La psicología del juego: por qué la gente sigue jugando

Acercarse a juegos modernos o de autor, una de las intenciones. | Fotografía: Tim Foster | Unsplash

Algunas personas apuestan una vez en la vida u ocasionalmente sin ningún problema. Otras apuestan con regularidad y no pueden parar, aunque pierdan todo su dinero, su trabajo, su familia y su salud. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles son los factores psicológicos que hacen que la gente siga apostando a pesar de todas las consecuencias negativas? En este artículo analizaremos algunos de ellos.

Ilusión de control

Es la tendencia a sobreestimar la propia influencia en el resultado de sucesos aleatorios. Por ejemplo, un jugador puede pensar que puede influir en la caída de un número en la ruleta eligiendo una determinada estrategia, color o número. O puede pensar que puede predecir el resultado de una lotería basándose en sus premoniciones, sueños o señales. De este modo, el jugador se hace la ilusión de que no depende del azar, sino que tiene algún secreto o habilidad que le ayudará a ganar.

Distorsiones cognitivas

Son errores de pensamiento que llevan a malinterpretar la información y las situaciones. Por ejemplo, un jugador puede estar sujeto a las siguientes distorsiones cognitivas:

  • Confirmación de hipótesis. Es la tendencia a buscar y recordar sólo la información que confirma nuestras expectativas o creencias. Por ejemplo, un jugador a través de tragamonedas gratis nuevas puede recordar sólo sus victorias y olvidar sus derrotas. O puede creer que tiene días “afortunados” o “desafortunados” para jugar.
  • La falacia del jugador. Se trata de la creencia de que los acontecimientos aleatorios tienden a equilibrarse entre sí. Por ejemplo, un jugador puede pensar que si pierde durante mucho tiempo, es seguro que ganará pronto, o que si gana una vez, volverá a ganar.
  • Autoengaño. Es la capacidad de convencernos de lo que queremos creer, aunque contradiga los hechos o la lógica.

Por ejemplo, un jugador puede engañarse a sí mismo diciéndose que juega para divertirse o relajarse y no para ganar dinero o resolver problemas.

Motivación y emociones

Son estados internos que impulsan nuestro comportamiento y nuestras decisiones. Por ejemplo, un jugador puede tener las siguientes motivaciones y emociones para jugar:

  • Búsqueda de emociones. Es el deseo de experimentar emociones fuertes y positivas como la excitación, la alegría, el orgullo o la satisfacción. El juego puede ser una forma de conseguir estos sentimientos, especialmente si el jugador tiende a tener una vida aburrida, monótona o desagradable.
  • Una forma de hacer frente al estrés. Es un deseo de deshacerse de emociones negativas como la ansiedad, la ira, el miedo o la tristeza. El juego puede ser una forma de distraerse de los problemas, olvidar las preocupaciones u obtener una sensación de control y autoestima.
  • Pertenencia social. Es el deseo de formar parte de algún grupo, socializar con los demás u obtener su aprobación. El juego puede ser una forma de hacer nuevos conocidos, mantener viejas amistades o presumir del propio estatus o habilidades.

Como puede ver, el juego puede tener diferentes razones y funciones psicológicas para diferentes personas. Sin embargo, si el juego se convierte en una adicción y causa daños al jugador y a su entorno, entonces estas razones y funciones dejan de ser adecuadas y útiles. En tal caso, el jugador debe darse cuenta de su problema y buscar ayuda de especialistas o personas cercanas. Sólo así podrá superar su adicción y volver a llevar una vida normal y feliz.