Pista de aterrizaje

Panorámica del Lago de Pátzcuaro en abril de 2024. | Fotografía: captura de pantalla

Salimos del inmueble que en ese entonces albergaba el Internado de Enseñanza Primaria No. 3 “Melchor Ocampo”, escuela que hasta la fecha forma parte de lo que queda de un Subsistema Educativo, creado al término de la Revolución Mexicana y consolidado en la Administración de Gobierno del General Lázaro Cárdenas del Rio, donde se impartía educación de calidad en instalaciones educativas dignas, con la participación de docentes comprometidos con su quehacer profesional.

En un principio ese Subsistema Educativo fue pensado para proporcionar educación primaria a hijos de los soldados del ejército mexicano, así como a los descendientes de los obreros y campesinos que participaron en el movimiento armado de 1910. Posteriormente, se amplio la cobertura del servicio educativo y se aceptaron hijo de jornaleros, campesinos  y de algunas madres solteras.

Con la apertura de los internados se implementó una nueva forma de organizar la enseñanza-aprendizaje de los conocimientos básicos, para estimular las capacidades intelectuales y crecimiento humanos de miles de niñas y niños de familias marginadas. Eran verdaderas escuelas de tiempo completo; donde además de que se nos impartía una educación de calidad, se nos proporcionaba alimentación, hospedaje, uniformes y útiles escolares y todavía una significativa compensación económica mensualmente durante los seis años que duraba nuestra formación primaria.

Seriamos unos trescientos sesenta alumnos cursando los diferentes grados académicos de la enseñanza primaria, todos en calidad de internos, con la opción de salir a casa los fines de semana, con la única condición de regresar los domingos por la tarde-noche o a más tardar los lunes por la mañana. Inclusive  algunos compañeros regresaban a su casa una vez al año, al término del ciclo escolar; no había nada de que preocuparse, también había servicio de  lavandería y de enfermería, el  único requisito para ser alumno en ese extraordinario sistema educativo, era tener ganas y deseos de estudiar.

Por las tardes, los horarios educativos estaban programados de diferente forma,  alumnos de primero, segundo y tercer grado, regresaban a las aulas de 15:00 a 17:00 horas y los de cuarto, quinto y sexto grado asistían a talleres de 14:00 18:00 horas. Horarios que impedían que mi hermano y yo, pudiéramos abordar los días viernes el ferrocarril de pasajeros de las 17:00, que cubría la ruta Uruapan-Morelia-Acámbaro,. Dejándonos como opción esperar la siguiente corrida de las 21:00,  horas o de plano la de las 9:00 horas del día siguiente. En esa ocasión no recuerdo que pasó, el caso es que decidimos dirigirnos  rumbo a casa a esas horas de la noche.

Después de caminar unos cuarenta minutos, sin haber encontrado alma alguna en el trayecto, sólo percibiendo el armonioso murmullo del Lago de Pátzcuaro, que ese tiempo todavía mantenía su esplendor, aún cuando desde hacia dos años había observado el inicio del proceso de su desaparición (escrito publicado en Cambio de Michoacán, el 27 de mayo de 2021). Llegamos a la entrada de  Tzurumútaro, más que calle, era parte de la carretera federal  Pátzcuaro-Quiroga-Guadalajara-Morelia.

Pasos adelante nos situamos en la placita del lugar, que en su parte central se encontraba un pintoresco quiosco, donde los días festivos se instalaba la famosa  banda de viento del lugar, para entonar una variedad de melodías y motivar el animo de los vecinos; del lado oriente no podía faltar el clásico templo de la religión católica, donde se oficiaba la misa dominical.  

Al continuar nuestro camino sobre la carretera a Tzintzúntzan, poco antes de llegar a las faldas del “Cerro del Bao” y a unos cuantos metros de donde desembocaban los arroyos que día y noche y durante los 365 días del año alimentaban el vaso del Lago de Pátzcuaro, con agua emanada del Ojo de Agua de Chapultepec. Cambiamos de dirección en nuestra ruta y a sólo unos 50 pasos empezamos a caminar sobre una superficie tan plana como una mesa de billar, que por sus características lo más seguro se había acondicionado para alguna actividad en especial.

