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Lagos en agonía, cobro de factura al abandono institucional

La disponibilidad de agua en el estado, en un punto semicrítico dentro del stress hídrico, advierte investigador universitario.

El Lago de Cuitzeo, el segundo más extenso del país, enfrenta una situación crítica con alrededor del 80 por ciento de su superficie seca. | Fotografía: Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Con el riesgo de que desaparezcan sus lagos, Michoacán está pagando el costo de años de abandono al tratamiento de sus cuencas y de planes emergentes de sequía, considera el investigador Arturo Chacón Torres.

Autor de un texto –Pátzcuaro, un lago amenazado, editado por la Universidad Michoacana en el año 1993-,  que se considera fundamental para el estudio del espejo lacustre emblemático del estado, señala que aun hay esperanzas para recuperar los niveles perdidos por el saqueo del agua y que ubica como el principal factor de su extensión perdida, aunque, advierte, ello será posible por la acción de la sociedad organizada, no de los gobiernos que han demostrado incapacidad para resolver el llamado stress hídrico que padece la entidad.

“Ya comenzó la especulación por el agua, el huachicoleo, el intermediarismo y obviamente las confrontaciones”, indica sobre los efectos palpables de una crisis que se avecina y que puede llegar a la pérdida de gobernabilidad.

Contextualiza al señalar que el Centro Occidente del país, tiene condiciones de transición pero al mismo tiempo de una alta variabilidad climática. “Estamos hablando de Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, San Luis Potosí y Aguascalientes, han cambiado de zonas de transición semiáridas a las áridas”, un reflejo de lo que ocurre a nivel nacional, donde un 55 por ciento del territorio era árido y semiárido, pero actualmente “ya estamos hablando de que el 70 por ciento del país se encuentra bajo esas condiciones.”

Para valorar la magnitud de esta quiebra hidrológica, señala, “hay un estudio sobre stress hídrico y en el que cuando se alcanza la calificación de 5, después de 10 o 12 indicadores, es que ya se está en la crisis por el agua, con pérdida de la gobernabilidad incluso, además de peligro en la salud, peligro en la economía, y peligro en el bienestar. Una zona de guerra”, define.

De los estados citados, el especialista ubica a Guanajuato en el nivel 4.9 de los indicadores. “El que menos tiene es Michoacán, 3.8, no es una calificación buena, es lo menos peor, pero yo creo que ya alcanzamos ahorita el 3.9 o el 4, entonces ya nada más nos queda un punto”.

Bajo esas condiciones de riesgo, “esperamos que en un periodo de tres a cinco años, Guanajuato va a ser el primero estado de la república que entre a la crisis del agua, ya agotaron prácticamente todos sus acuíferos, inclusive ya están consumiendo las aguas fósiles, las que se encuentran cuando uno perfora más allá de los mil metros de profundidad, un kilómetro, y son acuíferos que tardan un siglo en reponerse”, situación que advierte, pondrá en riesgo los recursos hídricos de Michoacán al ser disputados por el estado vecino.

En Michoacán, señala, “tenemos seis mil pozos, de los que solamente los del norte (de la entidad) están en condiciones abatidas por Guanajuato, que comparten los acuíferos; estamos hablando hasta la zona lacustre, incluyendo prácticamente Zirahuén, ya hacia abajo las cosas van un poco mejor”.

La crisis por la falta de líquido además en la Ciudad de México, advierte, alcanzará al estado. “Acaban de cerrar Valle de Bravo y de abrir la presa del Bosque otra vez, que está al 35 por ciento (de su capacidad) por lo menos. Está claro que no les importa si los michoacanos estamos de acuerdo o no, nos van a quitar el agua.”

Ante el escenario, indica que al estado “lo alcanzó el destino porque no hemos sabido manejar las cuencas”. Gobiernos anteriores y actuales, refiere, “no tiene aprecio por el agua, tan es así que hay funcionarios que han dicho, ´se secó el lago de Cuitzeo, está bien, que se seque, ya pensaremos en otra cosa´”.

