DEBATAMOS MICHOACÁN: Relaciones sociales

Alfred Shutz en el artículo escrito para Estudios sobre teoría social, en el capítulo segundo “Las dimensiones del mundo social”, nos interpela a la comprensión de cómo entender a nuestros semejantes. La mismidad (yo), en la comprensión de la otredad (el otro), es decir, la subjetividad (yo mismo) y la intersubjetividad (el otro). De modo alguno podemos pensar que la intersubjetividad es homogénea, al contrario, es perfectamente heterogénea, no podemos hablar de binarismos subjetivados (expresa Judith Butler), porque existe la diversidad, tanto social, cultural, como sexual.

La pregunta es cómo es posible una interpretación científica de la acción humana, puede ser resuelta únicamente si antes se dilucida de manera adecuada, cómo puede el hombre, en la actitud natural de la vida cotidiana y el sentido común, comprender la acción de otro.

La construcción de categorías y modelos de las ciencias sociales se basa en la experiencia de sentido común. Con el fin de explicar la estructura del mundo social, será preciso prestar la atención a las experiencias en las que se hace accesible la conciencia de otros hombres, ya que en ellas se basan las construcciones mediante las cuales son interpretados sus motivos y acciones.

Explicar la estructura del mundo social, sin embargo, es preciso dirigir la atención a aquellas experiencias en las que se hace accesible la conciencia de otro hombre, ya que en ellas se basa la construcción mediante las cuales son interpretados sus motivos y acciones. Son justamente esas experiencias las que, por diferentes razones, siguen siendo presupuestas en la vida cotidiana y en las ciencias sociales. En este dominio, los seres humanos son mis semejantes, comparten el tiempo y espacio, el mundo que nos rodea es el mismo y mis procesos conscientes son un elemento de este mundo para mí.

Las relaciones sociales se forman a partir de la existencia de una subjetividad que se enfrenta con la intersubjetividad, es decir la situación de “cara a cara”, un ser humano que se halla frente a otro ser humano, y que en dicha relación comparten tiempo y espacio; los dos envejecen igual y en espacio aparece como en persona él mismo y nadie más; pero además será un ser humano, que estará vivo, y también consciente. Esta situación de tiempo, espacio, vida y conciencia generará las relaciones sociales y de interacción social que se producen en las situaciones de cara a cara.

Al momento de reconocer la existencia del otro, en la situación de cara a cara, le llamaremos la “Orientación Tú”, puesto que en la cara a cara requiere de una orientación para identificar al otro.

La orientación tú, es una experiencia, en ella se capta la existencia de un semejante en la realidad de una persona determinada que debe estar presente aquí y ahora. Presupone la orientación tú la presencia del semejante en la inmediatez temporal y espacial. La característica esencial de la orientación tú es que reconozco de que un semejante esta frente a mí (como ser humano, vivo y consciente), y no presupone que yo lo conozca o que sepa de sus experiencias y gustos. De esta manera la orientación tú, se mantiene actualizada en grados diferentes de concreción y especificidad.

Por otro lado, la orientación tú es unilateral o reciproca; unilateral si yo me dirijo al otro, pero el otro ignora mi presencia. Será reciproca cuando me oriento hacia el otro y el otro toma en cuenta mi existencia.

Cuando hay aceptación de la existencia o presencia de la mismidad y la otredad, estaremos hablando de una Relación Social. La relación social pura, donde se acepta la existencia de ambos, se le llamará “Relación Nosotros”.

La relación nosotros está llena de contenidos y es análoga a la orientación tú, y se actualiza en grados de concreción y especificidad. Por ello, es importante precisar que la relación nosotros es una relación social concreta en la situación cara a cara. Desde mi punto de vista en la instauración del diálogo.

La realidad social en la que nos movemos, requiere que este ejercicio de cara a cara, así como la relación nosotros, para mantener esas relaciones sociales se requiere del diálogo; en la actualidad la relación entre las personas está dada por cuestiones de carácter vertical, donde existe una colonización y mecanismos para someter, controlar a las personas. Se requiere más de modelos de diálogo horizontales, en donde se dé primeramente la alteridad, es decir el reconocimiento y existencia del otro, para que en el diálogo se puedan dar la complementariedad, pero también la ecología de saberes.

Pero también ese diálogo debe ser comprendido desde la intercomunicación o intersubjetividad y la tolerancia frente al otro en el reconocimiento de las diferencias, pero la posibilidad de acercarse a partir de las experiencias, y en conjunto poder realizar el respeto.

Finalmente, considero la importancia de trabajar en la construcción de diálogos que permitan avanzar en la deconstrucción de conductas que afectan las relaciones entre las personas, pero tal vez las más dañinas son las prácticas de hiperconsumo que debemos de evitar para no utilizar el hedonismo y el narcisismo.

Las relaciones sociales que se establezcan entre las personas deberán también estar al margen de ideologías machistas, misóginas, clasistas, racistas, homófobas, xenófobas y otras que dañan las relaciones entre las personas. No resulta simple, muchos menos sencillo que las personas eviten las ideologías.