Era la primera vez que transitaba por ese lugar. Aún cuando el cielo estaba despajado y había luna llena, se me dificultaba observar con claridad el paisaje. posiblemente serían las 22:00 horas de ese viernes de primavera en1959. Después de algún rato de seguir caminando sobre esa larga superficie, me di cuenta que se trataba nada más ni nada menos que de una pista de aterrizaje o un campo aéreo., a donde podrían aterrizar y despegar aeronaves de ciertas características. Pero, que sentido tendría acondicionar un terreno con tal propósito -me preguntaba- siendo que en ese tiempo las familias de la región no acostumbraban utilizar ese medio de transporte, mucho menos comprar una aeronave.

En ese momento, llegó a mi mente algunas platicas que había escuchado de mis mayores y empecé a darme cuenta de lo que se trataba. Sin duda alguna esa pista de aterrizaje formaba parte de la infraestructura urbana que General Lázaro Cárdenas del Rio Cárdenas, siendo Presidente de México, mandó construir para que Pátzcuaro se convirtiera  un atractivo turístico a nivel nacional e internacional, dada su belleza natural.

Al parecer eso aceleró la construcción de algunas obras de infraestructura como  la carretera Morelia –Pátzcuaro-Uruapan-Guadalajara; la monumental estatua de Morelos, para despertar interés de los turistas de  visitar la Isla de Janitzio, no sin antes construir el muelle y las calzadas de acceso; mejorar la estación del ferrocarril  y sus alrededores. En la zona centro, se construyó el mercado municipal; el Teatro Emperador Caltzontzin; la Biblioteca Pública y las estatuas de Tangaxoan y  Gertrudis Bocanegra,  entre otras muchas obras. Además del Estribo Grande y El Estribo Chico y por supuesto el Internado de Enseñanza Primaria, dotado decenas de hectáreas de tierra para el la enseñanza de las actividades agropecuaria

Sin duda alguna, esa pista de aterrizaje al parecer fue construida con visión de futuro, para que una ciudad tan importantes como Pátzcuaro, cuente con toda una infraestructura de comunicación que se requiere en los tiempos actuales. Es un medio indispensable para establecer un puente aéreo y atender en tiempo y forma las necesidades que surjan por cualquier imprevisto. A estas alturas, posiblemente alguna institución social ya cuentan con la documentación necesaria para acreditar la propiedad legal del multicitado espacio, conocido como “El Campo de Aviación”

Sólo que, según me han comentado algunos conocidos, al parecer desde hace años la pista de aterrizaje esta en completo estado de abandono, a simple vista se observa su deterioro. En un tiempo sirvió de campo de pastoreo de ganado, otras veces se utilizó como hipódromo y según me dicen algunos conocidos una parte de la misma se ha convertido en deshuesadero de algunas aeronaves y que hasta posiblemente ya hay  construcciones invadiendo el espacio. Ojalá que este equivocado en mis comentarios y que la autoridad competente  tengan en mente utilizar la pista de aterrizaje  en beneficio de  la comunidad.

Por décadas, Pátzcuaro  ha sido un destino turístico ideal, gracias a sus condiciones naturales, magnifico clima en primavera, verano y otoño, con días soleados durante todo el año y con su inigualable Lago y gente honesta, trabajadora y sincera a carta cabal. Desgraciadamente poco a poco ese maravilloso paisaje se ha ido cambiando, el Lago, que hasta la fecha es la mayor atracción, está en plena agonía, de lo que he sido testigo desde 1957,  a consecuencia únicamente de la destrucción de los bosques de la región lacustre y las descargas de aguas residuales en su vaso receptor. El huachicol y el cambio de uso de suelo, solo aceleran la mencionada agonía. El problema de esa irreversible agonía se originó fuera del Lago.

Con el paso de los años me he dado cuenta que han existido y existen  gobernantes y representantes populares que se han adelantaron a su tiempo, que han sido y son congruentes con sus pensamientos y sus actuaciones y que han establecido las bases para construir un nuevo proyecto de nación, para hacer de México un país  con menos desigualdades sociales. Desgraciadamente también hemos tenido y tenemos gobernantes que anteponen sus intereses personales a los de la población.