Hace una década, agrega, su vaticinio sobre Cuitzeo era que se tenía que aceptar que se secaría y ahora el mismo fenómeno se observa en el de Pátzcuaro y para recuperarlo va a ser muy difícil”, al igual que suma al de Zirahuén a una dinámica que puede repetirse con el saqueo de agua.

En duda, esfuerzos oficiales

El investigador del Instituto de Investigaciones sobre Recursos Naturales de la Universidad Michoacana, suma a los saldos el que hasta la fecha no se haya aprobado la nueva Ley de Aguas Nacionales planteada desde el gobierno de Enrique Peña Nieto, retraso que obedecería a los intereses de empresas transnacionales que detentan el monopolio de la venta de agua embotellada, además de otras, como la Coca Cola, Pespsico y Danone.

“El agua es un bien social y la iniciativa privada lo ve como un bien económico”, destaca en su percepción para que el marco legal no se haya actualizado. Las tres empresas citadas, afirma, “controlan el 82 por ciento de la producción y venta del agua embotellada, el resto lo conforman 70 empresas, incluso ilegales. Coca Cola tiene una concesión cercana a 55 y 60 mil millones de litros. ¿Cuánto paga la Coca Cola por una concesión? Dos mil 600 pesos anuales y gana 6 millones 200 mil pesos por esa concesión en un año.”

Para una botella de 600 mililitros, dice, “se gastan 11 litros para tomarnos medio litro de agua; un garrafón de 20 litros consume en su producción 110 litros de agua y no solamente eso, tiramos el plástico, cada año recibimos 13 millones de toneladas de plásticos que van a los lagos y los océanos, ni siquiera el 10 por ciento se recicla, estamos tirando dinero, agua y estamos contaminando.”

Sobre la actuación de organismo oficiales como la Comisión Nacional del Agua, al igual que del gobierno estatal, refiere que prefieren “sacar las manos” del tema, con actitudes de simulación ante la problemática que hoy, define, “depende más de la sociedad, de la integración de las comunidades” al esfuerzo de rescate y conservación de mantos acuíferos.

En décadas anteriores, se afirmaba que la tarea era “poder manejar las cuencas”, pero se subestimaron los riesgos a futuro. Ahora, bajo los índices de sequía y carestía de agua, dice, sobresale la importancia de atender las cuencas, llamado que dice, fue hecho hace más de un siglo.

“En 1938, el general Lázaro Cárdenas del Río, ya proponía el manejo de cuencas como presidente y nadie le hizo caso, ya se nos pasó el tiempo y ahorita tenemos lagos infartados.”

Las situaciones irreversibles

El investigador considera ante la mención del término que “esa palabra es muy fuerte. Irreversibles es cuando ya tengamos los lagos absolutamente secos; el caso de Cuitzeo, todavía, es tan generoso y tan resiliente, que el 20 por ciento sobrevive donde está Araró, Iramuco, Francisco Villa, Estación Queréndaro, porque tiene manantiales internos y manantiales laterales, de ahí está llegando el agua y agua limpia, pero de ahí hacia Huandacareo todo está completamente seco”.

Si hubiera el propósito de rescatar Cuitzeo, “si metiéramos un metro de profundidad al lago, tendríamos lago para un buen rato a pesar de que ya no tiene relieve de profundidad, es una plancha pero se puede sostener todavía, cosas que a las instituciones simplemente no les importa.”

En el caso de Pátzcuaro, dice, su lago tardará en secarse totalmente. “Siento que hasta finales del siglo, pero si le siguen sacando agua ya será una cosa diferente. En condiciones naturales el lago puede resistir todavía porque hemos analizado desde 1920 el promedio de lluvias, la cantidad está cayendo normal en su cuota, una veces más otras menos pero es el promedio, entonces el lago no se está secando por eso, se está secando porque le están quitando los acuíferos, los afluentes y además le están sacando agua”, al igual que si se sigue la práctica de verter aguas negras en el espejo lacustre y no se repone la masa forestal ni se ha detenido el crecimiento de la mancha urbana.

