DEBATAMOS MICHOACÁN: Jóvenes en complejidad

¿Qué pasa con los jóvenes? (Foto: especial)

En el transcurrir de mi vida, me ha tocado trabajar con diferentes grupos en condiciones de vulnerabilidad, uno de ellos, los jóvenes: hombres y mujeres, personas que viven en diversidad sexual, personas que viven con desorden alimenticio o viviendo en adicciones, personas que tienen problemas para ubicar su destino y el devenir de la vida, igualmente me ha tocado trabajar con jóvenes en sus colegios desde la secundaria, hasta el nivel superior que desean progresar y salir adelante para ayudar a sus padres, a su comunidad. La problemática por la que viven los jóvenes es compleja, ellos tienen desafíos, desean tener voz, valor en sus cuerpos y empoderarse de información para defender sus derechos humanos y las libertades, y eso me sigue animando a continuar trabajando a su favor.

Recientemente di una conferencia a la comunidad estudiantil de las preparatorias de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en donde abordé cinco temas de suyos interesantes: ser humano, subjetivación, género y diversidad sexual, mercado, derechos sexuales y derechos reproductivos, adicciones, construcción de diálogo, cultura para la Paz. Con ello, se conmemoraba el 43 aniversario de la Preparatoria “Melchor Ocampo”.

¿Qué pasa con los jóvenes? la pregunta nos la hacemos las personas que tenemos alguna preocupación, disgusto o no sentimos confianza con los jóvenes. La pregunta también surge del querer entender lo que no se logra dimensionar por parecer distante, confuso, ajeno a quien lo pregunta.

Los jóvenes se expresan de una manera muy especial al momento de comunicarse, de expresarse; en una conversación escuchamos: “qué carnal”, “qué pex”, “qué buey”, “qué pedo”, “qué onda”, son parte de las muchas expresiones. Considero que los jóvenes son mucho más que maneras de hablar, formas de comportarse o modos de vestirse, modos de expresar sus emociones y pasiones, pero generalmente sólo eso viene a la mente cuando se piensa en ellos, sobre todo si los vemos reunidos en las esquinas de las calles de las colonias, o en las rancherías o tenencias.

Los jóvenes han sido considerados de diferentes maneras, por ejemplo, Lozano María en su texto “Nociones de juventud” sostiene que la búsqueda de una definición de lo juvenil no es simple porque éste es uno desde el punto de vista de la biología y es otro si se habla de una cualidad social o fenomenológica, es más fuerte incluso, si se habla desde la complejidad, podría decir Edgar Morin. Así́, mientras algunos ven a los jóvenes como aquellos que no pueden seguir siendo considerados niños pero que todavía no son adultos, otros los definen como aquellos que se revelan y/o luchan por el poder de los mayores.

Por su parte, Soto Adriana en su texto “Características psicológicas y sociales del adulto joven [documento en línea]”, afirma que la adolescencia y la juventud se han interpretado desde diversas perspectivas que han aportado un conjunto de conocimientos acerca de estas edades. Es decir, ser joven es disruptivo, es ser dinámico y no estático, es ser transgresor, ellos reconstruyen sobre las dinámicas sociales ya aceptadas.

Tal vez lo más importante, es acercase a los jóvenes para preguntar qué viven, qué piensan, cómo perciben la vida, cómo encaran la vida y qué necesitan para triunfar, y en todo ello, como podemos los padres ayudar de manera amplia, conjuntamente con sus docentes, con sus directivos, es decir debemos de promover y desarrollar conciencia e inteligencia.

Tuve la oportunidad de que me entrevistara una joven, ella es Dany, es sensible, generosa, apegada a sus padres, a su hermana, y está en una lucha permanente por permanecer en un compromiso de atención a sus necesidades académicas y familiares. Con ella comentamos que no obstante el hedonismo en que se construyen sus perfiles en las redes sociales, genera mucha presión sobre ella, si bien tiene un gran padre no basta, no es suficiente, requiere cada joven estar cercano a su familia, de disfrutar la vida en compañía de su familia, del grupo relacional o de amistad que tiene, de sus amigos de la escuela, pero, sobre todo, el saber que lleva pasos firmes, y en eso tenemos los padres que estar al pendiente.

