Grandes empresas, beneficiarias de megaproyectos al surponiente de Morelia

Detonarían el crecimiento acelerado de la mancha urbana, con graves impactos ambientales y una demanda ‘brutal’ de servicios.

El proyecto de segundo libramiento, en una imagen difundida por el gobierno estatal.

Morelia, Mich.- Los megaproyectos en curso al surponiente de Morelia comparten un modelo de desarrollo que representa, a costa del impacto ecológico y la calidad de vida de las personas, sólo un beneficio para las grandes empresas, dijeron en entrevista habitantes de esta zona de la ciudad.

El gobierno del estado arrancó el pasado 22 de febrero la construcción del segundo anillo periférico, cuyo primer tramo conectará la salida a Pátzcuaro –a la altura de La Estancia– y la salida a Quiroga –cerca de la tenencia de Tacícuaro.

Cuatro días después, y sólo unos kilómetros más al sur y al poniente, respectivamente, la administración municipal inauguró los parques Agroindustrial de Morelia (Agim) y Agrologístico Morelia Occidente (PAMO).

La visión general consistiría en hacer de la capital de Michoacán un “nodo” en la ruta comercial de Lázaro Cárdenas hacia la región Bajío y de la Ciudad de México hacia Guadalajara, así como detonar la inversión agropecuaria e industrial en el propio territorio, según el análisis de Luis Rubén Juárez Zapatero, integrante del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma (MCDL).

Sin embargo, el temor que expresa al igual que la población entrevistada es que la anunciada infraestructura detonaría nuevos fraccionamientos al surponiente de la ciudad, una zona de alto valor ecológico, y en donde los habitantes ya pelean de forma “brutal” por el acceso a servicios como el agua.

Desarrollo sin consulta

Antes del inicio de las labores del segundo anillo periférico los comuneros no tenían conocimiento del proyecto, e incluso fue hasta entonces que algunos se habrían enterado de que el trazo pasa por donde están georreferenciados sus lotes, expuso Martín Melchor Palmares, encargado del orden de la comunidad ejidal de La Estancia.

“No que se las hayan quitado, sino que personas que habían comprado por ahí sus terrenos para hacer su casa, hacer una construcción, ya no pudieron hacer nada, y ahorita no sé cómo anden, no sé cómo vayan a quedar con el gobierno, con qué parte sea que les vayan a pagar”.

“No cuadra lo que se está haciendo con lo que nosotros pensamos que debería hacerse”, añadió, por su parte, Judith Guillén Magdaleno, promotora de salud en la colonia San Javier Xanámuhru, comprehendida entre el primer periférico y lo que sería el segundo.

Estos proyectos representan, a su juicio, un modelo “más amplio” de desarrollo industrial que cambia “la mística del contacto con la tierra” y “desarraiga al campesino”, ya que las empresas “no tienen más que una intención, que es la ganancia”, lo que modificaría las formas de vida comunitarias.

Urbanización, ya en curso

Sin embargo, el crecimiento de la urbe en la zona surponiente no es algo que podría ocurrir en el futuro, sino algo que ya está sucediendo, sostuvo Jesús Ramírez, vecino de la colonia Jardines de La Mintzita.

“Si nos vamos a [la tenencia de] San Nicolás Obispo, ya está lotificado, si nos vamos [al fraccionamiento] Arko San Pedro, más arriba, ya está todo lotificado. Entonces, ya están pensando en el crecimiento de esa mancha urbana”.

Sin embargo, “no hay una demanda real de vivienda” en el municipio, argumentó, considerando, por ejemplo, que en el fraccionamiento Villas del Pedregal están abandonadas cerca del 40 por ciento de las más de 16 mil 507 viviendas que había hasta 2021, según datos que ha dado a conocer Dulce Fernanda Martínez, encargada de Desarrollo Comunitario de Grupo Herso.

De ahí que no sólo “no nos va a traer mucho beneficio como habitantes”, sino que –concluyó Jesús Ramírez– “es como una proyección de las grandes inmobiliarias, y acuerdos y convenios que tienen con los gobiernos para hacer ese tipo de negocios”.

