Conocimiento por pasión no por interés

Eva Ramón Gallegos (1969), profesora e investigadora en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, con Doctorado en Ciencias Químico-Biológicas por el Instituto Politécnico Nacional. (Foto: especial)

Los tiempos que estamos viviendo obligan a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, para que los futuros profesionistas sean competentes en el campo laboral  y además, capaces de resolver con inteligencia los problemas que enfrentaran en su vida diaria. El aprendizaje por descubrimiento es el  recomendado para lograr dicho propósito, el cual consiste en que los alumnos investiguen, averigüen,  indaguen, se cercioren, sobre algún tema de cualquier área del conocimiento humano, que sea de su agrado y de su interés académico y puedan implementarlo con los recursos a su alcance. Utilizando invariablemente, el Método Científico de Investigación; partiendo de un supuesto (hipótesis), en función de  los conocimientos que sobre el tema  se tengan en ese momento; enseguida delimitar su alcance o profundidad a tratar; después diseñar un plan de trabajo, para organizar las actividades, fase en donde también se definen los objetivos y se elabora un bosquejo o esquema de los puntos a considerar; luego se hace un cronograma donde se asigna a cada etapa de la investigación un tiempo para sus ejecución; posteriormente se acude a las fuentes de información, tanto directas como  indirectas a fin de recabar los datos que se requieren para  el desarrollo de la investigación. Una vez recopilada la información requerida, se  organiza, mediante una técnica, siendo la más común y practica la del fichado, mediante fichas bibliográficas, hemerográficas y de trabajo. Una vez sistematizada y analizada la información, se procede a la redacción y presentación del trabajo, para comprobar o refutar la hipótesis planteada, adquirir o aportar nuevos conocimientos sobre el tema, pero sobre todo, resolver con certeza científica algún problema.

Este tipo de aprendizaje es similar al que realizan los investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores, ya que en ambos casos se utiliza el Método Científico de Investigación, con el mismo propósito. La diferencia radica en  que los alumnos están en proceso de formación y solamente pueden adquirir el adjetivo de investigadores científicos durante el tiempo que tardan en realizar el trabajo correspondiente. La otra diferencia es que los alumnos no reciben ningún apoyo económico para realizar una investigación de carácter científico, si acaso alguna beca escolar que resulta insuficiente en cuanto al monto e inoportuna al recibir las ministraciones fuera de los tiempos escolares. Desafortunadamente los alumnos no son motivados durante su paso por las aulas, para que desde temprana edad se vayan especializando en alguna rama del conocimiento, perdiéndose entre los comunes muchos talentos que con su trabajo  podrían ayudar a mejorar las condiciones de vida de la humanidad. Como en su momento lo hicieron algunos  ilustres científicos mexicanos:

Eva Ramón Gallegos (1969), profesora e investigadora en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, con  Doctorado en Ciencias Químico-Biológicas por el Instituto Politécnico Nacional, quien coordinó un equipo de trabajo que mediante la Terapia Fotodinámica, logró eliminar el virus del papiloma humano (VPH), en mujeres infectadas.

María Esther Orozco Orozco (1945), bióloga, botánica y política, es una química, bacterióloga, parasitóloga,  investigadora y profesora; fue rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, tiene un Doctorado en Biología Celular por el Instituto Politécnico Nacional, su principal aporte tiene que ver con sus estudios sobre la estructura de los parásitos culpables de la amebiasis, más conocida como enfermedad de las amibas.

Ana María López Colomé (1944), Doctora en Ciencias Químicas, por la UNAM. Sus investigaciones  han permitido el diseño de fármacos protectores específicos para las neuronas de la retina. Heberto Castillo Martínez (1928-1997), Ingeniero Civil, egresado de la UNAM. En 1966, desarrolló un sistema estructural de entrepiso tridimensional mixto de acero y concreto al que llamó Tridilosa, para dar forma a entrepisos, puentes, naves industriales y domos. “La tridilosa, se utilizó en más de 200 puentes en el país, el World Trade Center de Ciudad de México, entre otras muchas construcciones”.

Ingeniero  Guillermo González Camarena (1917-1965), Ingeniero egresado del IPN. Diseñó en 1940, “un método conocido popularmente como Sistema Tricromático de Secuencia de Campos o STSC”, para transmitir televisión en color, para 1960 ya había logrado  una nueva forma de llevar a las pantallas el color, que fue conocida como Sistema Bicolor Simplificado.  

Luis Ernesto Miramontes Cárdenas (1925- 2004), Ingeniero Químico egresado de la UNAM, quien en 1951 logró la síntesis de la noretisterona, principio activo del primer anticonceptivo oral. Con impacto en  la salud reproductiva y la sexualidad responsable.

