Costosa democracia

La vida democrática en México es resultado de largas jornadas de lucha por parte de diversos sectores sociales. (Foto: especial)

La democracia en México cuesta mucho dinero, la cual se paga con el trabajo y esfuerzo de los campesinos; obreros, comerciantes; docentes o profesores; trabajadores al servicio las administraciones de los tres niveles de gobierno; empleados de sector privado y algunos otros asalariados.

En 2023, los siete partidos legalmente reconocidos en conjunto recibirán $6 mil 233 millones 510 mil 798 pesos, de los cuales, $5,936,016,484, se destinarán al sostenimiento de actividades ordinarias permanentes; $178,080,495, para actividades específicas; $118,720,329, para franquicia postal y $693,490, para el pago de franquicia telegráfica.

Cifras presupuestales que se incrementan cuando se llevan a cabo procesos electorales locales o federales. Como sucedió en la reciente Elección de la Gubernatura del Estado de México. Exclusivamente para la obtención del voto, según Acuerdo IEEM/CG/06/2023, se autorizó la entrega de $ 387,765 335.50 pesos, a los partidos participantes en la contienda: Acción Nacional $ 58,340,611.87; Revolucionario Institucional $ 101,630,533.89; de la Revolución Democrática $ 27,880,141.32 y Nueva Alianza Estado de México $ 26,772,454.53, los cuales formaron el bloque llamado “Alianza va por México” y en conjunto recibieron $ 214,623,741.61 pesos. Asimismo, a la coalición denominada Juntos Hacemos Historia, se le autorizaron $ 173,141,594.19 pesos: a MORENA $ 112,921,386.70; al Verde Ecologista de México $ 32,885,083.86 y al del Trabajo $ 27,335,123.54. estableciéndose como tope de campaña para dicho proceso electoral, la cantidad de $ 448,801,622.94 pesos.

Presupuesto que bien podría utilizarse para cubrir algunas prioridades económicas y sociales a nivel nacional, como la compra de medicamentos para las personas que padecen enfermedades crónicas; así como, para el mejoramiento de la infraestructura médica y educativa; en lugar de destinarse a pagar las actividades diarias de quienes han hecho de la política una forma de vida y que tal parece que poco han contribuido al desarrollo de la comunidad que han llegado a representar. Desgraciadamente mientras no se cambien las leyes electorales, las familias trabajadoras seguirán pagando esta democracia de partidos que estamos viviendo desde 1930.

Por otra parte, quienes conocen sobre aspectos electorales, nos comentan, que los topes de gastos de campaña, para cualquier cargo de elección popular, establecidos por las autoridades electorales, no corresponden a la realidad. En todos los casos, resultan insuficientes para realizar las actividades de proselitismo político entre los electores, mucho menos en el caso particular de una Entidad Federativa como el Estado de México, con una superficie territorial de aproximadamente 22,500 Kilómetros cuadrados, 125 municipios, y un padrón electoral cercano a los 12 millones 800 mil personas. Sería interesante saber, lo que realmente gastaron cada una de las candidatas participantes y el origen de esos recursos “complementarios”.  

Todo indica que se dio una competencia desigual, por un lado, una candidata que contó con el apoyo de toda la estructura política administrativa del Gobierno Federal y de las entidades federativas con gobernadores afines a la Cuarta Transformación. Por el otro lado, una candidata con apoyos limitados tanto políticos como económicos, que no pudo subsanar con trabajo e imaginación, para revertir las preferencias electorales y los negativos históricos de los partidos que representaba; con los resultados que ya conocemos. Si bien es cierto, que, por primera vez, desde 1930, habrá alternancia en el gobierno estatal, lo malo de todo esto, es que muchos de los que llegarán al poder, son más de lo mismo con intereses particulares, bien definidos.

Como siempre sucede, la derrota es huérfana y lo más fácil es buscar algún culpable al exterior de los partidos, como en este caso, se quiere culpar al Gobernador del Estado del contundente fracaso electoral, argumentando que se alejó de la candidata de su partido, que prácticamente la abandonó a su suerte; como dejando entrever que no le proporcionó ningún tipo de apoyo financiero para que resistiera el embate de una campaña de estado.

Los resultados sólo reflejan la verdad de lo sucedido, los partidos del bloque “Alianza va por México”, no diseñaron una planeación (táctica, estratégica y operativa), con la claridad y sencillez debida, donde se estableciera la estrategia, las acciones y el nombre de las personas  responsables de cada una de las tares previstas; se auxiliaron de operadores políticos, que siguen pensando en que todavía, funcionan las mismas estrategias electorales que se  implementaron en las últimas décadas del siglo pasado, cuando es bien sabido, que cada campaña político-electoral, es diferente a las anteriores, porque son diferentes las circunstancias en cada momento.  

Por otra parte, se dejó entrever la falta de conocimiento de las necesidades e inquietudes de los electores; también faltó conexión o mayor acercamiento  con las masas  populares; además, fue un error apostarle al voto duro de los partidos postulantes; no optimizar los recursos disponibles, se pudo haber hecho un mejor uso de la tecnología y al parecer hizo falta apoyos financieros; pero sobre todo, se desaprovechó la oportunidad de exhibir las limitaciones de la adversaria y al no hacerlo, ocasionó que los electores no contaran con la suficiente información, para emitir un voto razonado y por si fuera poco, con todo esto, se permitió que se cumpliera uno de los deseos políticos del presidente, de que una de sus colaboradoras, en una segunda vuelta ganara la Gubernatura del Estado de México.

Acontecimiento que me hizo recordar un comentario de, un extraordinario político, con calidad humana, de esos, que afortunadamente todavía existen y participan en alguno de los partidos políticos del Sistema Político Nacional. Decía “que hay que estar preparados para enfrentar con éxito los vaivenes de la vida o si se llega a tener suerte, de entrar en el ánimo de un hombre poderoso, tengas las limitaciones que tengas, tendrás asegurado el triunfo en vida, sin necesidad de tanto esfuerzo, sólo es cuestión de mostrarse leal y obediente a su protector”.

Algo parecido sucederá con la sucesión presidencial, al parecer todo indica que la decisión ya está tomada, de quien será la candidata del partido en el poder, sólo es cuestión de ir barnizando de democracia el procedimiento de selección, para evitar desgastes innecesarios o rompimientos políticos que pongan en riesgo la continuidad del proyecto de la Transformación de la Vida Nacional. Esto, se supone lo saben los otros aspirantes a la candidatura, lo extraño es que a estas alturas sigan en la simulación, cuando bien saben que no están en el ánimo de quien tomará la decisión final y que alguno de ellos, tendrá que buscar cobijo en otro partido político, si quiere participar en dicha contienda electoral, posiblemente por ese motivo, de momento, su propaganda no se identifica con ninguna organización política.   

Se tome la decisión que sea, lo cierto es, que cada día que pasa la democracia mexicana es más costosa y existen pocas esperanzas de que mejoren las condiciones de la calidad de vida de la población, principalmente de la más marginada, ya que los cargos de elección popular seguirán siendo ocupados por muchos políticos reciclados y por un buen número de descendientes de las familias que han gobernado el País, durante el México postrevolucionario.