Esto representaría, además, una “amenaza crítica” para el manantial de La Mintzita, sentenció, por su parte, Eliseo Munguía Herrera, vecino del área natural protegida (ANP) que aporta un tercio del agua a Morelia, y que “no tiene mucho futuro”, si se deja crecer la mancha urbana de forma desmedida.

En riesgo, 70 mil hectáreas de zonas ecológicas

Fue el referido Luis Juárez quien amplió en esta materia, al explicar que un fenómeno así conllevaría impactos significativos en la cuenca del Río Grande y la del Río Chiquito, que fueron protegidas por decretos de veda expedidos en 1936, pero cuya facultad vinculante –cabe añadir– está actualmente en duda, debido a que no fueron ratificados en reformas posteriores.

“Abarcan alrededor de 70 mil hectáreas entre ambos, y representan una zona muy importante para el suministro de agua en toda la región del municipio de Morelia… En gran medida, la destrucción de los bosques en esta zona contribuye [también] a la desecación del lago de Cuitzeo, ya que el Río Grande es su principal afluente”.

Es por esto que cualquier obra de infraestructura de grandes dimensiones, remató, va a tener un impacto negativo “en lo que refiere a cambio climático”, así como al suministro de servicios.

 ‘Ya es brutal’ la demanda de servicios

Mientras que el alcalde de Morelia, Alfonso Jesús Martínez Alcázar, promociona sus parques agroindustriales con la premisa de que en Morelia todavía hay agua, “la demanda de servicios ya es brutal”, desmintió Odín García Juárez, presidente de la mesa directiva de la etapa IV de Villas del Pedregal.

Al respecto, aseguró que el recurso hídrico se suministra de forma incorrecta e irregular, ya que, a pesar del histórico desabasto que sufren sus habitantes, este fraccionamiento estaría surtiendo a otros como Villas de la Loma, Camponubes, El Terrero, La Luz, Coto Las Cumbres, La Hacienda y Jardines de Villalongín.

Si la mancha urbana sigue creciendo, añadió el autonombrado pedregalense, “¿de dónde vamos a traer ahora más agua?, ¿de qué pipas, si están secando los manantiales de los Itzícuaros, de La Mintzita? Si no va a haber escurrimientos del Cerro del Águila, porque por ahí pasaría el segundo anillo… ¿Cómo, si los suelos van a estar todos secos?”.

Empleos e inversiones, sin garantía

Los parques agrologísticos darán empleo, ha repetido el alcalde de Morelia, una idea que en principio parece atractiva para Odín García, ya que mucha de la gente de los fraccionamientos del poniente gasta grandes cantidades para trasladarse a otras zonas de la ciudad para poder trabajar.

Sin embargo, agregó que “habrá que ver” qué tipo de empleos se van a ofrecer, pues dijo haber recibido el testimonio de varios vecinos que trabajan en la fábrica de Grupo Ortiz, y que “se sienten explotados por los bajos sueldos” que reciben; u otros, que trabajan en las tiendas Azteca y que serían presionados a laborar hasta 12 horas diarias.

Además, “¿en qué manos de quién van a quedar las inversiones?”, preguntó Odín García, con la sospecha de que el dinero que se generará con estas grandes industrias no se quedará en el estado para ser reinvertido a beneficio de los michoacanos.

Intereses empresariales: zona de tregua entre adversarios

Para Luis Juárez y el MCDL son muy claros los intereses empresariales que unen al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y al alcalde de Morelia, quienes –cabe mencionar– en otros temas han mantenido una hostilidad que sube de tono conforme se acerca la fecha de los próximos comicios, el 2 de junio de 2024.

“Ambos proyectos, el del libramiento, y del parque agroecológico, la supuesta empresa, etcétera, todo converge hacia lo mismo, hacia el crear infraestructura para el capital agropecuario e inmobiliario de la zona”, remató.

Por su parte, mientras que el gobierno del estado ha presumido la creación de un “cinturón verde” en la capital, a través de la declaratoria de diversas zonas como ANP, el alcalde de la ciudad ha argumentado que sus parques agrologísticos cuentan con el respaldo de los propios ejidatarios, quienes participarían también en el fideicomiso que les da valor legal.