ECOS LATINOAMERICANOS: La prueba de fuego

Los candidatos a gobernador de Coahuila. (Foto: especial)

El siguiente domingo 4 de junio, se llevarán a cabo las elecciones a gobernador en Coahuila y Estado de México, las cuales serán un preludio respecto de la contienda por la presidencia nacional de 2024. Y contrario a lo que varios pudieran suponer los escenarios políticos en cada estado son bastante distintos entre sí.

En el caso de Coahuila, el bloque opositor, PRI-PAN-PRD, lleva un abanderado único y con un perfil político bastante sólido. Manolo Jiménez Salinas, candidato del señalado bloque, actualmente va encabezando las encuestas con casi 40% de la intención de voto. Por su parte su más próximo rival, Armando Guadiana Tijerina, el candidato de MORENA no logra todavía despegar del umbral del 32% de preferencia electoral, además de ser un perfil político muy polémico, al punto donde los aliados actuales de la 4T, el PT y el PVEM optaron por cada uno lanzar su propia candidatura en este estado norteño.

Justamente hace pocos días el PVEM, quién también iba en alianza con un partido local, aceptó retirarse de la elección para dar su respaldo al candidato morenista, aun cuando su candidato, Lenin Pérez Rivera, manifestó públicamente no estar de acuerdo con dicha decisión, a lo que rompió con los verdes para mantener su carrera en la contienda con el otro partido local, Unidad Democrática de Coahuila, teniendo actualmente una media de 4% en la preferencia electoral. Por su parte el candidato del PT, Ricardo Mejía, continúa creciendo en la preferencia electoral posicionándose con 15% de intención de voto y ha señalado explícitamente que no declinará por ningún candidato.

Por todo ello, el escenario coahuilense luce muy complicado para el oficialismo, en tanto la oposición parece tener una posibilidad real de conservar dicho bastión, que específicamente sería para el PRI, debido al perfil del candidato oficialista y su vinculo con la dirigencia nacional de dicho partido.

Ahora bien, en el caso de Estado de México la situación está inversa. Prácticamente todas las encuestas colocan a Delfina Gómez, candidata del oficialismo, como puntera, sumado a lo anterior el hecho de que, en el caso mexiquense, la candidata si tiene el respaldo del PT y PVEM en su coalición, lo cual, a diferencia de Coahuila, hará que el voto no se fragmente. Además, Delfina cuenta con la ventaja de ya haber sido candidata a la gubernatura en 2017 y haber contado con un gran respaldo electoral, por lo que ya cuenta con un mapeo más o menos general sobre donde puede trabajar más fácil su estrategia de promoción.

Aunque no debe tampoco subestimarse a la candidata opositora, Alejandra del Moral, toda vez que ella cuenta con el respaldo total de la alianza PRI-PAN-PRD, aunque en el caso mexiquense parece haber más fricciones al interior de dicha coalición, sobre todo entre el PRI y el PRD. No obstante, el Estado de México es de los pocos bastiones que aun le quedan al partido tricolor y por lo tanto dicho partido no lo perderá sin dar pelea, especialmente por la cantidad de votantes y distritos electorales que dicho estado representará en el 2024. Sin embargo, la situación apunta a que es más probable que sea la 4T quién se lleve la victoria en este estado del centro del país, toda vez que Delfina roza los 60 puntos porcentuales, en tanto Alejandra se mantiene en el umbral del 43% aproximado.

Un último factor para analizar es la ausencia de Movimiento Ciudadano en ambas elecciones. Una estrategia no muy clara, ya que en apariencia todo parecía apuntar que dicho partido se podría haber beneficiado de colocar candidatos que, si bien difícilmente pudieran haberse hecho con la victoria, al menos podrían haber posicionado políticamente a liderazgos locales para obtener una importante votación en 2024 y así tener más posibilidad de elevar el porcentaje de legisladores en ambas cámaras, tal como sucedió en 2021. Sin embargo, al menos por lo pronto, el no estar en la boleta de ambos estados, no parece ayudarle de ninguna manera al partido naranja, aunque también existe posibilidad que esto sea una táctica premeditada de parte de su dirigencia para obtener algún tipo de beneficio mediante algún pacto no visible, ya sea con el oficialismo, la oposición, o algún otro grupo de poder.

Pero sea como fuere, estas elecciones estatales servirán como un campo de prueba para medir las capacidades de movilización, alianzas con liderazgos locales, y disposición real de simpatizantes y militantes para ambos bloques políticos, antes de la contienda de 2024. Por lo que, independientemente de los resultados, habrá mucho de que hablar después del 4 de junio.