Los jóvenes viven tiempos difíciles y enfrentan problemáticas que impactan tanto el ego como las relaciones con otros sujetos, objetos y eventos. Existen al menos ocho tipos de problemas, aunque pueden existir otros derivado del tiempo, modo y lugar: personales corporales (enfermedades crónicas degenerativas, imagen corporal, adicciones como el alcoholismo, depresión, crisis de fe, etcétera), pérdidas (muerte de seres queridos, cambios de lugar de residencia, desempleo, peleas con amigos, apegos, etcétera), familiares (separación o divorcio de los padres, discusiones con hermanos o tíos, abandono, negligencia, indiferencia, invisibilidad, estigmas, prejuicios, etcétera), legales/violencia (accidentes, intervención policial, asaltos, robos, abusos, actividades delictivas, entre otros), sexuales (violaciones, embarazos no deseados, conflicto con la identidad sexual, enfermedades sexuales (VIH/Sida, VPH, Gonorrea, Sífilis), otras), educativos (dificultades de aprendizaje, pérdida de exámenes, confusión vocacional, fracaso escolar, discriminación, Bullying, entre otros), paternos/maternos (vicios de los padres, castigos físicos por parte de los padres, padecimientos de los padres, nueva pareja de los padres, etcétera) y otros (relaciones de romance, relaciones de amistad, vínculos con pares, otros), sin perder de vista que en este ejercicio se complican las problemáticas cuando hablamos de la diversidad sexual (LGBTTTIQ), o bien en el ejercicio de la interseccionalidad jóvenes originarios, de zonas rurales, en pobreza, precariedad, sin estudios, de color de piel, embarazadas, en condición de calle, viviendo en adicciones, en condición de privación de la libertad, jóvenes madres solteras, etc.

Ahora bien, los grandes desafíos que enfrentan los jóvenes son de diferentes índole, por un lado los desafíos políticos y de ciudadanía; de exclusión social; de la inclusión; de los valores sociales; la desesperanza del futuro y por el otro lado están las crisis que vivimos todos, pero en particular ellos, los jóvenes, la crisis medioambiental, la crisis social (de las familias y de los adultos) y la crisis mental, además de las crisis financieras y durante la pandemia la crisis de salud y educativa y hoy también la crisis del miedo.

La juventud, entonces, no se debe ver simplemente como una población necesitada de intervención o reparación, sino como un colectivo de sujetos desprovistos de oportunidades y medios para actuar y decidir ante las dificultades y los retos que la sociedad les presenta. En otras palabras, la discusión o el análisis de los conflictos de la juventud exige ver a los jóvenes no como víctimas o victimarios sino como actores y participantes necesitados de más y mejores modos de actuar y decidir, es decir, se requiere de hacer el análisis de la juventud a partir de reconocer la complejidad, el análisis transdisciplinario, para la comprensión de los problemas visto desde la totalidad, el holismo y la manera sistémica en que están estructurados.

Los jóvenes requieren en su empoderamiento individual: espacios seguros e incluyentes; que se promueva una imagen positiva acerca de sus cuerpos, es decir, no cuerpos que violentan, sino cuerpos que respetan a la otredad; requieren de crecimiento y desarrollo saludable; participar en procesos de educación holística para aumentar sus conocimientos.

Empoderamiento en la familia: una mayor interacción con la familia y los padres; el desarrollo de la sexualidad vista como un proceso natural y normal de la juventud; reconocer su voz, poder y valor de los jóvenes; reconocer las necesidades de participación y movilidad.

Empoderamiento en la sociedad: generar condiciones para oportunidades de inclusión social; manejo de redes sociales y TIC (que transiten a TAC) para combatir violencia y mejorar imagen de los jóvenes; llevar a cabo programas en las escuelas desde la educación secundaria y la preparatoria, para sensibilizar los espacios educativos y al personal institucional.

Empoderamiento en sus derechos humanos y libertades: asegurar su participación en procesos educativos y formativos; acceder a sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos; impulsar estrategias para evitar la violencia contra los jóvenes; oportunidad a los jóvenes vinculando el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro con un trabajo digno y permanente no solo en espacios productivos, sino con emprendurismos y vinculados a las organizaciones de la sociedad civil.