Reflexiones sobre una elección presidencial: El éxito del oficialismo

Claudia Sheinbaum Pardo será la primer presidenta de México.

Parece difícil de entender que el 2018 se haya replicado en el 2024: que una sola opción lograra de los votos emitidos más del 50 % de confianza ciudadana. La alianza opositora sin MC intentará reducir esta brecha porcentual a través de impugnaciones que al final podrán arrebatar un porcentaje mínimo que les puede ayudar con algunos números que modifiquen la integración de las cámaras del poder legislativo. Sin embargo, a las cosas hay que llamarlas por su nombre: la campaña de Morena fue un éxito y se tradujo en un porcentaje de votos indebatible. ¿A qué se debe este éxito? a tres factores:

La reelección de un sistema: Muchas veces creemos que una reelección trata sobre una persona que se mantiene en el poder público por elecciones consecutivas. Aunque así lo parezca, la realidad es que una reelección consiste en la validación de un “modo político” que se refleja en un ejercicio gubernamental que tiene a su vez la identidad en un individuo – partido. El hecho de que la candidata oficial no se distanciara en ningún momento de la narrativa del gobierno federal le terminó transfiriendo la campaña política a la identidad de Andrés Manuel, por tanto, se puede entender que la única propuesta de campaña de Claudia fue la “continuidad”. Para darle fundamentos a esta aseveración basta con observar la posición discursiva de Claudia en cualquiera de los mítines políticos donde su referencia de gobierno es el mismo gobierno de Andrés Manuel y la continuidad de la “transformación”. El Financiero, en una de sus encuestas de salida de la elección presidencial, sitúa dos números importantes: 9 de cada 10 personas que votaron por Sheinbaum lo hicieron para dar continuidad a la transformación; 8 de cada 10 personas que votaron por la candidata oficial lo hicieron por Andrés Manuel López Obrador. La intromisión constante del presidente de la república en torno a establecer una posición cognitiva en el electorado (nosotros y ellos) es una parte fundamental de una estrategia reelectiva.

Programas sociales: A inicios de las campañas presidenciales se encontró uno de los valores decisivos en la contienda electoral: los apoyos sociales. Tanto así que formaron parte de una narrativa electoral por parte de las 3 candidaturas. La posición conceptual de apropiamiento de los programas ya estaba definida y Morena logró acondicionarlo a su candidata: “vota por morena si quieres que sigan los programas sociales”, “nosotros somos quienes por convicción los defenderemos”. Xóchitl y Máynez no lograron construir una narrativa distinta y perdieron mucho tiempo con ella: el reflejo se puede observar en la misma encuesta ya citada: 7 de cada 10 personas que reciben apoyos sociales votaron por Claudia, 2 de cada 10 por Xóchitl.

Una oposición decidida en el desinterés público: Ellos sabían que la gran carga que tenía su candidata eran los tres partidos políticos, AMLO, en el proceso definido en el primer punto (la reelección de un sistema), se encargó durante todo su sexenio de definirlos en el desprestigio y la inmoralidad. Dieron razón al primer mandatario cuando decidieron fijar una alianza que protegía los intereses de las dirigencias, no los de la ciudadanía. La razón comprobatoria de este hecho se da desde el 2021: Morena gana 11 de 15 gubernaturas, de las cuatro restantes el PAN obtiene 2. En el 2022 de 6 gubernaturas, Morena gana 4, la alianza 2 y el 2023, el Estado de México pasa a ser de Morena con más de 8 puntos de ventaja (menciono solo estas elecciones porque ahí se debió  ver reflejado el trabajo de una oposición que debiera buscar aumentar el desgaste del poder político del presidente). El traste a esta alianza se pudo observar cuando, al momento de buscar elegir candidato presidencial, se terminó limitando una participación ciudadana que, de forma opaca (como la de Morena), terminó definiendo a Xóchil como candidata, poniendo como cereza del pastel la definición de los tres institutos políticos en que los dirigentes serían primer número plurinominal para la Cámara de Senadores. La oposición a nivel federal se decantó desde que se mantuvo en el 2021 por el desinterés público, el costo se puede ver en las distintas elecciones a partir del 2021.

Conclusión: sin duda alguna hay mucho que reflexionar con respecto a esta elección, pero esos resultados electorales solo son consecuencia de decisiones políticas en el pasado. Ni Xochitl representaba los intereses del PRIAN, ni Claudia puede establecer una continuidad total del gobierno de AMLO. La primera, porque Xóchitl se propuso desde la utilidad de su imagen (la avergüenzan haciéndola reconocer resultados por la noche y diciendo que impugnara la elección por la mañana); y en el caso de la próxima presidenta, porque ya no hay pasado al cual echarle la culpa, el gobierno que inició AMLO estableció como arranque un “cochinero” que le dejaron los gobiernos anteriores, Claudia no tiene un pasado al cual le pueda echarle la culpa. 8 de cada 10 mexicanos que votaron por ella lo hicieron en torno a AMLO. México necesita resultados ¡ya!

La oposición de este gobierno que iniciara el primero de octubre de este año se encuentra en la realidad mexicana, no en la visión de partido, mucho menos en la visión de dos oposiciones. El éxito de la administración del 2024 al 2030 solo será en virtud de que esa realidad mexicana comience a palpar soluciones, atención, oportunidades y desarrollo.

Eppur si muove