DEBATAMOS MICHOACÁN: Comunidad profesional de aprendizaje

Este modelo educativo nos convoca a trabajar sobre tres ejes. (Foto: cortesía Gerardo Herrera)

En este año escolar 2022-2023, se darán los acercamientos del magisterio al Plan y Programas de Estudio de la Educación Básica, iniciando este dos de enero del 2023 a través de sus comunidades profesionales de aprendizaje y durante toda la semana se continuará trabajando con las y los docentes. Que importante que durante esta semana del dos al seis de enero se habrá de reflexionar en el cómo llevar a cabo de manera autónoma nuestros programas educativos, la politicidad de los padres de familia, la participación del estudiantado y el compromiso de quienes académicamente forman el proyecto educativo, es decir,  partiremos de una nueva perspectiva sobre lo que se habrá de enseñar y cómo hacerlo, al considerar a la comunidad como el punto de partida y sus problemáticas y desde ahí, se habrá de conocer y reconocer el perfil de egreso, los ejes articuladores, los campos formativos, pero igualmente se habrá de trabajar sobre los programas analíticos y conocer los programas sintéticos, entre otras acciones.

Nada sencillo, pero tampoco complejo, miles de docentes son personas: integras, entregadas y comprometidas con la educación, que en este momento trabajan colaborativamente, con emoción y pasión.

Este modelo educativo nos convoca a trabajar sobre tres ejes; en los cuales se habrá de reflexionar y que se incluyen en la Ley General de Educación, me refiero a: la equidad, inclusión y participación; conceptos sobre los cuales habremos de continuar trabajando, toda vez que constituyen un acicate institucional para fortalecer los compromisos definidos por el marco legal de la educación.

En este sentido, el artículo 16, fracciones VI y VII, de la Ley General de Educación establece que la educación que imparte el estado: Será equitativa, al favorecer el pleno ejercicio del derecho a la educación de todas las personas, para lo cual combatirá las desigualdades socioeconómicas, regionales, de capacidades y de género, respaldará a estudiantes en condiciones de vulnerabilidad social y ofrecerá a todos los educandos una educación pertinente que asegure su acceso, tránsito, permanencia y, en su caso, egreso oportuno en los servicios educativos; Será inclusiva, al tomar en cuenta las diversas capacidades, circunstancias, necesidades, estilos y ritmos de aprendizaje de los educandos, y así eliminar las distintas barreras al aprendizaje y a la participación, para lo cual adoptará medidas en favor de la accesibilidad y los ajustes razonables.

Con respecto a la Participación, la Ley General de Educación, refiere sobre la creación del Consejo de Participación Escolar, en sus diferentes niveles gubernamentales, así, prescribe en el Artículo 131. Las autoridades educativas podrán promover, de conformidad con los lineamientos que establezca la autoridad educativa federal, la participación de la sociedad en actividades que tengan por objeto garantizar el derecho a la educación; en tanto que para el Artículo 132. La autoridad de cada escuela pública de educación básica y media superior, vinculará a ésta, activa y constantemente, con la comunidad. La autoridad del municipio dará toda su colaboración para tales efectos.

Entre otras actividades el Consejo de Participación Escolar, Coadyuvará en temas que permitan la salvaguarda del libre desarrollo de la personalidad, integridad y derechos humanos de la comunidad educativa.

Desde la perspectiva legal tiene un posicionamiento la equidad, inclusión y participación tal como lo describe la Ley General de Educación de 2019; en la vida cotidiana, para los integrantes de la comunidad y la escuela cómo comprender la inclusión:

La inclusión, en materia educativa y del derecho a la educación se sostiene en cuatro principios: primero: gratuidad; segundo: obligatoriedad e igualdad de oportunidades; tercero: derecho a la no discriminación; cuarto: identidad, que impulsa una educación en y para los derechos humanos, las libertades y el respeto a la dignidad humana; no obstante, en complementariedad, una forma de comprender la inclusión es apreciarla como un proceso sistemático y a la vez sistémico de llevar los valores a la acción. Es decir, asumir un compromiso con los valores particulares que representan el deseo de superar la exclusión y promover la participación, por lo que dichos valores deben estar bien arraigados, si no, solo serán una cuestión superficial, una moda, un momento, un discurso.

Los valores son la guía para promover la acción; los valores impulsan, dan dirección y destino a lo que pretendemos. Cuando tenemos un conjunto de valores y nos planteamos en ellos el cómo queremos vivir y educarnos, en el ahora, en el presente, y que sosteniblemente permita a otras generaciones disfrutar de espacios sin violencia y en inclusión.

Pero cuáles son los valores; esos valores que permiten mejorar las condiciones de vida de la población: la igualdad, los derechos humanos, la participación de la comunidad, el respeto a la diversidad cultural, social y sexual, la sostenibilidad, la no violencia, la confianza, la compasión, la honestidad, la valentía, pero también en espiritualidad tenemos la alegría, el amor por la otredad, la esperanza, el optimismo y desde luego la estética, la búsqueda de la belleza de la naturaleza y de la mano del hombre. 

Los valores son necesarios para el desarrollo educativo inclusivo, pero cinco de ellos –igualdad, participación, comunidad, respeto a la diversidad, y sostenibilidad– pueden contribuir más que los demás a establecer estructuras, procedimientos y actividades inclusivas.

Para la inclusión y el manejo de los valores, es importante preguntarnos ¿Qué sería de la educación, por ejemplo, sin confianza, honestidad, coraje o compasión? ¿Qué ocurriría si no hubiera alegría, amor, esperanza o belleza?