URBANÓPOLIS: El derecho a la ciudad; Día de la Santa Cruz

El día 3 de mayo se celebra el día de la Santa Cruz y tradicionalmente de todos los trabajadores de la construcción, incluyendo arquitectos, al menos hasta el año 2004, en que se estableció por la Unión Internacional de Arquitectos, el 1 de octubre, día del habitat-humano, como el día internacional del Arquitecto. El origen de celebrar la Santa Cruz es incierto, pero una de las más aceptadas, lo atribuye a una celebración prehispánica de pueblos nahuas, como el de Ameyaltepec en el centro norte de Guerrero, que celebran la fiesta de “la ida al cerro”, los primeros de días de mayo, la población asciende a cerro de San Juan y coloca un altar con rusticas cruces adornadas de flores, como parte de una ofrenda para pedir buena cosecha. Ahora, con la emigración de trabajadores agrícolas a la ciudad y su incorporación a la construcción, la ofrenda es para pedir que no haya accidentes durante la obra.

Al margen de su origen y a propósito del pasado 3 de mayo, deseo poner en contexto la relevancia de los trabajadores de la construcción y que para muchos no es desconocida, pero que sigue siendo de los más marginados en cuanto a su incorporación a los beneficios sociales. A manera de homenaje, relataré dos casos, uno de ellos producto del impulso a la política turística en particular de los llamados Centros Integralmente Planeados (CPI) y el segundo producto de la política de impulso al sector industrial, ambos bajo el concepto de Polos de Desarrollo. Pero que no consideraron, entre otras cosas, a los trabajadores de la construcción, aún y cuando sin ellos hubieran sido imposibles de desarrollar dichos proyectos de envergadura nacional e impacto mundial.

Cancún

El pasado 20 de abril, se cumplieron 50 años de CANCÚN, tal vez la última, ciudad fundada en el País. Todos los antecedentes indican que el interés por impulsar la creación de la ciudad de, fue del personal del Banco de México, quienes buscaban alguna estrategia que diera solución al déficit en la balanza de pagos a la vez que se promoviera el desarrollo regional. En palabras del entonces gobernador del Banco, Guillermo Ortiz: “hacia finales de la década de 1960, empezó a pensarse en el Banco de México en la posibilidad de crear polos de desarrollo turístico que contribuyeran a la captación de divisas y a estimular el desenvolvimiento económico de zonas atrasadas o aisladas del país”.

La isla de Cancún, con forma de “7”, cuya extensión mayor es de 19 kilómetros y de ancho apenas 200 mts, razón por la que desde cualquier punto se pueden observar sus 2 litorales, la separación de la masa continental era de aproximadamente 150 mts. La estrategia fue simple, FONATUR compró las 28 propiedades en que se subdividía la isla, la distancia existente con la plataforma continental, se salvo con la construcción de un puente que hiciera posible el acceso de maquinaria y trabajadores.

Lo relevante del caso, es que, una vez más, el proyecto, contrastó con la realización de la obra, pues si bien se contemplaron una serie de espacios habitacionales (sobre la actual Av. López Portillo) a precios accesibles y se otorgaban créditos a largo plazo, los compradores debían demostrar sus ingresos para convertirse en sujetos de crédito.

No en vano se denominó a CANCÚN “fantasía de banqueros”, pues el requisito mencionado, básico desde la perspectiva bancaria, resultó insalvable para la mayoría de sus primeros pobladores, pues las empresas constructoras, que eran los únicos patrones en ese entonces, pagaban semanalmente y en efectivo, con base en listas de raya pues, hasta la fecha, se considera a los empleados de la construcción como eventuales. Algo similar aconteció con los choferes, carpinteros, plomeros, herreros, taxistas y posteriormente con las camaristas y los meseros, cuyos ingresos dependen en mayor medida de las propinas. La consecuencia, resultó ser el mercado informal de suelo, sobre los terrenos ejidales que se ubicaban del otro lado de la carretera, justo fuera de los límites del Plan Maestro y dónde se conformó la “otra ciudad” la no turística evidencia de la polarización entre la ciudad planeada y la ciudad de los que la construyen.

Hasta la fecha, los trabajadores de la construcción carecen de muchas de las prestaciones de las que gozan los denominados obreros o empleados de las demás ramas industriales

Siderúrgica Lázaro Cárdenas

Hacia principios de 1970, las políticas de desarrollo regional, dieron origen a la construcción de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, cuya primera etapa inició en 1972, y demando la ocupación de poco más de 12,000 trabajadores. Imagine el impacto de dicha construcción, si la ciudad de Lázaro Cárdenas en ese momento, contaba con menos de 3,000 habitantes. Sólo existía una escuela primaria, una secundaria técnica y un pequeño centro de salud (ni siquiera del IMSS para los trabajadores de la construcción), una sucursal bancaria y los servicios publico municipales básicos, como vigilancia, energía eléctrica, agua potable y drenaje.

Ante el desfase del proyecto industrial ejecutado desde el Gobierno Federal y la realidad local, fue necesario que SICARTSA, construyera 591 casas, 20 edificios y 172 dormitorios que permitirán alojar a 7,807 personas, dentro de las cuales se encuentran 639 jefes de familia. Hubo la necesidad además de acomodar 700 trabajadores en 224 casas que han sido construidas por el Fideicomiso y se mantuvo un proceso de construcción intensivo que permitiera dar alojamiento a los 12,000 trabajadores demandados para la construcción de la segunda etapa de la planta. Para esto, hubo también la necesidad de realizar acciones emergentes como la construcción de canchas deportivas para el esparcimiento de la población, así como la infraestructura para disponer de televisión por cable, el servicio telefónico, se construyó un centro de salud y una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, se rediseñaron los caminos de acceso a la ciudad y proporcionado el servicio de transporte aéreo a través de una pequeña pista.

Día de los albañiles

Hasta la fecha, los trabajadores de la construcción carecen de muchas de las prestaciones de las que gozan los denominados obreros o empleados de las demás ramas industriales, pocas veces en la planeación de la obra, se consideran sus necesidades básicas, como el lugar donde se cambian al inicio y final de su jornada, donde se asean e incluso el sitio en el que comen. Pues, aunque, si bien la preparación de sus guisos son una delicia, resulta oportuno considerar que se les deben proporcionar las condiciones mínimas para su mejor desempeño, no en vano consideran ellos mismos, que son quienes “cargan la cruz más pesada” en la sociedad y por eso que celebren el día de la Santa Cruz como el día de los albañiles.