DEBATAMOS MICHOACÁN: Lo diverso político

Desafortunadamente aún no permean en todo México dicha progresividad de los derechos humanos. (Foto: especial)

Desde hace muchos años, la colonización y el proceso de someter al ser, el saber, el poder y la naturaleza ha generado las condiciones para hablar solo de un proceso dicotómico o binario de la sexualidad; es decir, hemos abrevado como sociedad de una sola ideología dominante colonizadora, heteropatriarcal y cisgénero la que ha ocupado los espacios de poder y decisión, en donde el modelo económico global, su mercado y el patriarcado determina las lógicas y dinámicas sociales y políticas para someter al cuerpo y su sexualidad.

Estos procesos son acompañados de mecanismos de opresión (invisibilidad, estigma, prejuicio, violencia, exclusión, discriminación, muerte), por lo cual muchas personas cuyas pulsiones corporales no son heteronormativas deben de mantener en secreto su ejercicio sexual, su identidad de género o expresión de rol de género o bien, las características sexuales no normativas. Esta situación obliga a repensarnos como sociedad, para incluir en los marcos jurídicos otros elementos de cómo vivir el género y el ejercicio de la sexualidad que permita no la asimilación, sino la participación para la construcción de una sociedad democrática y desde luego diversa social, cultural y sexual.

En la historia reciente, es decir desde hace cuatro décadas, o bien, desde hace cuarenta y cuatro años, se ha venido construyendo la agenda de la diversidad sexual, la misma ha pasado por la progresividad de los derechos humanos fundamentales; podríamos mencionar los temas más importantes que en la lucha de estas cuatro décadas se han impulsado, ante el Estado mexicano, siendo los preponderantes los relacionados con la vida, el libre tránsito, acceso a la salud integral, no discriminación, matrimonio igualitario, identidad de género autopercibida, infancias trans, libre desarrollo de la personalidad, adicionalmente la prohibición de terapias de conversión, crímenes de odio, adopción homoparental, cupo o cuota laboral trans, reparación histórica trans, la seguridad de los cuerpos disidentes sexuales, trabajo sexual, violencia de pareja y otros temas de interés.

Desafortunadamente aún no permean en todo México dicha progresividad de los derechos humanos, es necesario seguir insistiendo ya por la vía de: la incidencia política, por los partidos políticos o por la judicialización de los derechos; y yo insistiría en la profesionalización de los servidores públicos y su vocación de servicio, pero además la creación y desarrollo de conciencia de la población que también influye en la toma de decisiones.

Recientemente se llevó a cabo una reunión para la América Latina y el Caribe para avanzar en la reflexión de los derechos políticos electorales de la población diversa sexual; y es que, se ha relegado de la agenda pública la discusión los derechos político-electorales de dicha población, el  plantear su importancia da sentido jurídico al respeto a la dignidad humana de la población de mérito y justifica luchar por los planteamientos de los Pactos Internacionales Civil y Político, así como los Desca.

Durante la reunión de trabajo se aprobó la “Declaración sobre Derechos Político-Electorales de la Población LGBTTTIQA+ en el Continente Americano”; el documento reconoce los  principios de diferentes garantías dirigidas a los Estados, para que las personas con orientación sexual, identidad de género, expresión de género y características sexuales no normativas puedan acceder y participar en los escenarios democráticos en condiciones de igualdad y sin discriminación.

En el preámbulo de dicha Declaración se reconoce que:  la “Declaración”, nace de la necesidad de contar con un instrumento rector redactado por personas expertas en temas de derechos político-electorales con enfoque de diversidad y no discriminación por orientación sexual, expresión de género, identidad de género, características sexuales y diversidad corporal, pertenecientes a los países del continente americano, en atención a que las personas LGBTTTIQA+ han sido relegadas del goce y disfrute real y efectivo de sus derechos político-electorales, ante una ausencia normativa que permita estar en condiciones de transitar a la igualdad formal y material”.

Los principios discutidos y aprobados para la Declaración incluyen: 1. Derecho a votar; 2. Derecho a ser votadas, votades y votados; 3. Derecho a asociarse libre y pacíficamente para tomar parte de asuntos políticos; 4. Derecho a participar y militar en partidos políticos; 5. Derechos de autogobierno y de consulta de los pueblos, comunidades y naciones indígenas y afrodescendientes; 6. Derecho a participar en mecanismos de democracia representativa y participativa; 7. Derecho a formar parte de autoridades electorales; 8. Derecho de acceso a la justicia en materia electoral; 9. Derecho a una vida libre de violencia y a un entorno político favorable para la participación política; 10.Libertad de pensamiento y expresión; 11.Derecho de réplica; 12.Derecho de acceso a la información y protección de datos personales; 13.Derecho de petición; 14.Derecho al reconocimiento, adecuación y rectificación de la personalidad jurídica.

En términos generales debo debó reconocer el esfuerzo institucional y de organizaciones privadas para llevar a cabo este importante evento y el producto que se encuentra en línea que orienta y da sentido a las responsabilidades y compromisos de las autoridades y de los Estados Nación; no obstante, considero trascendente trabajar para darle un contexto desde la posición que juegan las poblaciones en el modelo económico (la globalidad, el mercado y el patriarcado), las crisis que se viven, las ideologías (misóginas, machistas, clasistas, racistas, homófobas, xenófobas) que no se han desterrado metacognitivamente y en general las problemáticas de violencia y muerte que continúan existiendo entre los miembros del colectivo.

Pero aplaudo este esfuerzo, y se requiere seguir avanzando en este ejercicio de progresividad de los derechos humanos para las poblaciones disidentes sexuales, sobre todo cuando se trata de avanzar en la toma de espacios desde donde se toma el poder y las grandes decisiones para la transformación, es decir el empoderamiento, la emancipación, la autonomía, la libertad para la toma de decisión éticas.