DEBATAMOS MICHOACÁN: Vivir las virtudes sociales (Segunda parte)

Recientemente comentaba con las personas maestrantes de la Maestría en Administración de Clínicas y Hospitales de la UNICLA de Aguascalientes (Claudia Alejandra, Blanca Estela, Jairo, Miguel, Lourdes y Norma), la importancia de practicar y vivir los valores. (Foto: cortesía Gerado Herrera).

Estimados amigos y amigas, ya para finalizar este 2022, seguimos trabajando y pensando en la importancia de vivir las virtudes sociales, hacerlo nos permite mejorar nuestras posibilidades de comunicación socioemocional con la otredad. Por ello, te invito a darle lectura a esta segunda parte de “Vivir las virtudes sociales”.

Caridad (teologal): ayudar, coadyuvar, colaborar con el otro de manera desinteresada y haciendo el bien a los demás. La caridad no es entregar dinero a quien no los pide, a quien limpia los vidrios del vehículo, a quien pide la limosna, a quien tiene en la mano una receta médica, no, no; la caridad es entregarnos a la otredad en nuestros conocimientos, para generar alegría, gozo y paz. La caridad se vive cuando quien ayuda y ama a su prójimo, lo hace como si fuera él mismo.

La caridad igualmente guarda una relación con el amor que se siente por Dios por sobre todas las cosas, lo que conlleva a amar y respetar a la otredad como si fuéramos nosotros mismos.

Hago caridad, cada vez que me entrego a la otredad en mis conocimientos y permito facilitar procesos de formación e información en su beneficio.

Generosidad (cardinal): cada vez que comparto mis bienes materiales, mis conocimientos, o brindo alguna ayuda física o material o bien espiritual de manera desinteresada y sin pensar en que podría recibir algo a cambio, estoy frente a un acto generoso.

Paciencia (cardinal): esperar afuera de un hospital un resultado médico, en una estación de policía la situación jurídica, la llegada de una ambulancia, el resultado de un examen, frente a ello, escuchamos ten paciencia ya llegará; la paciencia es también una virtud que nos permite sobrellevar los momentos difíciles, con fortaleza y sobre todo sin perder la calma. Las personas que viven la virtud de la paciencia logran en consciencia esperar y logran comprender directamente que existen actos que son ajenos a nuestra capacidad de decisión.

Recientemente comentaba con las personas maestrantes de la Maestría en Administración de Clínicas y Hospitales de la UNICLA de Aguascalientes (Claudia Alejandra, Blanca Estela, Jairo, Miguel, Lourdes y Norma), la importancia de practicar y vivir los valores y principios en el ejercicio de la función pública, soportados en los Códigos de Ética y los manuales de buenas prácticas, así como en las dimensiones universal, regional, nacional y local de la normativa (leyes y normas oficiales mexicanas), sus derechos humanos, libertades y el respeto a la dignidad humana en el marco del derecho a la salud y el reconocimiento y respeto a la vida.  

Para hacerlo, igualmente se requiere de contar con elementos éticos o de bioética y valores con principios en la toma de decisiones; no obstante, la importancia de vivir virtudes sociales, sobre todo, porque la vida, esa vida que muere, requiere no solo de la práctica profesional, sino de los valores, y de las virtudes sociales de la fe y la esperanza, la humildad y la caridad, la templanza con que se practica la vida profesional.

Bondad (teologal): para desarrollar la virtud de la bondad se requiere ser amable, proyectar confianza y tener presente la importancia de hacer el bien para coadyuvar o ayudar a la otredad y mejorar su condición de vida, su calidad de vida. Se es bondadoso cuando nuestro comportamiento permite realizar acciones buenas o positivas que benefician a la otredad.

Humildad (teologal): desde nuestra conciencia, el saber reconocer nuestras habilidades, es decir, saber los alcances de nuestras potencias, pero también las debilidades, que en ocasiones facilitan que se cometan actos constitutivos de error. Aquellas personas que son humildes, que han dejado la soberbia a un lado, proyectan la confianza de la otredad, porque finalmente habrá cosas que de desconozcan y que, por ello, habrá que conocerse.

