DEBATAMOS MICHOACÁN: Humanos, personas o identidades sexuales

En Michoacán dicha conmemoración del orgullo gay se ejecutó por primera ocasión en este 2021. (Foto: especial)

Me reúno frecuentemente con miembros de la llamada diversidad sexual, con ellos, hemos venido tocando distintos temas relacionados con las actividades próximas: el Día Internacional, Nacional, Estatal y Municipal contra las LGBTTTIQ+Fobias, el 17 de mayo; además, del mes del Orgullo Gay, en el mes de junio.

En este marco, uno de los temas que abordamos para el debate y la reflexión, fue el acrónimo LGBTTTIQ+, en una primera ronda de análisis, comentamos que se viven momentos críticos por parte de los miembros no heterosexuales cisgéneros, porque el acrónimo es una estructura de jerarquización social que la sociedad utiliza y en donde cada quien define y atiende la letra que más le acomoda, hoy en dicho acrónimo el signo + incluye el concepto no binario, el género fluido; y otras como la pansexualidad, demisexualidad, asexualidad.

La pregunta es, ¿qué es mejor, adscribirse a la letra del acrónimo o plantearse como seres humanos? Considero que pensarse como seres humanos amplía su definición, en cuyo horizonte se ocupan espacios más vastos, ya que al transitar de ser humano individual a procesos sociales, se construye el concepto de persona y le da  legitimidad a la dignidad humana; ser persona tendrá derechos, pero también obligaciones y eso da sentido en considerar la llamada igualdad sustantiva, es decir el reconocimiento del Estado que permite la libertad y la toma de decisiones éticas.

Desafortunadamente el acrónimo LGBTTTIQ+ define moldes y es precisamente eso lo que debemos evitar, por ello, consideramos que es importante, que la otredad mire a la llamada diversidad sexual con respeto, como a un semejante, en donde reconozca las diferencias y acepte que uno y otro, es decir la mismidad y la otredad acepten que ambos tienen los mismos derechos, entre ellos, decidir sobre su proyecto de vida, su autonomía, autodeterminación, el reconocerse como seres humanos.

Frente a ello, y si bien es cierto que estamos transitando de un binarismo a una diversidad sexual, (macho/hembra; diversidad sexual), nos debemos de preguntar qué tipo de personas estamos construyendo para reconocer en esa diversidad sexual la diferencia como riqueza social; es decir, que lo reconozca tanto del heterosexual cisgénero, como la persona con orientación e identidad de género no hegemónica, no a partir de características biologicistas o esencialistas, porque muchos de ellos no tendrán un deseo erótico que atienda a la norma sexual,  o la heterosexualidad normativa. Frente a este escenario, las cosas pueden cambiar, ya no solo se puede cuestionar desde la disidencia sexual como en antaño, hoy, podemos ir trabajando entre tomadores de decisiones de la normatividad, en las estructuras operativas y del diseño de política pública y los integrantes de la diversidad sexual, para hacer realidad el ejercicio del uso y goce del disfrute del cuerpo de manera digna, es decir del deseo erótico digno, sin discriminación, sin desigualdades.

Regresando al tema del acrónimo, la humanidad impulsa mecanismos para la jerarquización social, clasificación y segregación, el ejercicio de la sexualidad es un mecanismo que nos anuncia como debemos ser para pertenecer a esta realidad, esto lo traemos desde hace quinientos años, cuando los españoles sometieron, controlaron y disciplinaros los cuerpos de las poblaciones indígenas a través del ser, el saber, el poder y la naturaleza, a quienes los trataron como no humanos, nos expresa Frank Fanón; y da sentido cuando observamos las ideologías xenófobas, homófobas, sexistas que  delimitan a lo que se considera como humano y tenia los derechos humanos, de lo no humano  o de lo subhumano que no los tenía y que ha tenido que  luchar por alcanzar los mismos, y hoy esta manera de generar una taxonomía permite, sino es que legitima ver la diferencia entre dos seres humanos iguales, que son separados por su orientación o identidad y expresión de rol de género cuando esta no es la hegemónica.

Y me preguntó y les preguntó, ¿qué sucede cuando alguien no se ajusta a este pensamiento normativo a fin de incluirlos en el manejo de la diversidad sexual?, entonces construimos moldes, perfiles, identidades, al final seguimos sometiendo a mecanismos de opresión esos cuerpos; eso sucedió cuando se creó el acrónimo LGBT, que tiempo después fue creciendo, porque había la necesidad de incrementar las letras, que transitaron de cuatro a ocho LGBTTTIQ+. A la vuelta de todos estos años de trabajo como activista, defensor de derechos humanos, promotor de marcos normativos y  políticas públicas, de servidor público, considero  que debemos de guiarnos por un  hecho que nos reconoce como seres humanos y personas, más allá de entendernos en una taxonomía, en donde el punto es el reconocimiento del Estado para la igualdad sustantiva, el ejercicio de las libertades y la toma de decisiones éticas, para el acceso a la igualdad, la libertad, la justicia social, en donde es fundamental el derecho al libre desarrollo de la personalidad y desde luego, el derecho de libre conciencia, pero también a la autonomía y la autodeterminación.

Hoy necesitamos que todos los derechos sean iguales para todos y todas las personas, que se reconozcan las libertades y la justicia social sin importar  la condición sexual, la orientación sexual o identidad o expresión de rol de género, la clase, la raza, el sexo; clasificar, lo único que permite es que colectivos sigan luchando por sus derechos a lo largo y ancho del país a través de una diversidad de estructuras que entre ellas mismas tienen problemas de construcción de una agenda común, por lo que, en México y en diversos lugares en el mundo no se acepte la homosexualidad, o el matrimonio igualitario o la adopción homoparental o  lesbomaternal o el derecho registral de personas trans, con independencia de que este en la norma, eso no garantiza la aceptación en conjunto de la sociedad. 

Para nosotros los mexicanos, la Ciudad de México, es un espacio de libertades, pero donde aún existen lgbtttiqfobias, y mecanismos de opresión, transfeminicidios y crímenes de odio por lgbtttiqfobia.

Me parece que es tiempo de que la lucha de la comunidad LGBTTTIQ+ se centre en reconocer que somos seres humanos, que somos personas, y que tenemos iguales derechos en el reconocimiento del Estado, que nos permite una igualdad sustantiva, para disfrutar de la igualdad, y la toma de decisiones éticas, asegurar nuestro derecho al libre desarrollo de la personalidad y sobre todo al derecho a la libertad de conciencia, la autonomía y la autodeterminación.