DEBATAMOS MICHOACÁN: La Paz

Desde 1945 y mucho tiempo atrás, pero como parteaguas de nuestra historia moderna, en la Carta de creación de la ONU de 1945 se precisan cuando menos dos temas: la Paz y el Desarrollo. Dichos temas siguen teniendo relevancia 75 años después de estar operando la ONU, y hoy, en la Agenda 2030, existen los objetivos de la Paz y el Desarrollo, todo relacionado con los Objetivos del Desarrollo Sostenible, es decir, el trabajo para la viabilidad de la vida para esta generación de humanos y las próximas generaciones sociales.

La Paz y su enseñanza, debe atender diversas temáticas; sus contenidos o sus mallas curriculares deben avanzar en la construcción de Paz a través de distintos ejes, en esta reflexión solo quisiera abordar algunos, sin ser limitativo, toda vez que la cultura de la Paz promueve: el Empoderamiento, la Ciudadanía Activa, la Transformación Social y desde luego el trabajo para la solución pacífica de conflictos.

El tema de la Paz puede ser abordado de diferentes maneras y posiciones, desde la academia, también desde la vida cotidiana, desde los derechos humanos, desde la cultura, y también, desde un enfoque antropológico, o bien el desarrollo, la vida misma y la biodiversidad. Permítame abordar esta nota a través de tres reflexiones, que nos den un sentido holístico y sistémico.

La primera reflexión, es cómo desde la pintura del siglo XIX  (1810/1815) a través de Francisco de Goya, en sus obras de “Los Desastres de Guerra”, pinta de manera magistral los estragos de la guerra en 82 lienzos; así como también,  Pablo Picazo pintó Guernica condenando el bombardeo de la Legión Cóndor de la fuerza aérea allá en España.

Esto es, culturalmente a través de las artes visuales se expresa la violencia; así como se hace en la pintura, también se hace en la literatura de todos los tiempos, en el libro de la Política de Aristóteles se le trata a la mujer al no estar dotada de razón como si fuera animal; o bien, San Agustín, como Santo Tomás abordan conceptos misóginos de la mujer, o el Leviatán de Hobbes, muestra como el hombre es el lobo del  hombre.

Si bien, la violencia se encuentra en las artes visuales, es ahí donde podemos encontrar las imágenes que nos remonten a lo simbólico que exprese la ausencia de violencia que es la Paz, o dicho de otra forma retratar lo invisible para hacerlo visible.

Así tenemos a una paloma blanca (Génesis; Noé la envió para verificar que todo estuviera en orden tras el diluvio), o bien la Bandera de la Paz (tres círculos marrón, abrazados por una circunferencia sobre una base blanca) instituida por el Pacto Roerich, 1935; o bien, el símbolo  de Amor y Paz, impulsado por los años 60´s en la liberación sexual, o el signo de Paz de la lengua de señas. 

Pero, ¿qué es la Paz?, “manejo de conflicto, fundado en la equidad y con respeto a las necesidades básicas de los involucrados, que sana traumas del pasado y abre perspectivas de un futuro en armonía”; esto es, no es sólo la ausencia de violencia, sino la capacidad de resolver conflictos en equidad y avanzar en procesos resilientes.

La Paz es un concepto dinámico y no estático, que construye sobre la continuidad, sobre el trabajo de permanencia, en donde los derechos son universales, interdependientes.

La segunda reflexión nos anima a revisar los conceptos de violencia, ciudadanía, bienestar y vulnerabilidad. La violencia, debe ser entendida como el uso de la fuerza contra una persona o un grupo de personas. Hay diferentes tipos de violencia, permítame abordar  tres tipos: la directa, la estructural y la cultural.

La violencia directa es visible y se muestra a través de la fuerza física, verbal, económica, sexual o psicológica, política, acoso, hostigamiento, feminicida del sujeto activo. Hay otras dos violencias que no se ven, la  cultural que se muestra a través de usos y costumbres y se legitima por esa vía.  En tanto que la violencia estructural se da a través de la negación de necesidades básicas como la de supervivencia, la de bienestar, la de representación y la de libertades.  Estas posiciones teóricas fueron diseñadas por Johan Galtung.

Es decir, la violencia estructural es aquella que invisibiliza a grupos sociales en leyes o normas, o diseño de políticas públicas;  ésta violencia desde el Estado permite que se violenten los derechos humanos de la población, de ahí la importancia de trabajar en esta pista social.

Otro de los conceptos que son importantes a considerar es el de Ciudadanía, para Tomas Marshall, en su libro de Ciudadanía y clase social reflexiona sobre tres tipos de ciudadanía: la ciudadanía política, la ciudadanía civil y la ciudadanía social. La ciudadanía política aborda los aspectos del derecho político a votar y ser votado; en tanto que la ciudadanía civil plantea el garantizar el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos. La ciudadanía social, es el asumir todos los derechos para todos y todas.

Adicionalmente abordemos el concepto de bienestar y la vulnerabilidad; sobre el bienestar hay que precisar  que es fundamental garantizar la autonomía de un ciudadano para las oportunidades sociales y que pueda acceder  a los mínimos de bienestar social, y con ello, alcanzar la dignidad humana.

Con relación al concepto de vulnerabilidad, una persona es vulnerable cuando falta igualdad de oportunidades, cuando no hay forma de satisfacer sus necesidades,  cuando hay desnutrición y enfermedad, incapacidad para acceder a los servicios públicos.

Hay grupos sociales o personas que no tienen autonomía o no cuentan con una ciudadanía social por lo que buscan otras alternativas para vivir, lo que provoca  que no participen en la defensa de sus derechos, por lo que  subsiste la violencia.

Por lo que se refiere a la tercera reflexión, es respecto de la Ley para una cultura de la Paz y Prevención de la Violencia y la Delincuencia. La Ley en comento contiene la cláusula antidiscriminatoria, y en esta menciona la diversidad sexual, situación que no se alinea a la reforma integral en materia de igualdad de junio de 2014, cuando habría que precisar la orientación sexual e identidad de género, que está vigente de manera genérica en diversos marcos normativos reformados desde 2014.

La ley en comento, tampoco propone como principio la multiculturalidad, incluso la interculturalidad, fundamentos elementales para el acceso a la tolerancia, así como el respeto. La propuesta de la ley  plantea prevenir la violencia y la delincuencia y la cultura de la paz a través de cuatro ámbitos: el social, comunitario, situacional y psicosocial.

El ámbito social plantea: el desarrollo social, la participación ciudadana, la solución de conflictos a través de la Procuraduría y el Poder Judicial, así como la educación para promover la paz; en el ámbito comunitario considera trabajar en: la coordinación interinstitucional y de fomento a la convivencia y la cohesión social frente a problemas comunes.

El ámbito situacional considera: convivencia y cohesión social a través de la recuperación de espacios urbanos. En tanto que el ámbito psicosocial deberá impulsar programas formativos en habilidades para la vida, dirigidos a grupos vulnerados.