Como dijo Albert Einstein: “Por más que te esfuerces por demostrar que algo es mentira, siempre habrá ignorantes que sigan creyendo que es verdad”.
Hoy nos enfrentamos a un momento crucial, donde la integridad de nuestra institución y nuestro bienestar como comunidad académica están en juego.
La situación actual de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo refleja una serie de desafíos que requieren nuestra atención inmediata y una acción colectiva firme.
Urge unirnos, como trabajadores académicos nicolaitas, mediante una acción conjunta y efectiva para enfrentar y resolver los desafíos actuales, asegurando que se respeten los derechos laborales y se mejore la gestión universitaria y sindical.
Crisis Financiera y Promesas Incumplidas: Desde octubre de 2021, cuando el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla asumió el cargo, prometió resolver la crisis financiera de nuestra universidad en dos años. Sin embargo, hasta la fecha, estas promesas han quedado en palabras vacías, dejando a la universidad en una situación precaria.
Nos enfrentamos a retrasos en los pagos, falta de recursos para el crecimiento académico y una amenaza constante a nuestra estabilidad laboral, pretendiendo ser ignorada por la Dra. Yarabí Ávila González, quien lejos de tramitar los recursos necesarios para cubrir los adeudos de ejercicios anteriores, en su carácter de representante patronal, justifica su violación a los derechos humanos, laborales y de seguridad social, argumentando que corresponden a ejercicios presupuestarios anteriores.
Falta de representación efectiva: nuestro sindicato, que debería ser nuestra voz y escudo, parece haber caído en una dinámica de complacencia y connivencia con las autoridades gubernamentales y universitarias, en lugar de defender nuestros derechos laborales y académicos, como es su responsabilidad.
La situación actual es el resultado de prácticas de liderazgo que han priorizado intereses personales o de grupo sobre el bienestar colectivo.
El llamado a la acción:
Manifestar nuestras inconformidades: Es esencial que elevemos nuestras voces no solo dentro de los confines de nuestra universidad sino también ante entidades externas como el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Debemos exigir que se respeten nuestros derechos humanos, laborales y sindicales, requiriendo que se cumplan de inmediato, las promesas hechas.
Unidad en la lucha: La unidad es nuestra mayor fortaleza. Juntos, podemos desafiar la corrupción y la mala gestión que han plagado a nuestras instituciones y nuestro sindicato. Debemos formar una coalición que trascienda las líneas individuales y se centre en el bienestar colectivo.
Transparencia y renovación: Debemos abogar por una reforma sindical que promueva la transparencia, la democracia, la libertad sindical y la rendición de cuentas. Es hora de elegir líderes que realmente representen nuestros intereses y estén comprometidos con la justicia social y laboral.
En conclusión: La lucha por nuestros derechos laborales y la integridad académica no es solo una cuestión de beneficios contractuales; es una cuestión de respeto a nuestra dignidad y al futuro de la educación en nuestro país. Debemos recordar que nuestra responsabilidad como académicos y como miembros de un sindicato va más allá de nuestras aulas; es una lucha por el derecho a un trabajo digno y por un sistema educativo que sirva a todos, no solo a unos pocos.
Invito a cada uno de ustedes a participar activamente, a cuestionar y a exigir cambios que nos lleven hacia el respeto, la justicia y la equidad que merecemos. Juntos, podemos transformar nuestra realidad y asegurar un futuro próspero para todos en la UMSNH.
Unidad y acción: nuestra lucha por la justicia laboral, la libertad sindical y la transparencia universitaria
