Trabajo decente y Economía Social y Solidaria

El Ecosistema de Economía Social y Solidaria (EESS) alude a un conjunto de relaciones económicas, sociales, ambientales y culturales, donde los agentes que participan realizan funciones específicas dentro de un territorio.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo decente como “las aspiraciones de las personas en su vida laboral, aspiraciones en relación a oportunidades e ingresos; derechos, voz y reconocimiento; estabilidad familiar y desarrollo personal; justicia e igualdad de género. Las diversas dimensiones del trabajo decente son pilares de la paz en las comunidades y en la sociedad. El trabajo decente refleja las preocupaciones de gobiernos, trabajadores y empleadores, que dan a la OIT su singular identidad tripartita”.

El empleo productivo y el trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza. El trabajo decente es un concepto que busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno. El trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo; no es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo social y el tripartismo.

De esta manera, el trabajo decente puede ser sintetizado en cuatro objetivos inseparables, interrelacionados y estratégicos: principios y derechos fundamentales en el trabajo y normas laborales internacionales; oportunidades de empleo e ingresos; protección y seguridad social; y diálogo social y tripartismo.

Estos objetivos tienen validez para todos los trabajadores, mujeres y hombres, en la economía formal e informal, en trabajos asalariados o autónomos; en el campo, industria y oficina; en sus casas o en la comunidad. La OIT considera que el trabajo decente es fundamental en el esfuerzo por reducir la pobreza, y es un medio para lograr un desarrollo equitativo.

Por medio de los objetivos sociales y económicos que persigue, así como los valores y principios que la guían, la Economía Social y Solidaria (ESS) contribuye a las políticas y desafíos que plantea el trabajo decente, siendo este modelo económico un gran aliado de la OIT en esta materia.

En efecto, como lo plantea la OIT, las Organizaciones de la Economía Social y Solidaria (OESS), a través de sus valores sociales y operaciones participativas, pueden realmente desempeñar un importante papel en la promoción de las normas laborales y la realización de los derechos laborales. En los países del Sur, esta condición es particularmente cierta para los trabajadores informales, quienes constituyen la mayor parte del mercado laboral. Al organizar y ofrecer servicios a los trabajadores de la economía informal, las OESS, frecuentemente en colaboración con las organizaciones de empleadores y de trabajadores, enfrentan la falta de respeto a los derechos laborales de los trabajadores informales y medidas inapropiadas y abordan algunos de los problemas individuales y colectivos cotidianos de los trabajadores.

Particularmente, “las cooperativas ofrecen una serie de ventajas para contrarrestar los difíciles desafíos en el sector informal, que incluyen una gran competencia entre los trabajadores, malas condiciones de trabajo, bajos salarios e insuficiente tiempo para participar en organizaciones colectivas. Las estructuras cooperativas pueden unir las preocupaciones económicas y comerciales de los trabajadores en el sector informal y también pueden fortalecer las acciones de los trabajadores y apoyar sus demandas comunes a otros interlocutores económicos y autoridades públicas”, destaca dicha organización internacional.

Las OESS también prestan particular atención a los grupos vulnerables (por ejemplo, mujeres, personas con SIDA, trabajadores migrantes, personas discapacitadas) que encuentran barreras en el acceso al mercado laboral. Por ejemplo, las empresas sociales pueden desarrollar servicios para satisfacer las necesidades de los grupos vulnerables, pero también pueden contratar a personas (temporal o permanentemente) que tengan mayor dificultad para acceder al mercado laboral. Al hacer esto, las empresas sociales desempeñan un papel esencial en la integración laboral.

Fuente: https://www.ilo.org/global/lang–es/index.htm