DEBATAMOS MICHOACÁN: Mujeres

Mujeres manifestándose en Morelia. (Foto: especial)

Tuve una conversación con la doctora Rosalinda Herrera, quien fue mi alumna en el doctorado de Ecoeducación, ella es docente y defiende los derechos de las mujeres, principalmente de las infancias y adolescencias; fue una conversación que no teníamos preparada, pero en el marco del 8M, iniciamos algunas reflexiones que comparto con ustedes por su contenido y porque me parece que es importante reflejar saberes de las mujeres que vienen trabajando desde muy abajo en la lucha social. Ella, ahora en este día ocho de marzo de 2023, recibió la condecoración de la Mujer Naucalpense, felicidades por ese logro y reconocimiento institucional a su labor académica e institucional, así como social de más de cuatro décadas.

Yo le preguntaba a la doctora Rosalinda en qué momento se encuentra el movimiento social de las mujeres; yo le comentaba que, parto de los avances que se tienen en las normas, en las estructuras operativas, así como en la conformación de servidores públicos más sensibles a las problemáticas de las mujeres y a un diseño de política pública que se alinea a la CEDAW y a la Convención Belem Do Para y el marco jurídico de una vida sin violencia contra la mujer.

Sin darme tiempo a que terminara mi reflexión, de inmediato me dijo, “en todos los discursos figuramos, doctor Gerardo”; desde esa perspectiva hasta el expresidente de la SCNJ, se manifestó por acciones a favor de las mujeres, pero, por otro lado, temo decirte que no tenemos contención de la violencia contra una vida libre de violencia para las mujeres, eso al parecer, se queda aún en el discurso, en las normas, en la política pública, en la práctica lo vivimos diariamente en un continuum que somete, controla y disciplina los cuerpos de muchas mujeres, incluso hasta generar feminicidios.

Igualmente me comentó, si bien existen condiciones importantes y de impacto en los discursos sobre mujeres, estos no han influido para atender los problemas que desarrollan y promueven los hombres, sobre todo en el caso de violencia contra la mujer. Te comento Gerardo, en ocasiones todos, incluidos muchos varones, se reconocen como que saben mucho sobre el tema de mujeres y la violencia, la verdad es que no es así, un hombre violento, es un hombre violento, fue preparado para ello y en tanto no deconstruya sus saberes y aprendizajes, no hay posibilidades de cambio, es decir, el asunto no dejar de trabajar con el empoderamiento y emancipación de la mujer, así como de trabajar paralelamente con los varones para su deconstrucción metacognitiva de sus mandatos y potencias de las masculinidades diversas.

Yo le comenté a la doctora Rosalinda que, la Escuela para hombres contra la violencia de la mujer de Pátzcuaro, de donde fui Director académico y desarrollé mi método de intervención logrando egresar la primera generación, y cuyos  resultados positivos, en términos del reconocimiento de los participantes de que ejercían violencia, y que después de la intervención lograron acceder a conversar el tema de la violencia con sus esposas y sus hijos y en algunos casos ofrecer las disculpas o el perdón a sus parejas, reconociendo que eran violentos y que tenían las bases para transformar sus prácticas de dominación y subordinación, en prácticas más cercanas y de trabajo dentro del hogar para los cuidados, la crianza y desde luego las labores del hogar; no obstante, ese proyecto fue algo pequeño, frente a la necesidad que tenemos de promover acciones de mayor impacto para fortalecer la dignidad de las mujeres; es decir, no todos saben sobre el tema, aunque muchos lo asumen como si fuera así.

Otro de los temas que planteamos es si la violencia tiene un par, es decir, violencia-modelo económico; ella me dijo que sí, que hoy, hay un número importante de mujeres que trabajan y tienen parcialmente una independencia económica, frente a los “machos”, o bien los varones o los masculinos, que reaccionan con violencia, y es que los hombres no se quieren ver disminuidos en su mandato de masculinidad, al contar con una compañera sentimental que es más exitosa, eso molesta y, genera violencia; aunque hay que decirlo le comente, las mujeres siguen teniendo salarios menores a los de los varones, ese es un debate inacabado, pero además, no son muchas las mujeres que ocupan cargos públicos de gran impacto. Palabras más o palabras menos, al hombre solo le queda la violencia para fortalecer su masculinidad, de no hacerlo estaría perdido, me expreso.

Comentamos que, pese a que la mujer se ha empoderado, eso no quiere decir que los hombres se disminuyeron en poder y autoridad y por ende reaccionan violentos; la verdad es que los hombres frente a las necesidades de empleo, inseguridad en el empleo, su desarraigo en sus vínculos relacionales: la familia, la comunidad, reaccionan con violencia, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, más bien me comentaba por la precariedad en la que viven, en su economía, por no poder acceder a informarse más o formarse más y a contar con dinero.

Volví a comentar sobre las penas en Michoacán para el feminicidio, ella me comento que, la muerte de una mujer, es producto de una gran cantidad de actos de violencia, como la violencia en continuum, que no son considerados crímenes, pero igualmente son agresiones, pero no son tipificados como crímenes, así el único crimen es la muerte, pero no el conjunto de agresiones que se cometen a diario contra las mujeres, ello, tendría también que tener un impacto en las penas para aquellos que las ejerzan y atenten contra los cuerpos de las mujeres y las niñas. 

Si bien es cierto que la pena contra el feminicida creció, y eso es bueno, lo que pienso es que eso no resuelve el problema, solo da una alternativa de solución, pero es bueno, lo acepto, me expreso, lo que se debe hacer es seguir trabajando en aquellos espacios muy abajo donde se cometen agresiones todos los días que no se ven como crímenes, sino como algo que es normal, pero que en la realidad no lo es.

Comparto estas breves reflexiones con la doctora Rosalinda Herrera y espero en otro encuentro podamos seguir conversando sobre este tema que nos sigue inquietando por la cantidad de aristas que existen para la comprensión del fenómeno social de la violencia contra las mujeres.