SINDICALISMO CRÍTICO NICOLAITA: Reforma unilateral al bachillerato nicolaita y apostasía

Preparatoria "Ing. Pascual Ortiz Rubio" de la UMSNH, donde sin una orden judicial ingresaron militares y policías el pasado 16 de mayo.

Como ya es distintivo del Rectorado de Raúl Cárdenas Navarro, nuevamente se hizo gala del autoritarismo y la cultura de la ilegalidad como instrumento para llevar adelante un paso más de la Reforma Universitaria de abajo hacia arriba, sin necesidad de plantearla en la Ley Orgánica, se imponen documentos prescriptivos, como el Rediseño del Bachillerato Nicolaita, que dan lugar a cambios trascendentales. La Reforma al sistema de jubilaciones y pensiones y la Reforma al Bachillerato fueron rechazadas como acuerdo de la mayoría de los agremiados al Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana (SPUM) y junto con el Modelo Educativo Nicolaita, que fue publicado el 15 de enero de 2021, representan la imposición de una Reforma Universitaria del grupo en el poder, a través de prácticas con tintes de rapiña, pues se aprovechó la limitación de la movilidad y el confinamiento derivados de la pandemia, la desgracia de la comunidad universitaria, para evitar la participación y la construcción crítica de otras propuestas, violentando con ello los principios y la normatividad institucional y sindical.  Sin la participación en la toma de decisiones de la mayoría de las y los profesores del Bachillerato Nicolaita, el pasado 4 de junio se aprobó el rediseño de ese programa educativo, por un Consejo Universitario cuya legalidad ya ha sido cuestionada por dos de sus integrantes, uno de ellos lo hizo el viernes pasado a manera de justificación, y otro, el Consejero Profesor de la Facultad de Economía, lo hizo desde el año pasado.

El Modelo Educativo, documento que podría ser equiparado con la Ley Orgánica, ya que da pie a que se justifiquen cambios de gran calado en la concepción, hasta la instrumentación de las tareas sustantivas, señala, que, de acuerdo con la Ley General de Educación vigente se deben observar ciertos elementos en los planes y programas de estudio para el nivel medio superior, al tiempo que se omite enunciar que esa misma Ley señala que los Bachilleratos de las Universidades Públicas determinarán, como lo especifica la fracción VII del artículo 3º Constitucional, sus planes y programas, es decir, se comunica de manera desarticulada el orden jurídico. Además, el mencionado Modelo Educativo propone como uno de sus principios orientadores la Responsabilidad Social Universitaria (RSU), de acuerdo con Liliana Del Basto, Cristina Ovalle y Carlos Moreno (2013), este término de la cultura Corporativa, se reduce a la vinculación de la institución con la sociedad y acciones diseñadas a partir de modelos de administración y gestión de impactos sociales y ambientales (trasladando la responsabilidad de las empresas a la Universidad) y representa sólo la toma de conciencia sin resolver problemas estructurales, pero la tarea de la vinculación universidad-sociedad se ha desarrollado desde la extensión y la proyección universitarias y la RSU, en sentido integral, subyace y es inherente al ejercicio de las actividades sustantivas porque la Universidad es responsable en la totalidad de las acciones que realiza con los individuos que la conforman, satisfaciendo requerimientos éticos. Así, el fin primordial, acorde con la identidad nicolaita, debe ser formar al individuo para que transforme su realidad social, sujetos políticos, críticos, con respeto a la dignidad humana y una sociedad civil consciente y deliberativa, que cuestione el poder para contribuir a la materialización de una idea de nación justa, entonces la RSU no puede atender únicamente a modelos administrativos y menos materializarse en oficinas.

Los profesores son conscientes de la necesidad de actualizar los contenidos y métodos del Bachillerato Nicolaita para hacer frente a los desafíos del desarrollo en busca del bien común y participar en el concierto de producción, consumo y circulación del conocimiento en áreas clave para la competitividad como la inteligencia artificial, el cuidado al medio ambiente y la biotecnología, sin embargo, se preguntan ¿por qué instituciones como la UNAM, que regularmente aparece en los ranking de las mejores universidades del mundo, no ha optado por “modernizar sus sistemas de bachillerato”; Escuela Nacional Preparatoria o Colegio de Ciencias y Humanidades en aras de la pertinencia?, aunque la respuesta obvia podría ser la suficiencia presupuestaria, está el hecho de que esta modalidad de bachillerato, de las Universidades Públicas, guarda estrecha relación con la historicidad e identidad institucional. En lugar de formular estrategias que se orienten a zanjar los problemas sin trastocar la raíz y esencia de la identidad institucional como falta de matrícula, reactivando la promoción que hacían las casas del estudiante, implantar el pase automático, ofertar otro programa en modalidad no escolarizada, se apostata del Bachillerato Nicolaita desproveyéndolo de su naturaleza.

No se visualiza que para coadyuvar a los estudiantes a alcanzar la etapa de las operaciones formales (Piaget) se requiere exponerlos a experiencias y métodos que favorezcan el desarrollo del pensamiento abstracto, como los semestres y cursos remediales con profesores habilitados en la didáctica de las matemáticas y en la enseñanza situada de las mismas y el pensamiento computacional (Papert). Tampoco se percibe que le rediseño contemple la propuesta de las nuevas competencias para el Siglo XXI y los principios de la educación STEM, porque no bastará con “Desarrollar habilidades en el uso de las tecnologías de la información y comunicación, de manera eficiente y responsable, para la resolución de problemas”, como señala la Competencia de Computación en el Rediseño del Bachillerato. Es decir, la propuesta de Reforma al Bachillerato, además de representar la apostasía del nicolaicismo, es una propuesta incompleta al dejar afuera a otros actores que con su experiencia pudieron enriquecerla. Además de que, no aparecen, quizá por vergüenza, por saber que se hizo mal o por la intolerancia al escrutinio, los nombres de quienes la formularon.