Morelia, Mich.- La exposición al aire libre “El Prado en Morelia”, inaugurada apenas hace cuatro días, no sólo presenta fallas de origen, sino que ya también ha sido intervenida por la ciudadanía.
Entre las 56 obras que componen la instalación son visibles los tornillos con los que éstas están montadas sobre las mamparas; algunos de ellos llegan, incluso, a romper el papel sobre el que se imprimieron.
En “David vencedor de Goliat”, obra del ícono del claroscuro barroco, el italiano Michelangelo Mersi da Caravaggio (Caravaggio), la mala instalación hace que un ficus del andador de la Plaza de Armas permita ver el dramatismo de la cabeza decapitada del gigante vencido, pero no la del joven victorioso.
También se esconde entre los árboles de la plaza céntrica de Morelia el rostro de uno de los apóstoles que se están descubriendo los pies para que Jesús pueda lavárselos, un pasaje de la llamada “última cena” inmortalizado por Jacopo Tintoretto en la obra “El lavatorio”, originalmente de 2.1 por 5.33 metros.
También de origen, se pueden percibir burbujas en la impresión de “María Tudor, reina de Inglaterra, segunda esposa de Felipe II”, del retratista neerlandés Antonio Moro.
A ese tipo de fallas, se suma el hecho de que, tras apenas cuatro días de haberse inaugurado, ya comenzaron a darse intervenciones de la ciudadanía en las reproducciones: desde stickers (calcomanías) en la base de las estructuras que sostienen las obras, hasta colillas de cigarro metidas en las ranuras del marco de las obras, así como rayones y manchas.
La exposición “El Prado en Morelia” estará instalada en la Plaza Miguel Hidalgo y el andador sur de la Plaza de Armas, en el costado oriente de Catedral, hasta el 14 de enero de 2024 (tres meses).
En ésta se encuentra una selección de uno de los museos más afamados del mundo –el Museo Nacional del Prado, con sede en Madrid (España)–, donde los morelianos pueden observar obras de íconos de la pintura como Diego Velázquez, Francisco de Goya y Doménikos Theotokópoulos, mejor conocido como “El Greco”.
La inversión para traer estas réplicas fue tripartita, dividida entre el Museo del Prado, la Embajada de España en México y la Secretaría de Cultura de Morelia, a la cual le correspondió la erogación de 300 mil pesos para tal efecto.
