Nunca más…

Lo que ha ocurrido en Acapulco Guerrero no debió ocurrir de esa manera. Se pudo prever, alertar, evacuar, llevar lo necesario para la población antes de que la devastación ocurriese.

El lunes 23 de octubre en la mañana, Otis estaba a 605 kilómetros de Acapulco y era una tormenta tropical. Lo anunció el Centro Nacional de Huracanes (CNH), en Miami, responsable regional de alertar sobre la intensidad y dirección de los ciclones. Alertó que la entonces tormenta tropical “Otis” podría convertirse en un huracán más de 21 horas antes de que el sistema azotara la zona de Acapulco, en la costa de Guerrero.

A las 9:31 de la noche de ese fatídico martes, ese organismo alertó que “Otis” azotaría la zona como un huracán de categoría 5, con potencial catastrófico y fuertes vientos que podrían poner en peligro la vida de las personas.

 Clara y oportunamente alertaron a las instancias correspondientes mexicanas, de lo que ocurriría el martes 24 en la noche o en las primeras horas del miércoles veinticinco.  Sin embargo, no obstante, las alertas que emitieron las autoridades estadounidenses, no hubo instancia alguna que tomara medidas, que previera y/o que alertara.

La devastación fue de dimensiones catastróficas.  Imágenes satelitales muestran los daños:  arrasó con más de 7.000 hectáreas de construcciones y dejó cientos de miles de damnificados y muertos.

 Se estima que hay un aproximado de 580.000 personas damnificadas, 7.000 hectáreas de construcciones destruidas o dañadas y más de 900 kilómetros de caminos y calles inundados o afectados. Estos son datos de Copérnico, una iniciativa del programa espacial de la Unión Europea para la observación de la Tierra, prevenir los impactos de las catástrofes y mitigar los efectos del cambio climático.

La franja de devastación se extiende desde Pie de la Cuesta y la laguna de Coyuca hasta las inmediaciones de la bahía, Acapulco Diamante, Barra Vieja y el aeropuerto internacional. Al oeste, hay daños visibles en Pie de la Cuesta, sector Tres Palomas, Los Mangos y San Isidro. Hacia la bahía, las afectaciones se extienden en las colonias que bordean la zona montañosa desde Bellavista hasta El Mirador.

Esta también la Sierra, donde la pobreza es extrema. Zona castigada por haber sido el lugar donde, nació el movimiento guerrillero más importante de los años setenta. Lugar donde se asentaron Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Estamos hablando de Atoyac de Álvarez y Coyuca de Benítez.

Hay muchas comunidades que aún no reciben ayuda, que al igual que los acapulqueños perdieron todo. Que les toco ver la cara de la muerte frente a frente.

Las instancias federales y estatales. Intentan exculparse, pero los hechos hablan más que las palabras. Han tratado de acallar los hechos, pero estos han estado saliendo a la luz, gracias a las redes.

 El diario “El País” publicó: “La población nunca percibió la amenaza”, dijo un exfuncionario federal que conoce bien la prevención de desastres. “Las medidas de alerta brillaron por su ausencia”, dijo otro. Para la investigadora Susana Camargo, de la Universidad de Columbia, “el cambio climático está haciendo que los huracanes de intensificación rápida sean más comunes”. O sea que podemos esperar que este no sea el último.

No hay registros de que, el 24 de octubre se haya hecho una reunión del Comité técnico de ciclones tropicales, el organismo que valora la evolución de la emergencia, y se asegura de que haya prevención. Los sistemas de alerta no mostraron la intensidad del peligro, dicen otras fuentes.

Las imágenes de lo sucedido en Acapulco desgarran el alma. Es inconcebible el que no se haya alertado a la población, tomado medidas preventivas, haber mandado al Ejército para ayudar, para resguardar.

Tras el huracán, la gente salió a buscar ayuda, a buscar a sus familiares y amigos, a buscar alimentos y agua.

Se dieron saqueos, no solo de alimentos sino de otro tipo de enseres. La Guardia Nacional y el ejercito solo miraban, paseaban por las calles.

La gente se pregunta ¿porque las instancias gubernamentales no crearon albergues con agua, alimentos, ropa, si fueron avisados días antes, ¿por qué no prepararon los hospitales, porque no enviaron médicos, medicinas, ambulancias?

 Lo que hay es hedor a muerte, escombros, basura, desolación por doquier. La desesperación, las lágrimas, la impotencia, desconcierto, enojo contenido y sin contener.

¿Por qué no avisaron? Es la pregunta que todos gritamos con coraje en silencio.

La sociedad civil como suele suceder en estos casos rebasó a las autoridades y se movilizó rápidamente para ayudar, recaudando víveres, agua, medicamentos, para enviarlos a Guerrero.