Sabiduría (cardinal): la sabiduría proviene de la experiencia, es decir, una acción repetida cientos de ocasiones, genera saberes; los saberes en una persona facilitan utilizar la prudencia, el ser amable y por ende generar condiciones que pudieran incomodar a la otredad.

Perdón (teologal): la virtud del perdón, es también humildad, es decir, nos permite aceptar que hemos cometido errores, que nos equivocamos, pero también que podemos disculpar las ofensas recibidas para poder convivir. Si perdonas, si logras realmente desde tu interior disculpar, perdonar, lograras evitar el rencor, y el deseo de vengarte, de llevar a cabo la ley del taleón, evitarlo te hará vivir más plenamente, en paz.

La gratitud (teologal): el valor de la gratitud, es aprendido en nuestro grupo primario, ahí se nos enseña de manera permanente; y es que agradecer las acciones positivas que recibimos de los demás, sean estos familiares o no, nos permite generar confianza, así como respeto.

Abnegación (teologal), la persona virtuosa, es abnegada, cuando renuncia a su hedonismo, a sus deseos o placeres de consumo, a sus valores líquidos, cuando su renuncia es genuina porque está comprometido con coadyuvar en conseguir el bien ajeno sobre el propio, es sumarse a la empresa del otro en un ejercicio de altruismo.

Así, la abnegación, es sacrificio de la persona para que derivado de dicho ejercicio beneficie a la otredad que lo necesita o requiere.

Magnanimidad (cardinal): es la virtud de la grandeza, de una gran generosidad, de una actitud interna para establecer metas grandes y complejas, más allá de las dificultades que se puedan enfrentar. La magnanimidad permite ir perfeccionando otras virtudes, y avanzar en la vida a partir de reconocer de que se pueden establecer comportamiento y actitudes personales y positivas en beneficio de grandes objetivos y metas.

Perseverancia (cardinal): la perseverancia es otra virtud, que no señala que lo que nos proponemos lo podemos cumplir en función de un beneficio colectivo, de una persona o grupo, o bien de nosotros mismos para mejorar nuestra calidad de vida, sin pasar por encima de la otredad, y asumiendo que los problemas, o dificultades que enfrentemos no disminuirán nuestro interés por coadyuvar a la otredad.

La perseverancia como valor, hace que detonemos el mejor esfuerzo, la mejor sonrisa, la voluntad de avanzar, de realizar trabajo colaborativo para alcanzar nuestros objetivos y propósitos definidos para el bien común.

La vergüenza (teologal):   en ocasiones la virtud de la vergüenza, podría oponerse a la virtud de la templanza, pero la vergüenza permite promover la honestidad, es decir, hablar con la verdad. Aquel que es descubierto generando narrativas o discursos faltos de verdad o exagerados lo menos que puede hacer es generar las condiciones de no repetir la hazaña. De esta manera, quien tiene vergüenza, quien practica esta de ninguna manera hará algo que lo pueda evidenciar o mantenerlo en una posición de mentiroso, por lo que la vergüenza nos permite avanzar significativamente en tomar conciencia y reflexionar para tomar decisiones que son éticamente correctas.

La valentía (cardinal): vinculado con una emoción, es decir, la virtud asociada a una emoción, el generar condiciones con tú fuerza de voluntad para cumplir con los propósitos y encargos que nos mandatados o que coadyuvamos para que otros logren sus objetivos, y es que la valentía requiere de la autodeterminación, que es una emoción, capaz de lograr superar el miedo o las dificultades que se nos presentan para conseguir lo que estamos buscando, ya propio o bien ajeno.

La castidad (teologal): la virtud de la castidad está vinculada con el hedonismo, es decir, alejar o moderar el placer mundano (adicciones, marcas, consumo); pero igualmente se vincula con la templanza es decir reflexionar sobre la toma de decisiones para anteponer la razón crítica y en todo caso tomar decisiones ajustadas a no cometer actos que pongan en riesgo la estabilidad, o bien que se generen las libertades para buscar placer.

Existen otras virtudes como: la liberalidad, recta ambición de honor, mansedumbre, veracidad, eutrapelia, que ya las mencionaré en otro Debatamos Michoacán.