La muerte-muerta y la muerte-viva

La vida nos sorprende en dos momentos definitorios para nuestro ser; cuando nacemos y cuando morimos, nunca sabemos que día sucederá, como sucederá y que pasará. | Fotografía: Archivo

Vivimos una muerte-muerta que nos mata sin haber vivido. Nos mata de Covid o de tristeza y aislamiento; nos mata de toxicomanías legales o ilegales, de enfermedades crónico degenerativas producto de una alimentación deficiente que tan sólo nutre los bolsillos de la industria chatarra.

La muerte-muerta nos mata de cáncer en un frío hospital o de una bala perdida al estar en el sitio incorrecto o al relacionarse con la gente mala esa de la delincuencia que está más organizada que nuestra vida cotidiana y que dejó su vida por el sueño de todos y de nadie de riqueza y de poder.

La muerte-muerta queda ahí engrosando una cifra gris que a lo mucho será reprochada por los opositores del gobierno en la próxima contienda electoral.

Y nosotros no vivimos, sino que nos dejamos matar por la muerte muerta sin haber construido un camino propio en el que al final también llegará la muerte como único horizonte seguro de la existencia, pero muy de otra forma.

Entonces hay otra forma de morir porque puede haber otra forma de vivir que no se sostenga desde la muerte está despiadada de todos los días.

La muerte-viva es más bien un homenaje a la vida: la impulsa y la desea y sin desconocer el final se apropia de todos los instantes, logrando crear lo inexiste y producir la paz y la tranquilidad que tanta falta nos hacen.

La muerte-viva no causa miedo ni incertidumbre, pues llega a su tiempo y nadie puede adelantarla o retrasarla pues es tan sólo el último final como conclusión de los pequeños finales que vivimos diariamente. Porque la vida humana no es todopoderosa ni ilimitada, al contrario, somos frágiles e inseguros, pero ello no significa una enfermedad o algo indeseable sino lo más humano que nos constituye, las fibras con las que podremos tejer nuestra historia impulsados por un deseo singular mientras como telón de fondo la muerte-viva nos permite vivir.