ECOS LATINOAMERICANOS: ¿Giro a la izquierda en Colombia? Parte 2

El movimiento político uribista está catalogado como un representante de la ultraderecha colombiana. (Foto: especial)

A comienzos del siglo XXI llegaría a la presidencia colombiana, Álvaro Uribe Vélez, un polémico personaje ligado a los intereses de los hacendados más conservadores e incluso vinculados con los grupos paramilitares que combatían a la insurgencia guerrillera. El movimiento político uribista está catalogado como un representante de la ultraderecha colombiana, enemigo y acérrimo crítico de prácticamente todas las formas de izquierda y de progresismo político. Su estrategia de “mano dura” contra la insurgencia y los indultos concedidos a diversos grupos paramilitares, le permitieron consolidar su poder de tal forma que logró tejer toda una red para alcanzar su reelección como presidente. Sin embargo, el movimiento uribista sería interrumpido y frenado, irónicamente, por uno de los principales colaboradores de Uribe en materia de seguridad nacional, Juan Manuel Santos. 

Santos fue electo en 2010 como sucesor de Uribe, contando con el respaldo de este último, creyendo que sería un continuador de sus políticas. Empero, la realidad fue diferente, Santos sorprendió en el escenario político colombiano al iniciar conversaciones de paz con el grupo guerrillero más antiguo de Colombia, las FARC, esto le valió simultáneamente tanto el respaldo de grupos progresistas, que aunque críticos de las políticas económicas de Santos veían con buenos ojos la oportunidad histórica de llevar a cabo la desmovilización militar de las FARC, y a su vez la crítica de sus antiguos compañeros uribistas, quienes consideraban los diálogos de paz como traición.

Desde la aplicación de la constitución de 1991, exmiembros desmovilizados de algunos grupos guerrilleros que habían depuesto las armas, tales como el M-19 y el EPL, iniciaron un proceso lento y gradual para ir conquistando espacios electorales. Entre dichos ex miembros destacaba uno en particular, Gustavo Petro, personaje, que en su momento simpatizó con las ideas socialdemócratas del M-19, y que fue ocupando diversos cargos locales, así como en el legislativo nacional, para finalmente en 2011, triunfar en la contienda por la alcaldía de Bogotá.

Fue precisamente en la capital colombiana, donde este político de izquierda aplicó diversas medidas progresistas, tales como la inclusión del sector LGTBI en el espacio público, la aplicación de políticas animalistas y medioambientales, y reformas para fortalecer el sistema del transporte público de la capital, entre otras. Desde luego, no estuvo exento de críticas, e incluso sectores adversos, haciendo uso de herramientas jurídicas, le apartaron temporalmente por casi tres semanas de su cargo público, sin embargo, al final la justicia colombiana falló a favor de él, restituyéndole el cargo.

Aunque finalmente su sucesor, formó parte de la oposición política a su movimiento, el trabajo realizado en Bogotá por el exalcalde, le permitió proyectarse nacionalmente. Además, Petro, si bien pertenece a un movimiento considerado de izquierda, no ha dudado en plantar crítica a algunos sectores de ideología política semejante, como en su momento lo hizo con el Polo Democrático Alternativo, e incluso, en su periodo como alcalde no dudó en aproximarse con el gobierno de Santos en ciertos temas, a pesar de ser ideológicamente distantes. Precisamente, hace unos días realizó un pronunciamiento en redes sociales criticando duramente al gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, con quién sectores de la derecha colombiana han tratado de vincular a Petro.

Todo ello le ha permito al exalcalde de Bogotá catapultarse en la política nacional, al punto donde contendió en segunda vuelta en 2018 contra el actual presidente de Colombia, Iván Duque. Sin embargo, no logró ganarle, quedando en segundo lugar y ocupando así un asiento en el senado, donde ha sido uno de los principales opositores a las políticas de Duque. Pero lejos de ver truncadas sus aspiraciones políticas, su figura continúa creciendo no solo en la izquierda colombiana, sino también en el escenario político nacional. Y esto último es de suma relevancia, ya que el próximo 13 de marzo se llevarán a cabo las elecciones en Colombia para elegir simultáneamente a los nuevos legisladores nacionales, y también a quienes competirán para la elección presidencial del 29 de mayo.

Actualmente Petro es puntero en las encuestas, contrario a lo que algunos analistas pensaron en 2018, que, tras su derrota contra Duque su popularidad disminuiría, ahora es quién más posibilidades tiene de ganar la presidencia colombiana. Las últimas encuestas lo posicionan con 27% de intención de voto, ubicándose al resto de sus contendientes con un promedio menor al 10%. Por supuesto, aún faltan varios meses antes de la elección presidencial del 29 de mayo, tampoco hay que perder de vista que en Colombia se necesita ganar la primera vuelta de votación con un 50% más uno de los votos emitidos, de lo contrario se realizaría un balotaje el 19 de junio para definir un ganador entre los dos candidatos más votados.

Y como ya se ha indicado, la izquierda colombiana tiene poco tiempo de figurar en la política nacional, toda vez que durante lustros participó de manera dividida en las distintas elecciones, lo cual fue en beneficio de los diversos sectores conservadores, especialmente la derecha rural. En la actualidad han crecido las expectativas políticas de Petro, quien viene encabezando un movimiento plural, el Pacto Histórico, que pretende aglutinar diferentes corrientes políticas de izquierda, mientras  que el partido que representa al uribismo, Centro Democrático, no irá en alianza con el resto de las agrupaciones de la derecha colombiana, lo cual le restará oportunidades, por lo que las probabilidades indican que la contienda se inclinará en favor de Petro y su movimiento, sobre todo porque, además de lo anterior, otro bloque importante que estará compitiendo, Centro Esperanza, el cual  representa a las fuerzas del centro y algunas vertientes de  centro izquierda, podría, por parte de algunos de sus líderes, respaldar a Petro en caso de que no gane en la primera vuelta pero si logre entrar al balotaje.

A lo anterior, también hay que agregar que el actual presidente Iván Duque ha sido centro de críticas tanto nacionales como internacionales, por su poca disposición a aplicar el tratado de paz firmado con los combatientes desmovilizados de las FARC, así como por falta de acciones en combate a la corrupción y la inseguridad, lo cual ha hecho que tengo un porcentaje de aprobación bastante bajo que no logra alcanzar siquiera un promedio de 25%, lo cual también ha devenido en  impulso a la figura de Petro. Pero como siempre en política, todo lo señalado podría quedar como posible especulación, ya que en cualquier momento todo puede cambiar, en especial en una nación tan compleja como la colombiana. No obstante, actualmente todo apunta a que por primera vez en la historia del país sudamericano un movimiento genuinamente progresista podrá hacerse del poder por las urnas, y tal vez por esta ocasión Colombia de un ligero giro a la izquierda.