DEBATAMOS MICHOACÁN: Encuentro de Neuronas y comunalidad

Encuentro de Neuronas Híbrido es un ejercicio de las personas con compromiso social, que integra voluntades y saberes de la población. (Foto: cortesía Gerardo Herrera)

Encuentro de Neuronas Híbrido es un ejercicio de las personas con compromiso social, que integra voluntades y saberes de la población; el ejercicio de dicha acción se hace sin convocar, sin un formato previo, es decir, quienes hacen posible Encuentro de Neuronas Híbrido, llegan a la población, a invitación de una persona de la comunidad que tenga interés en coadyuvar a un proceso de intesubjetivación para la convivencia, fraternidad y participación social, lo demás, no es complicado, es reunirnos para dar la voz a los integrantes de la comuna para que compartan sus historias de vida, sus saberes, y cómo vamos caminando para hacer comunalidad.  

Se encuentran colaborando diversos actores sociales para este proyecto de Encuentro de Neuronas: Sergio Omar García, Nena Hernández Mesa y Gerardo A. Herrera. Comparto con ustedes en este Debatamos Michoacán qué es la importancia del respeto a la comunalidad y porque la insistencia de hacer cohesión social a partir del trabajo de convivencia, fraternidad y participación social en los problemas sociales por los que atravesamos.

Para Encuentro de Neuronas Híbrido, es importante el respeto a la otredad, por ello, cuando participamos en comunidades originarias, entendemos que no es solamente respetar, sino es comprender las dinámicas sociales en las que originariamente han vivido y que eso compromete a no cometer ningún acto que pudiera atentar contra las buenas costumbres y usos colectivos. En días pasado se asistió a la ancestral Santa Fe de la Laguna, municipio de Quiroga; me hizo sentir muy bien, saber que podíamos participar a partir de reconocer algunos elementos fundamentales de los qué es la comunalidad, comparto con ustedes las posiciones de dos personas doctas en estos temas con las cuales me ha tocado convivir.

Es así que, existen dos reflexiones de diferentes personas, comprometidas y estudiosas del tema de las comunidades indígenas que me animan a escribir esta reflexión sobre: la comunidad, y la comunalidad, me refiero a la doctora Parastoo Anita y el antropólogo Jaime Martínez Luna, en ambos casos tuve la oportunidad de convivir y escuchar asertivamente sus disertaciones; también tanto Sergio Omar, como Nena Hernández y quien escribe esto, trabajamos en dicho proyecto de generar comunalidad.

Parastoo Anita, plantea un “abc” de reflexiones para la comprensión de las comunidades, entre ellos, los elementos que nos permiten entender sus dinámicas sociales, algunas definiciones, así como los elementos del marco normativo.

Para las personas originarias, su territorio es fundamental, ahí se concentran desde su cosmovisión, ahí se desarrolla la vida colectiva en todos los ámbitos, el trabajo, sus formas de organización social y gobierno, sus dioses, la política o bien las relaciones de poder. Es también su vida en el espacio donde se encuentran sus lugares sagrados, los ríos, recursos naturales, sus muertos, donde escuchan el silbar del aire y el canto de las aves, entre otros elementos, como la espiritualidad que me ha tocado escuchar de Pedro Cantú, del Parque Urbano Ecológico de Uruapan, como presidente del Comité ciudadano en defensa de las áreas verdes y los humedales, o el mismo ingeniero Juan Tungui, del Ecorancho Tungui, quien mantiene un respeto por el bosque.  

La tierra es para las comunidades y sus integrantes una madre; una madre que pare, que alimenta y recoge en las entrañas. Ellos y ellas pertenecen a la tierra, entre la madre y sus hijos la relación es de pertenencia mutua. Para ellos, la madre es sagrada, razón por la cual sus hijos los son también, es decir, también son sagrados. Reivindican el territorio, porque sin la tierra en su doble sentido de madre y territorio, de que derechos podrían hablar y disfrutar las personas originarias. Es decir, simbólicamente al ser paridos por la naturaleza, somos naturaleza, porque venimos de ella.

