La realidad al descubierto

En una primera instancia, 47 municipios de Guerrero fueron declarados zona de desatre natural tras el paso del huracán Otis el 24 de octubre de 2023. | Fotografía: El País

Los fenómenos naturales que con frecuencia se presentan en la geografía nacional, en donde por supuesto, está ausente la mano del hombre; tales como las precipitaciones atípicas; temblores; huracanes; tornados; sequias; incendios forestales; frentes fríos; ondas de calor, es imposible o difícil de predecirlos; lo que significa, que en cualquier momento y lugar se puede presentar una contingencia, poniendo en riesgo la salud o la vida misma de las personas y la infraestructura del lugar, como sucedió la madrugada del 25 de octubre del año en curso, cuando el  huracán Otis, tocó tierra por la Bahía de Acapulco de Juárez y costas aledañas, destruyendo total o parcialmente, todo lo que a su paso encontró.

Precisamente, como esos fenómenos naturales no anticipan su presencia, es obligación del Gobierno Federal en turno, en cumplimiento al Artículo 26 Constitucional, elaborar El Programa Nacional de Protección Civil, donde se deben establecer los objetivos estrategias, metas y acciones del Sistema Nacional de Protección Civil, siendo la Coordinación Nacional de Protección Civil, la Unidad Administrativa de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la encargada de coordinar, publicar, ejecutar y dar seguimiento al programa, en colaboración y articulación con los gobiernos estatales y municipales.

Dicho Programa, deberá apegarse “al Marco de Sendai para La Reducción de Riesgos de Desastres 2015-2030, que tiene como ´propósito fortalecer las acciones de prevención frente a la aparición de nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes grados de exposición de la población a las amenazas y la vulnerabilidad ante los desastres, mejorar la preparación para la respuesta y recuperación de las personas afectadas”.

No hay nada que inventar, todo está bien establecido del papel que debe desempeñar la Coordinación Nacional y de Protección civil, en caso de una contingencia, lo cual no sucedió así, ni antes ni después del paso del huracán por las costas de guerrero, su actuación fue tardía y desarticulada, lo que ocasionó incertidumbre y zozobra entre la población afectada, provocando desorden, saqueos y exponer a un mayor riesgo la vida de las personas.

A 17 días de la tragedia,  las autoridades federales  aún desconocen el número de fallecidos y el número de personas damnificadas, con lo que se confirma la ineptitud y negligencia con que desempeñan sus funciones algunos colaboradores del Presidente López Obrador, hasta pareciera que los selecciona con esas limitaciones, en lugar de tomar en cuenta, a quienes demuestren tener: preparación  académica certificada, iniciativa, imaginación, buena salud, ética profesional, pero sobre todo  vocación de servicio al prójimo y ganas de querer hacer las cosas.

Es hora que los alimentos, el agua y las medicinas para atender enfermedades crónicas y gastrointestinales no llegan a todas las comunidades de los municipios de Acapulco de Juárez, Ajuchitlán del Progreso, Benito Juárez, Coyuca de Benítez, General Heliodoro Castillo, Juan R Escuderio, Leonardo Bravo, Petatlán, San Marcos, San Miguel Totolapan y Técpan de Galeana, que fueron los más afectados por los fuerte vientos y las torrenciales lluvias del huracán. Abastecimiento que se puede hacer por aire y además aprovechar el viaje para sobrevolar la ruta que siguió el huracán para conocer el área geográfica y la población afectada, sólo es cuestión de mucha imaginación.

También es necesario, la implementación de un programa de empleo temporal, para reconstruir viviendas, escuelas, brechas y caminos vecinales, para que a la brevedad regresen los alumnos a las aulas y no se profundice más el rezago educativo que se generó con la pandemia por la COVID-19, y para que las familias obtengan algún ingreso para subsanar la pérdida de empleo o de sus cosechas. Con esas acciones no se va a solucionar la marginación y la pobreza que por décadas han venido viviendo esta población, pero, por lo pronto contarían con los apoyos mínimos necesarios para subsistir, mientras se buscan otras soluciones a mediano y largo plazos, para su integración al desarrollo de la vida nacional.

