativas libertarias del pueblo haitiano, hasta que finalmente en una guerra abierta las tropas napoleónicas fueron derrotadas y Haití consumó su independencia el primero de enero de 1804.

Sin embargo, uno de los precios a pagar por la independencia fue el aislamiento económico. Haití tuvo la mala suerte que todos los imperios y países que tenía de proximidad geopolítica lo bloquearon económicamente como represalia por el hecho de que exesclavos y libertos tomaran el control de la excolonia francesa, esto debido a cuestiones vinculadas con el racismo imperante de la época y sobre todo por el miedo a que el ejemplo haitiano se replicara en otros lugares, cabe recordar que tanto las colonias españolas como inglesas utilizaban mano de obra esclava en muchos de sus territorios, así como también lo tenía Estados Unidos, país que también había luchado por la independencia años atrás pero no por la abolición de la esclavitud.

Las imposibilidades de comerciar con el mundo exterior limitaron severamente el desarrollo económico de este pequeño país. Aun así, Haití fue en su momento el país que le permitió a Bolívar continuar con su lucha de independencia en el continente, no solo brindándole recursos económicos sino incluso algunos soldados. No obstante, ni siquiera con la independencia de las colonias hispanoamericanas su situación mejoró.

Peor aún, Francia, maquiavélicamente, a cambio de reconocerle formalmente la independencia a Haití en 1825, prácticamente 21 años después de que los haitianos consiguieron librarse del yugo francés, comprometió al estado Haitiano a pagar en indemnización 150 millones de francos, tal deudo tuvo incluso que ser reducida para que pudiera pagarse a 90 millones de francos, y aun así solo pudo pagarla hasta 1947.

En ese aspecto buena parte del presupuesto haitiano se fue en créditos y deuda para Francia y otras potencias extranjeras, por lo que no hubo mucha inversión pública durante largo tiempo. Además de esto, Haití ha sufrido diversas invasiones extranjeras, particularmente provenientes de Estados Unidos, las cuales han mermado mucho más la capacidad del poder central del estado Haitiano y han instalado élites que más bien han buscado salvaguardad los intereses extranjeros por sobre los de la población general.

Precisamente, el segundo factor que le ha impedido desarrollarse a Haití, es uno de corte interno, y que es la falta de estabilidad política. Este segundo factor se rastrea también hasta la propia independencia del país. Si bien fueron diferentes liderazgos tanto mulatos como libertos y exesclavos los que participaron en la independencia, fue Toussaint Louvertureuno de los más relevantes para la consumación de independencia, quién tenía una mejor visión de Estado y trató desde el inicio de la lucha por el fin de la esclavitud de tener activos los cultivos de azúcar como fuente económica de ingresos, pero el señalado revolucionario cayó en una trampa política tendida por Napoleón Bonaparte, quién, bajo la excusa de concederle un salvoconducto para efectuar negociaciones sobre Haití, lo tomó preso en 1802.

Es así como Haití quedaría sin su principal liderazgo independentista, aun así, lograron obtener el control militar de la nación y con él la independencia. Sin embargo, esto ocasionaría una ruptura entre los propios líderes de la independencia quienes dividirían en distintas ocasiones el territorio nacional, incluso desatando conflictos con la que en un futuro sería República Dominicana.

Durante casi toda su existencia Haití ha tenido una enorme cantidad de golpes de Estado, rebeliones y guerras civiles que no han permitido un orden político propicio para el desarrollo.  Incluso los gobiernos dictatoriales como el de François Duvalier “Papa Doc” (1957-1971) y su hijo Jean-Claude DuvalierBaby Doc” (1971-1986), aun con lo represivos que fueron, no dejaron ningún tipo de crecimiento o institución económica relevante para Haití.

En los años noventa Haití trató de ingresar a las filas de las naciones democráticas, aunque la intención solo quedaría en eso. En 1995 Haití disolvió sus fuerzas armadas para tratar de ganar estabilidad, sin embargo no tuvo los resultados deseados. Luego, en 2004 tuvo una invasión militar internacional que ayudó en el derrocamiento del ejecutivo de turno, agravando aún más la inestabilidad. Posteriormente en 2010 el sismo aniquiló la poca infraestructura que el país tenía, incluyendo el palacio de gobierno, mismo que fue demolido y hasta la fecha no se ha reconstruido. Esta nueva crisis influyó para solicitar a la ONU una intervención militar para tratar de poner algo de orden.

Sin embargo, las cosas solo empeoraron por dos razones principales. Una de ellas fue que un grave descuido de las tropas de la ONU generó la contaminación de uno de los principales ríos de Haití ocasionando una epidemia de cólera que acabó con varias vidas. La segunda situación fue el hecho de que temiendo que los recursos económicos para la reconstrucción del país fueran mal utilizados por el gobierno, estos se entregaron directamente a Organizaciones no Gubernamentales (ONG)  que los utilizaron como quisieron, sin rendir cuentas, y peor aun debilitando todavía más el control del poder central.

Para empeorar aún más la situación en 2022 fue asesinado el último presidente del país, Jovenel Moïse, por un grupo de mercenarios extranjeros, quedando delegada la administración del país en el actual primer ministro Ariel Henry, sin embargo, su poder es más simbólico que práctico, lo que ha permitido a grupos criminales  ocupar este vacío de poder en la nación caribeña, al mismo tiempo, la falta de desarrollo ha sido propicia para incentivar la migración en masa no solo hacía República Dominicana sino otros lugares de América.

En estos últimos días, con la esperanza de finalmente lograr un poco de estabilidad el primer ministro ha solicitado una nueva intervención internacional, pero tomando de ejemplo el desastre que involucró la intervención pasada, ahora se busca que los efectivos sean mucho menores y su fin sea más bien la capacitación para las pocas fuerzas de seguridad que aún están operando. No obstante, reconocen que la intervención solo podrá tener apoyo de la población si se refleja en resultados concretos.

Es entonces que Haití tiene la complicada tarea de restaurar, o incluso instalar verdaderamente un poder central para el Estado-Nación, especialmente ahora que diversos grupos armados están ocupando este vacío de poder. En ese difícil contexto, tendrá que maniobrar el trato con una probable intervención extranjera y al mismo tiempo abrir espacio para que instituciones políticas y económicas puedan empezar a hacer que se reduzcan los incentivos para la migración.

Quizá una idea que pudiera ayudar al desarrollo de Haití, sería una especie de “plan Marshall” diseñado exclusivamente para el lado occidental de la isla La Española, que es  donde se encuentra esta nación, en el que se condicione determinados prestamos al Estado haitiano para garantizar una inversión mínima en infraestructura, servicios públicos y sobre todo cierto grado de transparencia y rendición de cuentas para sus autoridades, sin embargo para poder ejecutar algo de este estilo no basta la buena voluntad de las élites haitianas, sino también del resto de los países involucrados.