Decretar a los lagos como áreas naturales protegidas, plantea el Consejo Supremo Indígena

Anticipan movilizaciones por parte de comunidades para demandar a las autoridades cumplan con su obligación de defender el recurso.

El Consejo Supremo Indígena, en rueda de prensa. | Fotografía: Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Decretar a los lagos como áreas naturales protegidas, con la inclusión de la figura comunal de “guardianes de los lagos”, forma parte del pronunciamiento del Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM), que refiere la cada vez mayor cantidad de comités en defensa de los ríos y los lagos de la entidad, cuya “agonía” no sólo no han podido frenar las autoridades, sino que incluso habrían impulsado históricamente.

El enemigo –se entiende en el documento leído por su vocero, Pavel Ulianov Guzmán– es el proyecto de modernidad, empleado por los distintos gobiernos a lo largo de más de cien años, que bajo el lema del “progreso” “hirió de muerte” los más importantes vasos naturales del territorio michoacano y sus manantiales.

El de Zacapu, recordó, murió en 1908: 12 mil 261 hectáreas fueron drenadas, y eso cambió radicalmente el modo de vida de comunidades como Tarejero, Naranja y Tiríndaro; y a un destino similar se estarían acercando, cada vez a mayor velocidad, los de Cuitzeo, Pátzcuaro y Zirahuén.

Las causas de esta desecación, pormenorizó el CSIM, han sido la construcción de carreteras y autopistas que dividieron los cuerpos de agua y taparon los manantiales, los cambios de uso para desarrollos habitacionales, así como para monocultivos como los de aguacate y berries, que traen consigo el uso irracional de agroquímicos.

También la deforestación masiva y el mal manejo de aguas residuales de las urbes aledañas están en una lista que no acaba, y que refiere a escenarios en los que siempre están presentes visiones de desarrollo económico implementadas por los distintos gobiernos, y que implican también las ganancias para las empresas privadas, y la pérdidsa, no sólo de los cuerpos de agua, sino también de la identidad de las comunidades que históricamente han vivido de su contacto con ellos.

“Donde antes había agua, hoy sólo hay polvo. Donde existía biodiversidad, hoy únicamente hay contaminación”, señalan en referencia a que el 80 por ciento del lago de Cuitzeo ha desaparecido, en Pátzcuaro, el 50 por ciento, mientras que en Zirahuén se extraerían 100 pipas ilegales al día.

Los lagos de Michoacán agonizan, senetenciaron, y el gobierno, que simplemente se dedicaría a “simular” y a “administrar” los conflictos que van surgiendo en el día a día, “es cómplice de su muerte”.

Pliego petitorio

Ante ello, el CSIM exige al Estado Mexicano seis cosas: abordar el problema de la sequía y contaminación de una manera global e integral, impulsar una participación “real y representativa” de las comunidades afectadas en las propuestas de solución, así como la reforestación de 2 millones de plantas en el territorio.

Además, la creación de la figura de “guardianes de los lagos”, cuyos representantes deberían ser avalados por las asambleas generales de los pueblos originarios, el decreto presidencial para que los referidos lagos sean áreas naturales protegidas y se destine recurso a su rescate y conservación y, por último, que los habitantes de las comunidades tengan que ser consultados a la hora de tomar medidas administrativas en torno a estas problemáticas.

Los presentes convocaron a las distintas comunidades de Michoacán a movilizarse por la defensa del agua, y anunciaron que están preparando distintas acciones, por medio de las cuales buscan manifestar la urgencia de que las autoridades actúen genuinamente para resolver estas problemáticas.