ECOS LATINOAMERICANOS: Resultados: La 4T continúa. Duro Golpe a la oposición. MC como tercera fuerza

Ciudadanos emiten su sufragio desde temprana hora del 2 de junio. | Fotografía: Agencia Comunicación Gráfica

El domingo pasado se realizó la tan esperada jornada electoral no solo para renovar la totalidad del legislativo federal, sino también para elegir a quién ejercerá el poder presidencial por los siguientes seis años. Si bien los resultados fueron en tendencia con lo señalado por la mayoría de las encuestas, hubo ciertas subestimaciones y sobrestimaciones en aspectos clave.

En primer lugar, aunque se preveía una continuidad de la llamada 4T, ahora con Claudia Sheinbaum a la cabeza, las cifras estimadas la colocaban en un rango entre 49 y 55 puntos porcentuales aproximadamente, y aunque aun faltan algunas actas por contabilizar, su nivel de votación esta rozando el 60%, prácticamente 7 puntos porcentuales arriba de lo que obtuvo López Obrador en 2018.

Pero la subestimación de los resultados de la 4T no se detiene en la presidencia. Si bien analistas calculaban que el partido guinda y sus aliados obtendrían una relativa mayoría en el control del legislativo, tanto en diputados como senadores, no esperaban que el número les alcanzara para formar una mayoría calificada, es decir, los dos tercios necesarios para llevar a cabo reformas constitucionales, y aunque aun faltan contar algunos votos y calibrar la cantidad de plurinominales de cada partido, las tendencias apuntan que no tendrá que recurrir a aliarse con partidos de la oposición para llevar a cabo sus reformas de interés.

Incluso en las gubernaturas hubo sorpresa, si bien muchos esperaban la victoria de MORENA y aliados en los estados del centro y sur, es decir, Ciudad de México, Morelos, Veracruz, Puebla y Tabasco, se obtuvo, contra todo lo esperado, también el estado de Yucatán. Este último es un golpe muy fuerte para la oposición, especialmente la panista. Yucatán había sido hasta el domingo pasado un bastión opositor considerable, y uno de los gobernadores del PAN de mayor popularidad, Mauricio Vila, es de ahí. Por lo tanto, perder esta entidad, expone no solo las capacidades políticas de la actual 4T sino las tremendas debilidades que tiene la coalición opositora.

Es aquí donde debe destacarse el segundo punto de relevancia de este proceso electoral. La sobrestimación de la coalición opositora como alternativa al proyecto de la 4T. Ya era sabido que los números no eran favorables a la oposición, se esperaba que efectivamente perdieran buena parte de los territorios electorales de este proceso, incluyendo la mayoría de las gubernaturas. Sin embargo, no se esperaba que la diferencia de votos fuera tan abismal no solo en la elección por la presidencia, donde Sheinbaum derrotó por un aproximado de 30 puntos a Xóchitl Gálvez, sino también las propias diferencias en votación legislativa, tanto federal  como local.

Y es que no es sólo el gran triunfo de los partidos de la 4T, sino que en lugares donde supuestamente había una distribución más pareja o poco clara en preferencia electoral, el resultado fue mucho más positivo para el oficialismo y mucho más negativo para la coalición opositora de lo que se creyó. En votación de diputados federales MORENA por si solo sacó 10 puntos arriba que toda la coalición opositora combinada, esto mismo se repite en la votación por el senado. Ello también tiene correlación con la obtención de varios distritos electorales que se consideraban más que favorables al oficialismo.

Pero no es nada más la derrota en números y en distritos electorales lo que debe preocupar a la oposición. La cantidad de votos no solo es que haya sido más baja de lo que se esperaba, sino incluso la candidata opositora no logró obtener proporcionalmente la misma votación combinada que obtuvieron en su momento Meade y Anaya (descartando el porcentaje respectivo del PVEM y de MC). Esto por que en teoría Gálvez tendría que haber obtenido por lo menos un 34% de la votación, pero su resultado apenas llega al 28%, es decir seis puntos abajo.

