ECOS LATINOAMERICANOS: ¿Giro a la izquierda en Colombia? Parte 1

Desde aquel momento la república de Colombia iniciaría un complejo proceso para consolidarse hacia su interior. (Foto: especial)

Latinoamérica es una región con una historia muy compleja, prácticamente desde su emancipación de las potencias europeas a partir de las primeras décadas del siglo XIX, cada región, por supuesto, con sus propias peculiaridades. Es el caso de la nación colombiana. Desde su independencia, el proyecto político original de Colombia ideado principalmente por Simón Bolívar, el líder del movimiento independentista, consideraba que dicha nación junto con Venezuela, Ecuador, Panamá y regiones de lo que hoy son Perú y Brasil, debían unificarse en torno a un estado de gran tamaño para así asegurar las nuevas libertades conquistadas, dicho proyecto trató de ponerse en marcha con el propio Bolívar como dirigente central, y a este enorme estado se le denominó la Gran Colombia.

Sin embargo, el proyecto le duró poco al libertador, la falta de institucionalización, sumada a un sentimiento de desplazamiento político por parte de los antiguos colaboradores de Bolívar, sobre todo de Francisco de Paula Santander, así como la centralización administrativa de las principales decisiones políticas, llevaron a la Gran Colombia a su desmembramiento en el año de 1831, a partir de aquel momento, cada país de ese gran estado, seguiría su propio rumbo político, con excepción de Panamá, quién seguiría siendo parte de Colombia durante todo el siglo XIX.

Desde aquel momento la república de Colombia iniciaría un complejo proceso para consolidarse hacia su interior. Sobrevendrían guerras, rebeliones y golpes de estado durante casi todo el siglo XIX, grupos conservadores y liberales fueron rotándose el poder, algunas veces por pacto y otras por la fuerza, esta compleja relación llegaría a su punto más alto con la guerra de los mil días, sucedida a finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde los conservadores se impondrían sobre el bando liberal, sin embargo el precio a pagar sería la devastación económica y la pérdida del territorio de Panamá, quién tras la guerra buscaría y obtendría su independencia.

Si bien, los conservadores lograron retener el poder, tuvieron que aceptar a los liberales dentro del espacio político nacional, para así asegurar una frágil estabilidad nacional, misma que se mantendría hasta 1948. Este duopolio político (liberales y conservadores) influiría en el desarrollo de Colombia durante la primera mitad del siglo XX, lográndose algunos ligeros avances tanto económicos como sociales.

Sin embargo, para 1948 las cosas cambiarían drásticamente, las tensiones entre ambos bandos volverían a incrementarse conforme se acercaba la nueva elección presidencial. Y finalmente, un nuevo conflicto estallaría tras el asesinato del líder liberal, Jorge Eliecer Gaitán, que en aquel momento estaba posicionado como favorito en la contienda. Tras ese magnicidio, estallaría una rebelión popular en Bogotá, que finalmente se propagaría al resto del país, dando comienzo al periodo denominado La Violencia, que sería una especie de guerra no declarada entre liberales y conservadores, que volvería a sumir a Colombia en una enorme crisis política y social, que abrió la puerta al arribo de un gobierno dictatorial encabezado por Gustavo Rojas Pinilla, el cual duraría casi cuatro años, en la época de los años cincuenta, hasta que sería a su vez derrocado por una alianza de carácter oligárquica encabezada por élites tanto liberales como conservadoras, y que de nueva cuenta reinstalaría el duopolio partidista.

Toda esta serie de turbulencias y disputas políticas, sumadas a los problemas agrarios y socioeconómicos en general, ocasionaron el surgimiento de diversos tipos de movimientos de insurgencia guerrillera, la mayoría de ellos de inspiración socialista, en Colombia, sobre todo durante la década de los años sesenta, tomando como inspiración la revolución cubana. Sin embargo, pronto los caciques y grandes hacendados respondieran ante la inacción del estado frente a estos grupos insurgentes, creando así grupos paramilitares con el objetivo de frenar el avance guerrillero. Finalmente, en los años ochenta, se incorpora el factor del narcotráfico a gran escala en la vida pública del país, incrementando aún más la violencia y la inestabilidad.

Y precisamente la lucha constante y cíclica que ha afrontado Colombia, le ha impedido resolver muchos problemas políticos que el estado colombiano lleva arrastrando desde comienzos del siglo XX, como lo son la falta de la presencia del Estado en la zonas selváticas y rurales, la falta de un reparto agrario que ayudase a disminuir la tensión social por la propiedad de la tierra, así como la falta de infraestructura vial y de comunicaciones que han mantenido diversas zonas de Colombia aisladas entre sí, entre otros tantos.

No obstante, a pesar de todo lo anterior, a finales del siglo XX, especialmente tras la creación de la constitución de 1991, diversos actores políticos han tratado de abrirse espacios en el poder público para tratar de cambiar la situación de violencia y atraso de una buena parte de Colombia. Sin embargo, esto no ha sido fácil, lamentablemente Eliecer Gaitán no ha sido el único líder social y político en ser asesinado por pretender reformas importantes, sobre todo en materia social para Colombia, muchos otros líderes han sido privados de sus vidas sin poder alcanzar a realizar transformaciones sociales profundas.

En realidad, la compleja historia colombiana ha imposibilitado la llegada al poder de grupos que no sean pertenecientes a la oligarquía tradicional liberal-conservadora, incluso aun con la implementación de la constitución de 1991, que tuvo importantes avances en materia social, la mayoría de los presidentes colombianos han sido todos pertenecientes a la élite política tradicional, destacando dentro de esta limitante, como uno de los más “progresistas” Ernesto Samper (1994-1998), cuyas ideas y proyectos para realizar cambios sustanciales que abatieran la pobreza, el rezago económico y al crimen organizado, no pudieron llevarse a la práctica, precisamente por la complejidad política del país.