Circo, maroma y teatro: Las campañas electorales

Xóchitl Gálvez, arropada por militantes y simpatizantes en Querétaro. | Fotografía, cortesía de Fuerza y Corazón por México.

Las campañas electorales 2024 están en marcha, se llevan a cabo del 1 de marzo al 29 de mayo de 2024. Están en juego ocho gubernaturas (Chiapas, Morelos, Tabasco, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Veracruz y Yucatán), así como la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y las 16 alcaldías. Además, las cámaras de diputados y senadores, entre otros cargos. Este proceso electoral es crucial y de real envergadura para los próximos seis años, ya que también estará en juego nada más ni nada menos que la presidencia de la república.

Por esto, no resulta raro que los distintos candidatos hagan gala de sus mejores actos histriónicos para ganar el voto del respetable público. La mayoría de estas prácticas ya bastante conocidas, típicas y recurrentes por la clase política en época electoral. Como las descalificaciones, acusaciones, incluso denuncias de carácter formal. Es posible encontrar en distintos medios -sobre todo electrónicos- distintos materiales audiovisuales de acusaciones de unos contra otros. Acusaciones en los medios de comunicación, sobre todo de aquellos quienes ostentaron un cargo público, o incluso lo ostentan con goce de licencia. Todo esto, con la intención de sumar votos y restarlos a sus contrincantes.

En época electoral, ya es una costumbre que los candidatos salgan a las calles, colonias, pueblos, comunidades, etc. con el fin de convencer a la población y obtener su voto. Costumbre -también ya conocida- se les olvida, como si se tratará de una enfermedad, una vez que han resultado favorecidos y ganadores de la elección. Inclusive, no solamente no regresan, sino que, una vez que ya se encuentran instalados en sus oficinas, evaden a la población que les brindó su voto y ni se diga a quienes no votaron por ellos.

Asimismo, es frecuente que los distintos candidatos efectúen una serie de planteamientos conocidos como propuestas de gobierno. Las cuales pueden ser debatibles en relación a su viabilidad. De hecho, la mayoría de las propuestas de los distintos candidatos, son cuestionables. En este sentido, cabría aquel dicho que dice: “prometer no empobrece”.

Efectivamente, es típico que, en época electoral, los distintos candidatos realicen una serie de promesas, que, si se analizan con detenimiento, de antemano se sabe no se cumplirán. En ocasiones se trata de voluntad y ni así se cumplen. Pero muchas veces los planteamientos de los candidatos y candidatas, están en función de la coyuntura política, económica y social de la dinámica mundial. Entonces no depende de una decisión de una persona. Por ejemplo, cuando el expresidente Felipe Calderón en su campaña electoral se erigía como el candidato del empleo.

Esta variable macroeconómica (empleo) no depende exclusivamente de una decisión presidencial, existe un conjunto de indicadores y demás variables que inciden para generar fuentes de empleo, como la inversión, la investigación, altos niveles de capacitación, seguridad pública, certeza jurídica, inflación estable, etc. No obstante, en términos demagógicos le funcionó bastante bien, al grado de ganar la elección presidencial en 2006.

Sin embargo, esto no es exclusivo de un partido político, candidato o candidata, basta recordar las promesas emitidas por el hoy en día presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuyas promesas en campaña electoral, radicaban en acabar con la corrupción, bajar el precio de los combustibles, generar un sistema de salud “como el de Dinamarca”, entre otros, hechos que claramente no ha logrado y a menos de un año de su mandato, seguramente no logrará.

Evidentemente, se trata de promesas basadas en argumentos huecos y con poco o nulo conocimiento de la realidad económica, política y social. O peor aún, conociéndola, efectúan planteamientos de esta índole, lo cual tiene un nombre y se llama “engaño”. Por ejemplo, realizar una promesa de generar un sistema de salud como el de Dinamarca. De inmediato surge la interrogante: ¿qué argumentos utiliza para plantear esto? Simplemente basta con decir que este país nórdico (Dinamarca) tiene el tercer mejor sistema de salud de todo el mundo.

Bastan estos dos ejemplos del aun presidente y expresidente de México, quienes después de sus campañas electorales llenas de promesas y más promesas a cambio del voto, nos dan una idea de la operación y costumbre de los distintos candidatos, candidatas de los partidos políticos, para los diferentes niveles en los cargos públicos (federal, estatal y municipal), la cual no es distinta. Por desgracia, en México -por lo menos- esta práctica es recurrente, debido a muchas circunstancias históricas arraigadas en la misma población. Contextos, que son aprovechados por los candidatos.

Así pues, a esta fecha, seguirán la proliferación de circo, maroma y teatro, donde las promesas estarán a la orden del día. Tocará a la población saber sortear de la mejor manera las mejores opciones y a las distintas autoridades vigilar con lupa la actuación de las y los candidatos, y a estos, conducirse con honestidad en el proceso. Aunque, seguramente los dos primeros son factibles pero el tercero, puede que sea una utopía. Pues, si algo caracteriza a la clase política -sin distingo partidista- en México es la falta de honestidad. No obstante, por lo menos trascurra con la mayor civilidad de todos los actores este proceso electoral, para el bien de México, hartos de las falsas promesas y habidos de resultados.