En Pátzcuaro, además del saqueo del agua, se está frente a un saqueo económico, “estamos hablando de casi 800 millones de pesos en un siglo, de recursos perdidos y aquí está el resultado”, al que se agrega la presencia del crimen organizado, que ve en el agua “una oportunidad para ellos, no solo por el aguacate, sino por el agua misma y todo mundo va a pagar por ella”.

Bajo esas condiciones, dice, “el punto irreversible es cuando perdamos hasta la última gota de agua, pero todavía tenemos tiempo, aunque cada vez será más difícil llegar al punto de retorno, cada vez más costoso.”

Con el “pánico social” y “lección para todos” ante las imágenes del lago de Pátzcuaro complemente seco, añade, “siento que la sociedad está tomando conciencia y los medios de comunicación deben ser muy certeros para ir motivando a la sociedad” ante una actitud de los gobiernos que, califica, “están incapacitados” para atender el tema, un tema que “solamente lo usan para campañas, para la foto, para la imagen, pero no tienen la capacidad, ni los recursos ni la voluntad, debe ser la propia sociedad la que debe de controlar los procesos”, comprometiendo a candidatos en campaña a que cumplan sus promesas mediante documentos por escrito, bajo Notario Público, y un seguimiento de la comunidad a las acciones.

Reconoce que ante la crisis hídrica es un paliativo muy importante decretar más áreas de reserva natural, “pero se deben hacer los estudios adecuados. Se requiere primero como en Pátzcuaro, hacer un estudio geohidrológico, es decir, un estudio que vea cómo están los acuíferos, con este estudio sabremos qué manantiales tenemos que restaurar y aportar agua para Pátzcuaro, y de ahí se hace un balance hidrológico y posteriormente hacer el plan de manejo”, asignando cuotas para la agricultura, para la ciudad, para el caudal del lago, que estima en 200 millones de metros cúbicos, “para que el lago no sufra, que sea un almacenamiento puro”.

A pregunta expresa, señala que la lección para la academia con la crisis actual del agua, “viene a ratificar lo que habíamos anunciado; no es un triunfo, es una tristeza”, advierte quien en sus propias palabras afirma que “tengo 50 años estudiando el lago de Pátzcuaro y desde hace 30 años hice un planteamiento que está escrito en un libro sobre lo que se tenía que hacer y cuáles eran los riesgos, año con año lo he estado diciendo y siempre dicen que ´lo que quiere es dinero para su investigación, para hacerse millonario´, esa es la descalificación que nos dan, pero ya se ven los resultados: les dije que Pátzcuaro iba a perder todo el sur, 20 kilómetros cuadrados, ahorita ya se cumplió. El lago en 1989 tenía una superficie de 130 kilómetros cuadrados, ahorita no llega ni siquiera a los 60.”

A pregunta expresa sobre la cifra que ha manejado la Comisión Estatal de Agua y Manejo de Cuencas, de que un 80 por ciento de recursos hídricos del estado están en riesgo o en crisis, dice que no hay estudios que lo fundamenten.

Apenas en este año, refiere, el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación, va a financiar un estudio “para determinar la vulnerabilidad hidrológica que tenemos en Michoacán, no hay estudios previos, se toman los datos de la Conagua que a veces nada más son monitoreos de un arroyo, en un lago, son lecturas, son registros, pero no son estudios, por ejemplo, qué volumen tiene un determinado lago, por qué disminuye, por extracción directa o porque los afluentes no están aportando lo que debe dar o porque se está azolvando o porque esté evaporando de más, hay que ver las causas de lo que estamos perdiendo”.

Liga el tema con la carencia de un plan de sequías, que establezca los volúmenes disponibles y su uso, “con tecnificación para la irrigación porque la agricultura se lleva el 75 por ciento del agua limpia, una agricultura convencional, de desperdicio, como sucede en las ciudades”, donde las fugas de agua representan el 40 por ciento de la distribución del líquido.

La ciudadanía, dice, debe pensar en “la producción del agua, no sólo en su manejo y ahorro”, a través de la captura de agua de lluvia, con métodos a nivel doméstico para almacenarla, además de evitar su desperdicio a partir de vigilar que las tuberías no tengan fugas. “La sociedad tiene que migrar hacia allá.”

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