Everardo Rodríguez y su socio llamado Luis Romero, ayudados por otra persona de nombre Ramón Benítez, en 1904, tuvieron la idea de crear una máquina que produjera tortillas a granel, para sustituir el trabajo manual de muchas mujeres; pero fue hasta 1960, cuando Fausto Celorio Mendoza, logró mejorar producción “al consumir gas en lugar de petróleo, con una capacidad instalada de hasta 132 kg de tortillas por hora”. Posteriormente,  con la asesoría del Ing. Alfonso Gándara, egresado del IPN, logró darle mejor textura a las tortillas. Máquina que se ha venido  perfeccionándose hasta nuestros días, logrando una mayor productividad y calidad del producto.

José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana (1737-1799), El filósofo, teólogo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geógrafo, historiador, naturalista, botánico y periodista, mexiquense, en 1790, construyó el primer flotador u obturador “que permitió en su momento  ahorrar millones de litros de agua, al controlar la salida del líquido y evitar su desperdicio”. El  flotador que se utilizan actualmente para controlar el agua en los  tanques del  “Water Closet”, es similar al construido en el siglo XVIII.

Los científicos mexicanos mencionados anteriormente, sólo son unos cuantos de los muchos que han materializado sus investigaciones en beneficio de la humanidad. Esperamos, tener pronto resultados concretos de las investigaciones científicas que realizan los más de los 30,000, integrantes del Sistema Nacional de Investigación, para ir resolviendo los problemas más complejos de nuestro país, como la marginación en que viven más de 60 millones de mexicanos; el bajo aprovechamiento escolar; la dependencia alimentaria, la baja productividad en todas las actividades económicas; el bajo poder adquisitivo del salario; el desempleo; los bajos salario; la inflación, las corrientes migratorias; los desequilibrios ecológicos, enfermedades crónico-degenerativas, así como la pandemia del COVID-19, entre otros. Problemática que hoy en día se agudiza por las desigualdades existente, que se incrementan al paso de los días, por el incremento la corrupción que permea todos los espacios de la sociedad; así como por la forma selectiva  con que se aplica las leyes, ocasionando que muchos delincuentes, principalmente quienes le han robado al pueblo, se paseen por las calles y avenidas de las principales ciudades del País, luciendo ropa de marca y autos de lujo, sabedores que están blindados con la sentencia gubernamental de “perdonar pero no olvidar” o “borrón y cuenta nueva”, mientras que otros ciudadanos, se encuentran en prisión, pagando delitos que no han cometido, como el caso de la Exsecretaria Rosario Robles.

Se debe actuar con responsabilidad, para no mezclar la ciencia con la política o distraerse en señalar culpables de la muerte de miles de mexicanos a  consecuencia del COVID-19, cuando bien sabemos que los culpables somos todos los que habitamos el planeta, pero, principalmente los gobernantes que han sido y siguen siendo indiferentes a la destrucción de la naturaleza, por depredadores humanos, deseosos de poder y riqueza. Inspirarse en los científicos mexicanos que han cumplido socialmente su cometido, así como en los que viven en otros espacios terrenales, que están debidamente comprometidos y apasionados con su actividad, como los científicos cubanos, que a pesar de las dificultades con que desempeñan su trabajo intelectual, son pioneros en algunas ramas del conocimiento humano, prueba de ello, a la fecha han logrado producir las  vacunas denominadas Soberana 02 y Abdala, respectivamente, para proteger a sus semejantes del desvastador virus SARS-CoV-2, demostrando que disfrutan y son felices con lo que hacen, sin recibir nada a cambio, como lo ha hecho uno de mis mejores amigos, michoacano de nacimiento y de corazón, quien se apasionó tanto por la investigación científica, que en menos de 30 años, lleva escritos más de 15 libros de texto en la materia de derecho, sin haber recibido ni solicitado  apoyo económico alguno para hacer su trabajo.

En esta vida nada se inventa, todos los elementos y materiales existen y han existido en la naturaleza y las condiciones sociales están dadas en un momento determinado, sólo falta el conocimiento científico, el ingenio y la habilidad en  las personas para saber acomodar, organizar,  ordenar y sistematizar en forma diferente las cosas, para encontrar nuevas y mejores formas de satisfacer nuestras necesidades. Conocimiento que no se comparte ni se aplica es inexistente. “La única felicidad del hombre consiste en disfrutar de lo que hace, porque esa es su recompensa” (Francisco González.- “No tengas miedo”- Editorial SER).