Otros dos elementos negativos para lo oposición que también deben señalarse son, en primer lugar, el pésimo desempeño electoral que tuvo el PRI, no solo para la presidencia, sino para el propio legislativo. Esto es debido a que no solo obtuvo mucha menor votación que en las dos elecciones pasadas, sino que ahora Movimiento Ciudadano le está disputando el tercer lugar en el legislativo federal, teniendo hasta la presente fecha un aproximado de 11% de votos por parte de ambos institutos políticos tanto en el senado como la cámara de diputados. Además de que ahora el propio partido tricolor está apenas cuatro puntos arriba de su antiguo aliado, el Partido Verde. Por esto, ahora más bien parece que el que alguna vez fuera el partido hegemónico que gobernó por 70 años consecutivos al país, es más bien un partido rémora del PAN.

El segundo elemento que también es de relevancia dentro del mal resultado de la coalición es el hecho de que uno de sus partidos miembros probablemente perderá el registro. En este caso es el PRD. El llamado sol azteca no logra alcanzar los tres puntos porcentuales requeridos para mantener su registro como partido político nacional. Y aunque aún faltan unos pocos votos para contabilizar, es prácticamente imposible que dicho partido consiga remontar su actual situación.

Y para agregarle aún más incertidumbre al resultado de la oposición queda en entredicho lo que sucederá con la bancada perredista en el congreso cuando se concrete la pérdida de registro de este partido, ya que no está descartada la posibilidad de que algunos de los pocos legisladores que consiguió incorporar el PRD al poder legislativo federal, brinquen a alguno de los partidos de la 4T y la refuercen aún más, lo cual no es descabellado debido justamente a la proximidad ideológica-política que pudieran tener con el actual oficialismo.

La gran perdedora de estas elecciones fue la coalición opositora, no por que hayan quedado en último lugar ya que técnicamente eso le corresponde a MC, sino por el hecho de perder bastiones muy importantes y no poder dar una batalla electoral sólida en términos legislativos. Y peor aún, a la dirigencia nacional no parece importarle mucho haber perdido de forma tan amplia mientras aseguraran las plurinominales de interés. Al mismo tiempo sus intelectuales están todavía demasiado anonadados por el golpe electoral recibido el domingo pasado como para lograr entender qué sucedió y cuál debería ser la estrategia por seguir. También la militancia de dicha coalición no parece entender qué aconteció el pasado domingo, culpabilizando a las autoridades electorales y al presidente de la república, al que señalan como perpetrador de un fraude.

La realidad es que la oposición política lleva años carcomiéndose a sí misma. Desde la permanencia de Jesus Zambrano, Alejandro Moreno y Marko Cortés, en la dirigencia de sus partidos ya las cosas no pintaban bien. Tales dirigentes no se caracterizaron jamás por ser buenos líderes. No solo por las supuestas acusaciones de corrupción e incompetencia al frente de sus institutos políticos, sino por que prácticamente rompieron con las bases de sus partidos para generar acuerdos que solo los beneficiaran a ellos y no a la militancia en general.

Por lo anterior, para estos tres dirigentes, la culpa la tendría López Obrador o alguien del gobierno federal, pero nunca ellos. Lamentablemente esto también aplicó con algunos liderazgos locales e incluso con buena parte de la propia militancia opositora, quienes más bien construyeron su discurso y estructura de campaña bajo el odio a Obrador.

Si bien es cierto que una parte de la votación de la oposición fue el sentimiento anti-AMLO, tratar de colgarse de este sentimiento, así como del voto duro tradicional de cada partido, fue un gravísimo error. Aunque esto les permitió tener una base de votación segura, también selló su capacidad electoral al impedir que por lo mismo pudiera expandirse hacia sectores menos politizados. Si toda la referencia del proyecto opositor era nada más criticar y buscar echar abajo los proyectos de la 4T, sin tener ningún tipo de alternativa real o de proyecto político nuevo, difícilmente el ciudadano de a pie los consideraría como una primera opción.

