Inseguridad y crimen organizado: Un lastre para los destinos turísticos

Además de ser los propietarios del Tren Maya, las fuerzas armadas se han abierto paso para operar terminales portuarias y próximamente servicios de transporte en destinos turísticos. | Fotografía: Archivo

Uno de los elementos indispensables en los destinos turísticos es sin duda el tema de la seguridad. Si bien, los distintos atractivos juegan un papel importante a la hora de elegir visitar un determinado lugar o sitio, el asunto de la seguridad no es menor, por el contrario, es de suma relevancia para los distintos y diversos viajeros.

El turismo en México tiene un lugar preponderante y estratégico, por lo que es necesario seguir procurando la seguridad en los diversos destinos turísticos. Sin embargo, persiste un escenario de inseguridad en prácticamente todo el país. Esto se debe en buena medida al control que ejercen diversos grupos de la delincuencia organizada en distintas regiones del país. La inseguridad que se vive en prácticamente todo el país trastoca desde luego los distintos puntos turísticos. 

La inseguridad encuentra distintas manifestaciones tales como la extorsión, el secuestro, inclusive asesinatos de personas sin ningún tipo de vínculo con la delincuencia. La presencia de grupos delictivos causa terror, miedo, zozobra, etc. entre la población y esto se percibe al exterior del país.

Diversos empresarios prefieren huir de aquellos lugares donde existe el denominado “cobro de piso”, que no es otra cosa, más que, un tipo de extorsión, dejando así, aquellos sitios turísticos sin infraestructura para la prestación de servicios turísticos. No solo los residentes sufren el lastre de la inseguridad, sino también los mismos turistas sufren a causa de este, por ejemplo, a través de robo, secuestro, inclusive asesinatos, producto del fuego cruzado entre bandas criminales rivales.

Asimismo, la inseguridad ahuyenta a los turistas por la misma percepción que genera el panorama en México. Distintos países del mundo constantemente generan las denominadas alertas de viaje, para avisar a sus ciudadanos acerca del peligro que persiste. Esto no es un asunto menor, ya que gran parte de la economía del turismo proviene de los viajeros extranjeros que se trasladan de su lugar de origen hacia determinados sitios del país, principalmente de sol y playa.

A diario se pueden observar casos de inseguridad en algún destino turístico del país, se trata de eventos producto en buena medida de la pelea de grupos criminales rivales que luchan por el control de la denominada “plaza”. Diversos municipios del país son controlados por alguna banda criminal que, determina y decide sobre prácticamente todos los asuntos económicos y sociales de la región. Esto repercute en aquellas demarcaciones turísticas, ya que el fenómeno de la inseguridad ahuyenta a los visitantes, lo cual afecta a las economías locales, a través de una disminución de la derrama económica, disminución en la creación de empleos, decremento del consumo interno, entre otros.

Destinos turísticos que anteriormente eran libres del yugo del crimen organizado, hoy en día sufren también el lastre que afecta seriamente a los residentes, así como a los turistas. Por ejemplo, los llamados “pueblos mágicos” han presenciado los últimos años la incursión del crimen organizado. Ante la relativa bonanza en estos destinos en los últimos años, diferentes grupos criminales luchan por el control de los mismos, mandando un mensaje al exterior de terror, lo cual inhibe los deseos de los viajeros por visitar estos destinos.

Ante tal panorama, es indispensable pensar en una estrategia de seguridad turística, esto es relevante si se considera que esta actividad es la tercera fuente de ingresos del país, solo detrás de los generados por el petróleo y las remesas. Por tal motivo, es preponderante una estrategia que privilegie primero la seguridad de los residentes, que son los primeros en sufrir el agudo problema de la inseguridad y por consiguiente habrá mayores probabilidades de que los turistas se desplacen hacia destinos del país.

No obstante, similar a lo que sucede con un enfermo alcohólico o adicto a alguna sustancia psicotrópica, el primer aspecto es reconocer que se tiene el problema y posteriormente generar la estrategia. Pues de continuar negando desde palacio de gobierno y los distintos gobiernos estatales afines y no afines al presidente de la república, el panorama seguirá con la misma tendencia: inseguridad en los destinos turísticos.