Una traición anunciada

Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum, Andrés Manuel López y Marcelo Ebrad. (Foto: especial)

El proceso interno implementado por Movimiento Renovación Nacional (MORENA), del 19 de junio al 03 de septiembre del año en curso, para supuestamente seleccionar al Coordinador (a) Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, en realidad sirvió para barnizar la democracia y formalizar la designación de facto de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo como candidata a la presidencia de la republica 2024-2030 por la alianza “Juntos Hacemos Historia” (MORENA, PVEM y PT) que ya con antelación y en forma unilateral había decidido el presidente López Obrador.

Al parecer, como dijera el clásico, todo fue fríamente calculado considerando todas las consecuencias que esta decisión, pudiera ocasionar en las preferencias electorales o en caso de cualquier inconformidad por parte de los aspirantes al cargo. Por principio de cuentas, contando, con la complicidad de algunos secretarios del gobierno federal, gobernadores, senadores y diputados entre otros políticos, sin escatimar recursos y con mucho tiempo de anticipación se fue difundiendo por todo el territorio nacional, la imagen de la Dra. Sheinbaum, mediante espectaculares, bardas, medios digitales y asambleas informativas, hasta lograr posesionarla en el ánimo de la mayoría de los simpatizantes de MORENA, hasta tener la seguridad de poder solventar cualquier procedimiento de selección.

Esa desigual competencia no pudo ser superada por los demás aspirantes a la candidatura presidencial: Ricardo Monreal Ávila, Adán Augusto López Hernández, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Manuel Velazco Coello y José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, en algunos casos no les alcanzó el tiempo, en otro faltaron recursos y hasta por un deficiente trabajo de proselitismo político. Situación que se confirmó en los resultados finales del proceso.

Siendo honestos, Marcelo Ebrard, por méritos propios y en condiciones de igualdad, sin duda alguna hubiera ganado esa contienda interna, pero desafortunadamente fue víctima del destino manifiesto a la mexicana. Es entendible su inconformidad y que haya solicitado a la Comisión Nacional de Honor y Justicia del partido, la reposición del proceso, lo cual de antemano parece imposible que suceda y en el remoto caso que así fuera, los resultados serían muy parecidos, sólo que corregidos y aumentados y a favor de la misma persona. Lo difícil de entender, es que si de antemano, sabia como se estaban acomodando las fuerzas políticas al interior del partido y de que ya no estaba en el ánimo del Presidente López Obrador, ¿qué lo motivó aceptar participar en ese desigual proceso.

Algo extraño sucedió que fracturó las relaciones políticas entre el mandatario y su exsecretario de Relaciones Exteriores, amigo y compañero de mil batallas, que, en los momentos más críticos de su vida política, se demostraron lealtad a toda prueba, como cuando Marcelo, abdicó a favor de su amigo, en la contienda por la Jefatura de Gobierno de la  Ciudad de México o cuando en 2011, le cedió la candidatura a la presidencia de la república,  Como colaborador, en unos de los momentos más difícil que hemos enfrentado los mexicanos en materia de salud, por la CVID-19, confirmó la lealtad al proyecto de la cuarta transformación, capacidad de liderazgo, amor a la patria y vocación de servicio al prójimo con calidad humana, al lograr conseguir las tan codiciadas vacunas para prevenir la enfermedad.

No se puede entender este cambio tan radical entre dos amigos y colaboradores, podemos echar a volar nuestra imaginación y hacer mil especulaciones al respecto, desde pensar en errores políticos de sus colaboradores, intriga por parte de personas cercanas al presidente o hasta de algún familiar. La realidad de las cosas, es que estas conductas confirman lo que se dice popularmente: que la amistad más grande del mundo se rompe por el filo de una peseta y que la política es de intereses no de amistades.

Posiblemente, pudo haber entendido que sus aspiraciones presidenciales en la cuarta transformación habían terminado, desde el momento mismo que el presidente empezó a llamarlo amigo, casi hermano, ya que, al descifrar el simbolismo de esas expresiones, nos lleva a recordar que la costumbre en México, es que se hereda a los hijos y no a los hermanos, en este caso, haciendo la similitud, predomino la costumbre.

Comentan los que saben de política, que, desde inicios de sexenio, se ventilaba que la Dra. Sheinbaum, estaba en el ánimo del presidente para que fuera su sucesora y consolidara su proyecto de transformación nacional, considerando su preparación académica certificada, su experiencia política-administrativa, adquirida durante el tiempo que fungió como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, pero sobre todo lealtad incondicional.

A estas alturas, este proceso es un acto consumado, no hay vuelta de hoja, todo se fue dando con la precisión que se había planeado, el día 6 de septiembre, el Dr. Alfonso Francisco Durazo Montaño y Mario Martín Delgado Carrillo, gobernador de Sonora y presidente del Consejo Nacional y Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, respectivamente, dieron a conocer los resultados de las encuestas dando como ganadora a la Dra. Sheinbaum; el día 07, el Presidente López Obrador le entregó el bastón de mando y con ello, el poder para decidir sobre las candidaturas en juego para 2024; el domingo 10 de septiembre, recibió la constancia oficial, que en teoría la acredita como Coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, con miras al proceso político-electoral 2024. Dejando cerrado el proceso.

Ante este panorama, no hay otras alternativas para Marcelo, más que plegarse a los lineamientos del programa de la Dra. Sheinbaum y acomodar a sus cercanos colaboradores en algunas posesiones; encabezar la candidatura a la presidencia de la república bajo los colores del movimiento naranja; formar su propio partido para decidir con plena libertad candidaturas o de plano apoyar a la candidata del Frente Amplio por México. Esto último dudo que lo haga, por ser la candidata de la oligarquía y porque sería avalar el regreso al pasado, cuando sólo se beneficiaba un selecto grupo de personas a costa del sufrimiento de campesinos, obreros, burócratas, docentes, empleados comerciantes y pequeños empresarios.

Además, al parecer dicha candidata, está con la idea de eliminar los programas de bienestar social, por otra parte, frecuentemente utiliza un lenguaje soez para dirigirse a cierto grupo de sus semejantes, siendo un mal ejemplo para las niñas y niños, lo que sin duda alguna le ira restando simpatía entre los electores y difícilmente le alcanzarán los números para logrará su objetivo.

Pero, todo puede suceder, según la mencionada candidata, ya tiene agendada una reunión con Marcelo, teniendo como propósito de que “le diga que ha vivido, para saber lo que le espera” (de la columna de García Soto, 13/08/23). En política no hay nada escrito, puede ganar quien aparentemente menos posibilidades tiene,

Todos estos acontecimientos reafirman lo que un día me dijo un político sabio, honesto, con ética profesional, de los pocos que todavía podemos encontrar en el Sistema Político Nacional: “es cuestión de que entres en el ánimo de un poderoso para que resuelvas tus problemas materiales y cumplas tus aspiraciones, no importa los defectos que tengas”. El mismo, había sido despojado de la candidatura al gobierno de su estado, que por méritos propios y derechos partidistas le correspondía.