ECOS LATINOAMERICANOS: Chile. Demandas sin solución

La Convención Constitucional entregó su revisión a la primera versión de la nueva Carta Magna de Chile en mayo de 2022. (Foto: especial)

El pasado domingo la sociedad chilena votó en contra del segundo proyecto de reforma a la constitución presentado recientemente. Este nuevo rechazo es parte de un proceso constituyente surgido como reacción al estallido social de finales del 2019 que dejó varios muertos y que tenía como propósito cambiar el sistema político chileno, mismo que tiene de base la constitución creada por Augusto Pinochet en los años ochenta.

Dicha constitución se creó no solo como un intento de legitimar la dictadura pinochetista sino también para propulsar el neoliberalismo en este país latinoamericano. En 2019, con el alza del boleto de metro, la presión social acumulada durante años por este modelo económico hizo explosión.

La idea de la constituyente fue la propuesta que se consideró más efectiva para resolver las inquietudes de la población, bajo la idea de una nueva constitución para reconfigurar el sistema político chileno y dejar atrás todo lo heredado por la dictadura, sin embargo, esto no se ha logrado, y vistos los resultados del domingo pasado, la situación política parece estar muy lejos de ello.

Ya se ha realizado dos veces el proceso para elegir diputados constituyentes, mismos que han presentado ya dos borradores, el primero de ellos fue uno social-progresista y el segundo uno aun más conservador que la constitución actual, y ambos fueron rechazados. Esto ha conducido a un estancamiento en el proceso, sobre todo porque la gente en Chile se está hartando de convocar a elecciones nuevas cada dos años para al final no conseguir resultados concretos.

Sumado a lo anterior, el gobierno actual de Chile, dirigido por Gabriel Boric, no ha tenido buenos resultados en general respecto a su administración, especialmente en temáticas como la migración y la seguridad pública, lo cual también repercute en el ánimo político de la población. El propio Boric parece consciente de esto último, al punto donde ya señaló que no apoyará que se convoque a una tercera elección de constituyentes, justamente por el miedo a que ganen otra vez la mayoría los ultraconservadores.

Cabe señalar que no solo es Boric, ya también otros miembros de la política chilena están escépticos sobre una tercera elección para constituyentes que sea sometida al voto popular. Sobre todo, porque no se observa ningún tipo de avance sustancial. Sin embargo, esta situación es más compleja de lo que parece. El pacto político original señalaba que el borrador constitucional debía ser refrendando por el voto popular, aunque ya muchas fuerzas políticas no desean esta última parte, por lo que tendrían que hacer modificación a las reglas y evitar que el borrador sea sometido a la voluntad popular, quedando nada más en manos de los constituyentes.

Aunque la única forma legitima que tendrían de hacer eso, sería justamente planteando esa propuesta a manera de referéndum, es decir, preguntarle a la población si apoya que en caso de tener otro nuevo borrador este solo tenga que ser votado por los propios constituyentes. Pero aun si este supuesto llegase a ocurrir, queda pendiente el enigma sobre qué tipo de constitución querrán los chilenos.

Las dos elecciones pasadas para constituyentes, no arrojaron una tendencia clara, han tenido constituyentes vinculados a proyectos social-progresistas como también ultraconservadores, pero ambos han sido rechazados popularmente, entonces esa incógnita sobre el tipo de constitución que quiere Chile se mantiene. Lo idóneo sería una constitución que pudiera agradar al menos a la mayoría del pueblo chileno, sin embargo, no parece que haya una fuerza política que logre entender cuales son los principales anhelos sociopolíticos de su sociedad.

Lo único certero hasta la fecha es que Chile no quiere continuar más con su sistema político y modelo económico actual, pero aun no hay propuesta alguna para sustituirlo. Ahora que parte de la clase política se ha opuesto a una tercera elección de constituyentes, las opciones parecen estarse agotando. Por todo ello, a pesar de su falta de popularidad, Boric debe señalar la importancia que han tenido estos resultados para poder encausar el anhelo de cambio de la sociedad chilena de una forma responsable y sensata que permita esbozar y, posteriormente materializar, propuestas claras.

Esto último no será fácil, hay mucho descontento y las figuras anti-establishment cobran cada vez más fuerza, pero ya el pueblo chileno manifestó su interés en cambiar su propio sistema político, y por respeto a los manifestantes y fallecidos en el estallido social en 2019, el proceso de cambio, aun con todas las modificaciones procedimentales que puedan hacérsele, debe mantenerse intacto en su esencia.