Esta destrucción de árboles, vegetación, caminos, brechas, carreteras, puentes, escuelas, viviendas, hoteles, restaurantes, vehículos e infraestructura urbana y el fallecimiento de decenas de personas, ha dejado al descubierto una muestra de las desigualdades sociales, y el estado de inseguridad, corrupción e impunidad que a diario vivimos los mexicanos, producto de los modelos económicos, implementados por quienes nos han gobernado durante los últimos 93 años a la fecha: 76 años del PRI; 12 del Pan y los años que lleva el actual gobierno llamado de la cuarta transformación,  todos esos gobiernos son los responsables históricos de la realidad que estamos viviendo los mexicanos.

En las partes bajas de la Bahía de Acapulco, donde por años se ha podido respirar el aire puro, vivir con tranquilidad, sin preocupaciones económicas y donde el paisaje natural es de una belleza inigualable, allí mismo, se han levantado hermosas y costosas mansiones de descanso semanal y de periodos vacacionales; como una mera demostración de abundante riqueza material. Los daños a dichos inmuebles fueron parciales y seguro que pronto estarán en la mismas condiciones de antes de que fueran afectados por el huracán, sin que alteren las finanza familiares de sus dueños.

En algunos casos, esa abundancia se ha extendido hasta las playas del puerto a donde se resguardan algunas embarcaciones o yates valuados en millones de dólares, siempre listos para ser utilizados por sus dueños y navegar plácidamente por las aguas del Pacifico; durante sus estancias en Acapulco. Desgraciadamente, muchos de esos navíos desaparecieron o quedaron destruidos por la fuerza de los vientos y las fuertes marejadas nunca antes vistos, ocasionando la muerte de quienes los tripulaban, los cuidaban o les daban mantenimiento, la perdida fue importante para los propietarios, pero, ellos, en poco tiempo volverán a seguir navegando las costas de Guerrero, como si nada hubiera pasado, mientras los fallecidos dejaron en la orfandad a hijos y familiares.

En las zonas pobres y marginadas, se perdieron los patrimonios familiares, que sumaban: viviendas construidas con madera y cubierta con teja, lamina o palma o en el mejor de los casos hechas  con varilla, tabique y cemento; amuebladas con una estufa; uno o dos colchones sobre-puestos en bases improvisadas; cobijas; alguna salita; tres o cuatro sillas; radio; un pequeño televisor, comprados en abonos chiquitos; licuadora; enseres para  cocinar y comer; en algunos casos, hasta con refrigerador y otros utensilios utilizados en el diario vivir.

Patrimonio familiar o riqueza material, que se fue acumulando durante toda la vida es decir, son todo los beneficio que les fueron dejando los experimentos de desarrollo económico implementado por los diferentes gobiernos federales, como el modelo de Desarrollo Estabilizador o el Milagro Mexicano; el modelo de Desarrollo Compartido, el modelo de “Crecimiento Hacia Afuera o Neoliberal y el modelo de la Cuarta Transformación de la Vida Nacional, que de acuerdo a la realidad que vemos, ninguno de estos ha logrado mejorar la calidad de vida de la población, al contrario se han profundizado las desigualdades sociales y aumentado el número de mexicanos que viven en la pobreza y la miseria. Los damnificados posiblemente seguirán esperando a que algún modelo de desarrollo económico, sea efectivo y al menos los deje en las mismas condiciones sociales en que se encontraban antes del huracán.

Por eso, no entiendo en que se basan quienes aspiran a un cargo de elección popular, cuando prometen a los electores mejorar su calidad de vida. A propósito de elecciones, por lo que escucho, leo y observo, el presidente López Obrador, designará a los 9 candidatos a gobernadores; a la mayoría al senado, algunos a presidentes municipales y acordará con sus gobernadores las listas a diputados federales. Por lo pronto una de tres candidaturas al senado de la república por Michoacán, al parecer está reservada para una ex colaboradora de la administración federal.

“Primero los hacen pobres y luego les dan limosna” (Las Batallas en el Desierto-José Emilio Pacheco).