DEBATAMOS MICHOACÁN: Educación y pandemia

En diferentes entregas de Debatamos Michoacán expresamos que es importante avanzar con nuevos diseños y modelos de la educación. (Foto: especial)

En diferentes entregas de Debatamos Michoacán expresamos que es importante avanzar con nuevos diseños y modelos de la educación; desde finales del siglo XX, la UNESCO encargó a Edgar Morin y Jaques Delors, los modelos para atender la educación del siglo XXI, un documento fue “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, y “La educación encierra un tesoro”, ambos constituyen una expresión de centralidad y estructura de por dónde avanzar en un educación que compite con la inteligencia que se produce (robot) y requiere posicionar temas tan centrales como el pensamiento crítico y de la complejidad; la creación y desarrollo de una conciencia antropológica, ecológica, cívica terrenal, así como una conciencia espiritual.

En ‘Los siete saberes’ se plantea avanzar en las reflexiones de las cegueras del conocimiento, el conocimiento pertinente, la condición humana, la identidad terrenal, la comprensión y la ética del género humano. En tanto que en “La educación encierra un tesoro” plantea un conjunto de reflexiones y posiciones reflexivas para repensar la educación, entre ellas se destaca, la educación o la utopía necesaria, de la comunidad de base a la sociedad mundial, cohesión social, crecimiento económico versus el desarrollo humano, los pilares de la educación y la educación a lo largo de la vida.

En conjunto los dos documentos nos permiten comprender que aun en un enfoque de complementariedad, debemos de trabajar bajo sustentos holísticos y sistémicos para reconocer la gran diversidad en que vivimos social, cultural y sexual. Si hablamos de los pilares de la educación, la educación holística, nos interpela para considerar aprender a ser felices, es decir, en la escuela no basta con aprender a aprender, aprender a ser, aprender a hacer, y aprender a convivir, sino, que también se requiere transitar a aprender a ser felices, es decir, a ser felices como humanidad.

Pero la educación del siglo XXI, nos debe de permitir avanzar en la simbiosofia, es decir, en caminar juntos como humanidad para el crecimiento y desarrollo humano, donde la felicidad sea transversal a las acciones que realicemos.

No obstante, para que la simbiosofia tenga éxito, se requiere de crear y desarrollar la conciencia humana desde diferentes posiciones, requerimos de una conciencia antropológica que reconozca la unidad en diversidad social, cultural y sexual; conciencia ecológica, es decir, conciencia de habitar con todos los seres mortales una misma esfera viviente, que permita una convivencia sobre la tierra. Pero también necesitamos una conciencia cívica terrenal, ni más, ni menos una responsabilidad (deontología) y solidaridad para los hijos de la tierra, los seres vivos y los elementos de la naturaleza con quienes hacen unicidad.

Finalmente, también se requiere de una conciencia espiritual, que nos ayude a criticarnos, autocriticarnos y a comprendernos entre sí.

En este contexto, las autoridades educativas y sus estructuras operativas realizan acciones que permitan avanzar en recuperar las lecciones aprendidas durante la pandemia e impulsar una transformación hacia un Sistema Educativo Nacional (SEN) más justo y equitativo, enmarcado en la Ley General de Educación de 2019; en este sentido, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) presentó 10 propuestas para una nueva agenda de política educativa nacional, que entre otros ejes propone la reorganización del SEN, “adecuación de regulaciones y procesos educativos y el fortalecimiento de las iniciativas, autonomía y coordinación de las comunidades escolares”.

En el documento, ya en la página web del Gobierno Federal, Construir el futuro de la educación en México. Hacia una agenda de política educativa nacional, se plantea “sistematizar, documentar y hacer diagnósticos estratégicos sobre las experiencias y efectos de la contingencia sanitaria en el sistema educativo, que permitan dar continuidad y desarrollar la innovación educativa que se gestó en el contexto de la emergencia para la atención de la población escolar más vulnerable”.

Las 10 propuestas, señala el documento en mención “incluyen desarrollar protocolos de emergencia para prevenir, mitigar y reducir amenazas y vulnerabilidades, al reconocer la urgencia de incorporar la gestión de riesgo de desastres en los sistemas educativos y la necesidad de promover capacidades para afrontar una emergencia, que permitan identificar, prevenir y mitigar amenazas al SEN”.

Se recomienda a autoridades educativas federales y locales, así como a los distintos niveles de gobierno, avanzar hacia un modelo de gobernanza distribuida que fortalezca la relación entre Federación, estados y comunidades escolares; es decir lo que ya se plantea en la Ley General de Educación vigente, la cual plantea avanzar en la colaboración de los diferentes actores políticos, educativos y sociales para la toma de decisiones.

Por otro lado,  sugiere reforzar las estrategias y acciones de inclusión social, equidad educativa y atención en y para la diversidad que ya son parte de la Ley en comento; promover esquemas de financiamiento público con enfoque concurrente, focalizado y subsidiario, y afianzar la articulación entre salud, educación y bienestar, con ello se permitirá ver el asuntos de la educación desde la complejidad, el holismo y la importancia de su apreciación sistémica, todos los elementos del modelo están interconectados.

El documento en comento, es importante, toda vez que recupera los estudios y análisis respecto del impacto de la pandemia en el SEN, y el mismo propone que es necesario transformar el currículo académico para que responda a los desafíos de una sociedad plural y diversa social, cultural y sexual, pero también propone replantear la formación continua del perfil docente a partir de un enfoque situado y colaborativo, así como generar las condiciones institucionales que incidan en el desarrollo profesional docente, en el que se  logre posicionar el pensamiento crítico, los derechos humanos, las perspectiva de género, la igualdad y no discriminación, la interculturalidad, así como la cultura de la Paz.

Entre los temas centrales se incluye la necesidad de fomentar nuevas estrategias para mejorar los aprendizajes y la formación integral de los estudiantes e impulsar el desarrollo y fortalecer la autonomía de las comunidades escolares; lo que consideramos importante porque se requiere destacar y rescatar los principios filosóficos deontológicos, axiológicos, éticos y estéticos.

“La experiencia que nos dejó la contingencia sanitaria, señala la Mejoredu, mostró las fortalezas y debilidades del SEN e hizo también visibles la capacidad de compromiso, innovación y creatividad para afrontarla. Al mismo tiempo, dio cuenta de los procesos educativos en los que es posible y deseable propiciar un cambio gradual”.

En materia de educación, seguir trabajando en las TIC y en su momento transitar a las TAC, de esta manera y de forma hibrida presencial y digital.