Otro de los elementos fundamentales es la concepción de la unidad a través de la asamblea general comunitaria, ahí se toman las decisiones, que derivan en la asignación de obligaciones comunitarias a través del sistema de cargos, es decir, es en dicho espacio donde se eligen a las autoridades, como lo han hecho ancestralmente en Cheran, con las fogatas en sus barrios utilizadas para la elección de sus autoridades comunales que dirigen los destinos del municipio, de la colectividad.

La asamblea es la máxima autoridad y resuelve problemas y asuntos relacionados con la comunidad, su importancia reside en que las autoridades no toman decisiones transcendentes sin un acuerdo que surja de ella. Asistir a las asambleas es una obligación comunitaria de importancia, en algunas comunidades la obligación no necesariamente reside en el comunero, sino en la mujer, quien representa a la familia, y si ella no puede ir, podrá ir otros miembros de la familia como sucede en el caso de las comunidades de Oaxaca. Cuando no se asiste a la asamblea, se cobra una multa, que habrá de pagarse; pero, además, se mandan cerrar las entradas de la comunidad y nadie puede salir, para asegurar la permanencia.

Adicionalmente, mantienen un sistema de cargos y formas de gobierno comunitario, es decir de autoridades y servicios para la atención de las personas originarias. De esta manera existen cargos religiosos y políticos articulados a la unidad mínima social que es el barrio, el cual es entendido como la unidad física, política, administrativa, fiscal, militar y religiosa. En Cheran se tienen cuatro barrios y cada uno de ellos elije en su respectiva asamblea o fogata a la persona que deben servir a la comunidad en nombre de su barrio.

En otro sentido, pero bajo la dinámica de comunidad, existen los trabajos comunitarios o también llamados faenas, también en otras comunidades se les conoce como el tequio. Para una mujer indígena el tequio es “el concurso obligado y personal de cada miembro de la comunidad en la ejecución de alguna obra de beneficio general”, es decir, es un deber de cada uno en beneficio de la colectividad, de manera sostenible, para esta generación y las próximas generaciones. Las personas originaras piensan en función de la colectividad y su interés es el bien común o interés colectivo. Los detalles de las faenas o bien del tequio varían de conformidad con las comunidades, en función del número de faenas que se programen; los días en que se llevan a cabo; el sí se puede pagar a otra persona de la comunidad para que cumpla con la faena, o incluso de la familia, o pagar una multa si es que no pudiera; la hora en que se realizan; y sobre todo para que tipo de obras se utiliza el tequio o la faena.

En relación con las fiestas y ritos colectivos, también existe un modelo para acercar la participación de las personas originarias de la comunidad con lo que se construyen oportunidades para adquirir y refrendar la identidad comunitaria y comunal a través de la música, las danzas y un disfrute colectivo de excedentes, en un ambiente de alegría y creación. Esta múltiple celebración se organiza, financia, realiza y disfruta en forma comunal.

Otro elemento de integración de las comunidades son la lengua, como una forma de transmitir y preservar la cultura, actualmente se tienen 11 familias lingüísticas, 68 grupos de lenguas y 364 variantes etnolingüísticas.

Por otro lado, las comunidades originarias manteniendo un ejercicio de identidad, asumen su pertenencia a la comunidad; identidad y sentido de pertenencia a la comunidad genera la cohesión social. Recordemos que la pertenencia a la comunidad, plantea obligaciones de sus miembros, quienes cumplen permanecen, quienes no cumplen pueden ser expulsado del constructo comunitario.

La idea de pertenencia a una comunidad se basa en una visión colectiva y de un desarrollo comunal de la vida. Desde ahí es importante el cumplimiento de las obligaciones comunitarias, entre ellas la faena, la asistencia a las asambleas, el pago de cooperaciones, y el buen comportamiento, estas se cumplen a nivel familiar.

Para el antropólogo Jaime Martínez Luna, es fundamental abordar todos estos aspectos señalados, pero desde el concepto de la comunalidad, como un instrumento que de sentido a todos los miembros y fortalezca la identidad y el compromiso de solidaridad para el cuidado y preservación de la sabiduría ancestral.