Y esto último se pudo ver reflejado a lo largo de la campaña; voluntaria o involuntariamente muchos dirigentes y militantes opositores apelaban a comentarios clasistas y hasta racistas con el afán de indicar que sus propuestas eran mejores. Ahora forzosamente, si realmente desean permanecer en el juego político, tendrán que aceptar que buena parte de la población electoral no estuvo de acuerdo con este tipo de actitudes, y que muy probablemente ellos han tenido una visión demasiado sesgada de la realidad social del país.

Por supuesto, esto no es darle la razón a la 4T, pero si es reconocer que el oficialismo sí supo reconocer mejor al electorado general que la coalición opositora, cuyos remanentes ahora tendrán que darse a la dura tarea de reconfigurarse como una opción atractiva para los electores en el próximo sexenio, o arriesgarse a terminar como el PRD, desapareciendo de la arena política nacional.

En el caso de MC, este partido fue el segundo ganador real de la contienda. Como ya se indicó, en términos técnicos el partido naranja quedó en último lugar, con un aproximado de 11 puntos porcentuales tanto en la presidencia como en el legislativo federal. Pero el partido de Dante Delgado ganó con esa derrota. Ahora MC está prácticamente con el mismo número de votos que el PRI, con lo cual puede disputarle su influencia en la política nacional. Al mismo tiempo obliga a Claudia Sheinbaum, en el caso de que no le alcancen los curules en el senado, a negociar directamente con el partido naranja para efectuar modificaciones institucionales que involucren tener mayoría calificada.

También logró retener la gubernatura de Jalisco, lo cual no es algo que deba de subestimarse. Tuvo votaciones muy elevadas en varios distritos y estados para la cámara de diputados y el senado. Además, debe partirse del hecho de que el proyecto de MC fue momentáneamente truncado con la caída de Samuel García de la candidatura a la presidencia, por lo que Máynez tuvo que entrar rápidamente a sustituirlo y tratar de elevar lo más posible la votación.

Esto último aspecto se lo logró hasta cierto punto, aunque Máynez no tuvo la misma popularidad ni impacto que el actual gobernador de Nuevo León, el haber llevado al partido naranja a las dos cifras porcentuales en intención de voto no es poca cosa. El partido naranja prácticamente ha multiplicado por cuatro su preferencia electoral real. Y está perfilándose para servir como un tercer camino para quienes no están con la 4T, pero rechazan también apoyar a los partidos tradicionales. Aunque en este momento no parezca demasiado relevante, sobre todo por la amplia victoria de la 4T, MC estará en la mira de muchos que quieran intentar carrera política desde este partido que ha demostrado que puede llegar mucho más lejos solo, sin  alianza.

Cuando Máynez anunció su derrota la mayoría de su equipo apareció cabizbajo, excepto Dante Delgado quién tuvo que cambiar su expresión para entonar con el resto. Pero tiene todo el sentido que el dirigente nacional del partido naranja no esté muy consternado con esta derrota técnica. Su partido ha logrado posicionarse como un contendiente serio en la arena electoral, y por lo tanto no estará al margen del nuevo gobierno. Más aun si llega a percibir que la principal estructura opositora no logra reconfigurarse en términos sociopolíticos.

Por lo pronto la 4T queda refrendada y por mucho. Ahora las incógnitas que surgen son otras. Desde ver si Sheinbaum tendrá un gobierno que emule al de López Obrador o si tomará su propio camino político, así como también ver si el político tabasqueño realmente opta por permitir un pleno cambio en la presidencia nacional o si tendrá intención de continuar influyendo directamente en el aparato político presidencial. Quedan también las incógnitas sobre cuáles serán los destinos del PRI y del PAN tras este resultado tan desastroso para ellos.

Así como también quedan las incógnitas sobre qué ocurrirá con las bases de la oposición anti-AMLO ahora que no se vislumbra un liderazgo fuerte que pueda generar un movimiento creíble que busque desplazar a la 4T. Sin embargo, es muy pronto para tratar de dar respuesta a todas estas interrogantes, solo el tiempo y el nuevo sexenio nos permitirán saber hacia donde va el país y que sucederá con todos sus componentes sociales y políticos.