Debates presidenciales

El segundo debate transcurrió bajo una mejor organización en asignación de tiempos. El primer debate entre los candidatos presidenciales se realizó el 7 de abril de 2024.

La noche del domingo 7 de abril, en las Oficinas Centrales del Instituto Nacional (INE), en la Ciudad de México, tal y como estaba programado se llevó a cabo el primero de los tres debates entre las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República, en el que se abordaron los temas de educación, salud, combate a la corrupción, transparencia, no discriminación y grupos vulnerables y violencia contra las mujeres.

Los periodistas Denise Maerker Salmón y Manuel López San Martín fueron los moderadores del debate, su función fue distribuir el tiempo de habla de manera equitativa, asignar los turnos de participación y mantener el orden del evento. Moderadores que al aparecer no cobraron un sólo centavo por la prestación de sus servicios profesionales y que además, tuvieron una excelente actuación. Por otra parte, se dice que los periodistas Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Cacho serán los moderadores del siguiente debate.

De acuerdo a información periodística la empresa publicitaria Full Circle Media S.A. de C.V. en participación con MVS NET, S.A. de C.V. ganó el concurso de licitación pública para el diseño, preproducción, producción, transmisión, grabación y postproducción de los tres debates presidenciales 2024. Por lo que también se encargará de organizar los otros dos debates a realizarse el 28 de abril en los Estudios Churubusco y el 19 de mayo en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, ambos en horario similar al primero.

Se dice que con ese motivo el INE suscribió con la empresa antes mencionada un contrato por 16 millones 487 mil 497 pesos, más el IVA, lo que significa que los mexicanos tendremos que pagar 19 millones de pesos, para seguir viendo y escuchando las mismas promesas, que las candidatas y el candidato repiten mañana, tarde y noche, desde hace más de ocho meses, algunas de las cuales hasta parecen ocurrencias por lo imposible de cumplir.

Según una nota periodística “El Centro de Investigación de audiencias HR Ratings Media” estima que “el debate fue visto y/o escuchado por unas 13.7 millones de personas”. Al no tener ni la menor idea de cómo se calcula el porcentaje de personas que un momento determinado están escuchando o viendo un mismo mensaje en la radio o en la televisión; no me queda de otra que aceptar esta información que se ha difundido en algunos medios de comunicación.

Aceptando sin conceder que sea cierta dicha información, supongamos que todos esos televidentes o radio-escuchas son mayores de 18 años, significaría que solamente al 14.7% de la población objetivo, la cual asciende a 98,409,061 personas, 47,274,608 hombres, 51,134,348 mujeres y 105 no binarios, quienes integran la Lista Nominal de Electores al 27 de marzo de 2024 (INE) y que son las que cuentan con Credencial para Votar con Fotografía, escucharon y/o vieron el debate entre las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República.

Lo más seguro es que en el segundo y tercer debate este porcentaje de audiencia se mantenga estable o hasta disminuya, porque cada vez nos  damos cuenta que esos ejercicios bien intencionados no cumplen con su objetivo principal de intercambiar ideas, en un marco de respeto y civilidad entre los participantes. Para que los ciudadanos comunes y corrientes podamos valorar las diferentes propuestas políticas y partidistas, en un marco equitativo, tanto en participación como en circunstancias. Aparte que las exposiciones de los participantes es un refrito de lo manifestado mañana, tarde y noche, durante precampañas y  campañas.

Desgraciadamente estos espacios los tratan de aprovechar las candidatas y el candidato para acotar o ampliar preferencias electorales acumuladas durante el tiempo que llevan las campañas. Por eso, en cada intervención se manifiesta una descalificación y hasta una agresión, con la intención de demostrar ser mejor que la adversaria o el adversario e influir en el ánimo de los electores.

Por otra parte, nada nuevo esperamos ver o escuchar en los debates presidenciables, nuestra mente esta saturada de tanta información contenida en la propaganda escrita y oral que se ha venido difundiendo por todas partes, mañanas tardes y noches, proyectando las imágenes y propuestas de las candidatas y el candidato, durante meses, a estas alturas poco o nada queremos saber de debates, pos-debates presidenciales, mucho menos de mesas de análisis  que en lugar de orientar el voto desilusionan y desaniman a los electores.

No dejo de pensar, el avance democrático que hubiéramos logrado tener en nuestro País, hubieran sido candidatos a la Presidencia de la República: Beatriz Elena Paredes Rangel, Senadora del Congreso de la Unión por lista Nominal, representando al PRI, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Exsecretario de Relaciones Exteriores (2018-2023) y Samuel Alejandro García Sepúlveda, actual Gobernador de Nuevo León.

Desafortunadamente las bases partidistas no participan en la selección de los candidatos a los cargos de elección popular, mucho menos, se les da la oportunidad de ser candidatos a un cargo de elección popular. Por lo mismo poco nos extraña llegar a escuchar a una de las candidatas a la Presidencia de la República, decir que no está afiliada a ningún partido político. Ante toda esta realidad, no creo que valga la pena seguir organizando debates entre los candidatos a determinados cargos de elección popular, con debate o sin debate, la democracia en nuestro país esta secuestrada, por los dirigentes de los partidos políticos y por un grupo de los dueños del dinero que no quieren perder privilegios alcanzados. Dejando en la marginación política a millones de jóvenes que con su capacidad, voluntad e imaginación lograrían mejorar la calidad de vida de la población.

En los debates escolares o políticos no existen ganadores ni perdedores, los debates sirven para sacar conclusiones y dar soluciones a los problemas de la vida diaria. Por eso resulta desconcertante que quienes aspiran dirigir a la nación, cuestionen reglas, formato, lugar donde se debate, la marca del reloj o si los asientos son acojinados. Hasta se pudiera pensar que buscan pretextos para justificar sus deficiencia y limitaciones.

Como me dijera un docente que amaba su profesión: “con alumnos debajo de un árbol hago una escuela”, sólo se requiere conocimientos, experiencia, vocación de servicio al prójimo y calidad humana.