 El 26 de octubre, durante la mañanera, el presidente dio a conocer que toda la ayuda para las personas afectadas por el huracán Otis en Guerrero será repartida a través de la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina.

Esto ha causado mucho descontento, no es entendible que se niegue la llegada de la ayuda recaudada por parte de todos los mexicanos. Para colmo al parecer todo lo que envía la sociedad civil, es incautada y puesta en cajas con el logo del Gobierno para repartirlas a los damnificados, como si vinieran del gobierno.  Simultáneamente a esta medida, enviaron a 1000 brigadistas de Morena a Acapulco, para ir casa por casa, preguntando que necesitan Se está politizando la desgracia, la carencia e ignorancia de miles.

 Tras un evento de desastre de este tipo, hay una limitada capacidad para conseguir agua limpia , hay un incremento en el riesgo de infecciones y una mayor posibilidad de consumir alimentos en malas condiciones. Desde el punto de vista inmunológico, pensemos en la cantidad de cortadas, raspaduras, abrasiones que podemos tener si estuvimos en el huracán. Esto afecta las barreras de la inmunidad inespecífica. El espantoso estrés agudo en el que es sometida la persona durante el huracán mantiene al sistema inmune en alerta. Pero, el estrés continúa durante días, semanas, esta condición no es saludable de ninguna manera para el sistema inmunológico.

El agua contaminada puede ocasionar que se contraiga: hepatitis A y E, tifoidea, infecciones por E. coli, etc.

La leptospirosis es una infección asociada a aguas contaminadas post inundaciones. todas las lesiones, raspaduras y cortadas que pudiéramos tener por cosas que salieron volando o al recoger escombros pueden ser vías de entrada para bacterias.

Recordemos las infecciones por streptococcus pyogenes después del huracán Harvey en Houston.

La prevención de enfermedades infecciosas es urgente. Hay que evacuar a los sobrevivientes de los ambientes contaminados, darles albergues seguros, acceso al agua limpia y a una comida segura.

Se necesita equipo de salud y una buena planeación y ejecución por parte de las autoridades de salud pública, es importante asegurar el abasto de medicamentos en farmacias y hospitales, pues hay muchos pacientes con enfermedades crónicas que NO pueden dejar sus medicamentos.

 Miembros de la Red Mexicana de Científicos por el Clima están muy preocupados por los acontecimientos desencadenados por el huracán Otis’ por lo que se plantean preguntas cruciales sobre el futuro del planeta. Subraya que los efectos del cambio climático afectan de “manera desproporcionada a las comunidades más vulnerables”.

Me pareció sumamente importante el que hayan enfatizado que los desastres no son eventos naturales, sino construcciones sociales, resultado de la falta de planificación, la urbanización desordenada y las desigualdades sociales.

Proponen que los impactos del cambio climático deben entenderse como una forma de violencia que cada vez se incrementa más, que la más de las veces afecta de manera estructural a quienes menos contribuyeron a las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que los llamados a compensación o reparación por “pérdidas y daños” son una demanda de justicia climática.

Afirman que se debe considerar que la vida, tanto humana como no humana, debe ser el enfoque principal en la construcción de un espacio inclusivo, justo, democrático y sostenible, que reduzca la desigualdad y las vulnerabilidades.

A través de un comunicado, los miembros de REDCiC advirtieron que uno de los fenómenos más alarmantes que se observó en relación con Otis es su intensificación vertiginosa: en menos de 24 horas, los vientos del huracán aumentaron en 111 km/h, rompiendo récords. Este fenómeno de intensificación rápida es inusual y, según señalan los científicos, podría volverse más frecuente a medida que el calentamiento global se acelera

Influyen cada vez más en el clima y la temperatura de la Tierra, la quema de combustibles fósiles, la tala de bosques y la cría de ganado. Las enormes cantidades de gases así producidos se añaden a los que se liberan de forma natural en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global.

No es entendible bajo ninguna razón el que se continúen talando los bosques, las selvas, so pretexto del desarrollo. No es justificable de ninguna manera la devastación que está ocurriendo en materia ambiental, la cual sin duda genera repercusiones.

Acapulco es ejemplo de lo que no debería repetirse y sin embargo se repite. En aras del desarrollo acabaron con manglares, bosques, se contamino el mar y los ríos. Se encementó donde no debería de hacerse, se acabaron los mantos freáticos, se permitió un desarrollo inmobiliario sin planeación adecuada. La desigualdad social es abismal, y la inseguridad ha crecido exponencialmente.

Esta más que demostrado, que este tipo de desarrollo lleva a la humanidad y al planeta a la muerte.

No debería de suceder nunca más.