Con flores blancas y velas conmemoran vida de víctimas de crímenes de odio

"Nuestros impuestos pagan a nuestros propios victimarios", señalaron sobre la violencia institucional que castiga la diversidad sexual.

A nombre de los que no están, la indignación y la demanda de inclusión. | Fotografía: Omar Ángel Chávez

Morelia, Mich.- Con rosas y claveles blancos, la población sexodiversa de Morelia conmemoró la vida de Irene, Meredith, Fernando y todas las personas que perdieron la vida ante la perpetuación de un crimen de odio en Michoacán, esto, en el marco del Día Internacional contra la “LGBTfobia”.

Suman 160 en los últimos dos años, pero es “mucho mayor la cifra” de personas trans, las mujeres lesbianas y los hombres gays, así como les no binaries, intersexuales, queer y demás sexodicidencias, que no sobrevivieron a las agresiones de quienes decidieron atacarles por la intolerancia ante su orientación o identidad de género.

“Cuando escuchamos hablar de fobias, imaginamos a personas aterradas, paralizadas por el miedo, presas de la ansiedad y la angustia, de aquello que les resulta tan terrorífico, pero cuando hablamos de LGBTfobia somos nosotras, nosotres, nosotros quienes vivimos ese miedo”, dijo en su intervención Norma Elisa Valencia, secretaria general del colectivo Pride Michoacán.

“Nuestros impuestos pagan a nuestros propios victimarios”, sentenció también en un mensaje, extenso y pormenorizado, dirigido a la violencia institucional que perpetrarían diputados, partidos, órganos electorales —la lista fue larga— que propagan discursos de odio desde sus tribunas o son omisos ante las exigencias de este sector.

“Vivimos una época peculiar donde el sistema que constantemente nos oprime por ser quienes somos, o amar a quien amamos, nos ha incluido en las líneas de lo políticamente correcto, este sistema que nos oprime y nos violenta nos celebra, nos incluye como accesorios en las festividades, pero nos silencia cuando advertimos cualquier tipo de inequidad. Este sistema que se adapta a los tiempos modernos nos quiere festivos, estereotipados y vistosos, y justifica nuestra inclusión en el discurso con el discurso de que somos casi como personas, casi como cualquier otro”.

A rematar esta última estuvo dirigido el performance de una trabajadora sexual, quien, al son de “es mi vida, no me arrepiento de nada”, se quitó su ropa de trabajo para mostrarse como un hombre que, como cualquiera, se lava los dientes y utiliza los mismos tres litros de agua para bajarle al baño, dijo, como broma y no.

También en una emotiva afirmación colectiva del orgullo y la dignidad Briana Blossom hizo una interpretación de “Beautiful” de Christina Aguilera.

“Soy hermosa, soy hermosa en cada pequeño aspecto, no importa lo que digan, sus palabras no me derrumbarán, así que no me derrumbes hoy”.

Simbólico, que mientras para una pequeña población se detenía el mundo con el minuto de silencio por “tantas personas que murieron por violencia”, alrededor no parara el ruido: los payasos, los músicos, la algarabía de una Plaza de Armas en la antesala del festejo por los 483 años de que fuera fundada, por órdenes del Virrey de Mendoza, la Nueva Ciudad de Mechuacán, luego Valladolid, hoy Morelia.