DEBATAMOS MICHOACÁN: Agua

Por agua potable y para siembras, empieza en el estado la pugna por el abasto. | Fotografía: Agencia Comunicación Gráfica

Durante las actividades que me ha tocado participar en el Parque Urbano Ecológico de Uruapan y de sus organizaciones sociales, existen dos elementos que están presentes en la mesa de diálogo: los humedales y el agua, así como el calentamiento global, estas dos problemáticas obligan a la sociedad y a los productores a profundos cambios en la manera de vivir, toda vez que pueden generan problemas a la sociedad y desde luego al sistema-vida.

Sabemos, por lo que la prensa nos ha dejado ver, que el agua es el elemento de la naturaleza que más se demanda en estos momentos no solo por la población, sino por productores agropecuarios, principalmente de aguacate y de frutillas, lo que ha generado que cuerpos de agua se hayan saqueado (Pátzcuaro y Zirahuén) para el riego de dichos cultivos y huertas.

El agua puede ser motivo de conflictos, pero igualmente de actos solidarios cuando se trata de resolver problemas del líquido para comunidades. Las guerras del siglo XX fueron por petróleo, y seguramente en este siglo, tendremos guerras y serán por el agua potable. Por ello, hoy mismo el tema está en la agenda pública internacional, en donde se pretende impulsar un nuevo pacto social mundial entre los pueblos y los gobiernos para la supervivencia de la humanidad.

Leonardo Boff nos comenta que el problema no es la escasez de agua sino su mala gestión y distribución para atender las demandas humanas y de los demás seres vivos. Brasil es la potencia natural de las aguas, con el 13% de toda el agua dulce del planeta, con un total de 5,4 billones de metros cúbicos. A pesar de la abundancia, se desperdicia el 46%, lo que daría para abastecer a toda Francia, Bélgica, Suiza y el Norte de Italia. Con ello, se ratifica que aún tenemos mucho por hacer para diseñar y desarrollar la cultura del agua. Sin lugar a dudas, muchas empresas en el mundo buscan privatizar el agua y obtener grandes beneficios de ello, entre otras Nestlé y Coca-Cola, buscan comprar fuentes por todas partes del mundo.

En este sentido, hoy por hoy, uno de los grandes debates para la estabilidad de la vida y los seres vivos es considerar la posición que debemos adoptar como sociedad: ¿el agua es fuente de vida o fuente de lucro? ¿El agua es un bien natural, vital, común e insustituible, o un bien económico a ser tratado como recurso hídrico y como mercancía?, precisa Boff, en otras palabras, el agua como un producto más en el mercado para su venta, en un modelo económico neoliberal, detractor de la naturaleza, con un proyecto ético individual.

Para dar inicio a la reflexión, el agua debe ser reconocida como un bien que genera vida, por lo que el agua no puede verse como un bien económico a la venta del mejor postor.   El agua está ligada a la vida y debe ser entendida como algo vital y sagrado, por ello, consideramos que la vida no puede ser un bien, producto, servicio o mercancía. Es uno de los bienes del proceso evolutivo. El agua está ligada a otras dimensiones culturales, simbólicas y espirituales que la hacen preciosa y cargada de valores que en sí no tienen precio, solo recordemos el modelo del buen vivir de los pueblos mesoamericanos.

Entendamos la riqueza del agua, no en el marco de su dimensión económica, necesitamos romper la razón utilitarista, impuesta a toda la sociedad. Ésta ve el agua como mero recurso hídrico con el cual se puede hacer negocios. Atiende sólo a finalidades y utilidades; pese a ello, el ser humano tiene otros ejercicios de su razón. Existe la razón más ancestral, sensible, emocional, cordial y espiritual. Este tipo de razón va más allá de finalidades y utilidades. Esta razón está ligada al sentido de la vida, a los valores, al carácter simbólico ético y espiritual del agua, nos plantea Leonardo Boff.

De esta manera, el agua se considera un bien común natural, donde hace 3.800 millones de años surgió la vida en la Tierra. Por ello, el agua es un bien común público planetario. Es tan importante que, no existe vida sin agua. El agua es un derecho humano y un derecho a la vida. De esta manera hay que cuidarla, protegerla y utilizarla racionalmente para que todos los seres vivos podamos disfrutar de ella.