DEBATAMOS MICHOACÁN: Ni escándalo, ni diversión; orgullo

Marcha de colores y ánimos festivos lucieron en el Pride 2023. | Agencia Comunicación Gráfica

¿Cuál es el antecedente de los movimientos LGBTTTIQ+? Permítame comentarlo brevemente, para la comprensión de lo que ahora observamos en los espacios públicos. Las movilizaciones de Stonewall en 1969 marcaron un hito en las protestas internacionales de las personas de las diversidades sexuales y de género que demandaban tratos dignos, estar y existir en el espacio público, frenar la violencia del aparato policiaco vigilante, no solo de la seguridad pública, sino de la moral conservadora; además de tener derecho a relaciones sexo-afectivas de manera libre y sin prejuicios y estigmas sociales. Las protestas de Stonewall comenzaron en la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos y marcaron el inicio de la visibilidad de las personas LGBTIQ+, cuya esencia de sus demandas empataron con los movimientos feministas también en auge para esos años.

Por ello, el mes de junio de cada año es icónico, lo es por lo que significa simbólicamente para la llamada comunidad diversa sexual en el mundo, sentir el orgullo de ser un sujeto con una orientación sexual o identidad o rol de género distinto al que establece la norma heterosexual y con ello, ir a contracorriente de lo que define la sociedad binaria.

Los organismos internacionales, como los nacionales han impulsado acciones para la progresividad de los derechos humanos y libertades de la llamada comunidad sexual, en general, salvo excepciones, todos los países realizan esfuerzos para poner fin a la violencia de género, la discriminación, la injusticia social, las desigualdades y en general cualquier situación que genere diferencia y  que por ello, se someta, controle o discipline el cuerpo, negando los derechos humanos y las libertades, así como la dignidad humana.

El Día del Orgullo Gay, o como lo llaman “Praide”, no es una conmemoración de aniversario solamente, es más que eso, es una fiesta de reconocimiento de todas las identidades sexuales que existen, que están reconocidas o que están en proceso de dicho reconocimiento por el Estado, o bien, sin reconocimiento, pero con participación en las diferentes actividades realizadas por las colectivas para dicha celebración.

En su generalidad, las acciones del programa conmemorativo del mes del Orgullo Gay y de la histórica marcha gay en la ciudad de México y otras ciudades y municipios del país tienen distintos enfoques, pero en común existe un principio evitar los mecanismos de opresión, sobre todo el de la invisibilidad y el discurso de odio, por lo que los contingentes van avanzando promoviendo los principios de libertad e igualdad en dichos actos públicos; de igual manera existen las aspiraciones de una agenda común para toda la comunidad y agendas específicas para cada identidad, las mismas son  llevadas por los liderazgos de las colectivas; también en estos actos, existen mantas, lonas y cartulinas que aluden a dichos principios durante el recorrido que hace la columna humana de la comunidad disidente sexual. 

Pese a ello, hay que expresarlo, la diversidad sexual asume retos permanentes, el primero de ellos, es el pronunciamiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos, es decir, la promesa fundacional de la declaración: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, ha sido la motivación para quienes viven violencia, discriminación y desigualdad; en tanto que el segundo reto son la homofobia, bifobia, transfobia, lesbofobia, que viven los integrantes LGBTTTIQ+, que van desde la invisibilidad, hasta la muerte o crimen de odio  por fobias a la orientación sexual e identidad de género.

Pese a la existencia del Día Internacional, Nacional, Estatal y Municipal contra las fobias LGBTTTIQ+ continúan habiendo crímenes de odio contra la comunidad, toda vez que aún no se han diseñado políticas públicas para la creación y desarrollo de la conciencia y procesos de deconstrucción metacognitiva de masculinidades hegemónicas que mantienen mandatos de masculinidad; no obstante, hay que decirlo, existe una progresividad de los derechos humanos y libertades para la comunidad diversa sexual toda vez que se ha logrado en estos años el reconocimiento legal ampliado del género, la despenalización de las conductas consensuales entre personas del mismo sexo y el reconocimiento de parejas, y en diversos países también la adopción homoparental y lesbomaternal.

La discriminación por orientación sexual e identidad de género, así como la violencia se encuentran en todo el mundo, lo que violenta el derecho al libre desarrollo de la personalidad, y en general las libertades, lo que provoca violación a la dignidad humana de las personas LGBTTTIQ+. Pero esta situación la observamos en distintos países quien han generado marcos normativos y estructuras operativas que restringen las libertades fundamentales de expresión, reunión pacífica y asociación, acompañadas de intolerancia y fanatismo.

Si bien existe en el diseño de la política pública atender las necesidades de la población en términos de alimentación, vivienda, educación, salud, seguridad, participación política, sobre todo de aquellas con una orientación sexual e identidad de género, muchos de ellos, principalmente las poblaciones trans continúan en condiciones de precariedad, pobreza, y desde luego de la vulnerabilidad; a éstos hay que sumar otros segmentos de población como las personas con discapacidad que viven en la diversidad sexual, o bien, adultos mayores, personas afrodescendientes o personas originarias, desplazados, migrantes, refugiados, que igualmente pueden ser personas disidentes sexuales, es decir, hay que ver la interseccionalidad en la que puede vivir cada persona. 

En junio, mes del orgullo gay, escucharemos de manera aislada distintos pronunciamientos en diferentes espacios y lugares públicos y privados; estos pronunciamientos y gritos nos deben hacer reflexionar sobre los mecanismos de opresión que generan diferentes personas heterosexuales cisgéneros sobre los cuerpos de la llamada diversidad sexual, y es que en ellos se encuentran las barreras para disfrutar de la igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana; veamos cuales son estos: ¡No es delito, no es una enfermedad, no es producto de la inmadurez emocional!; ¡La policía fuera de mi cama!; ¡En mi cama mando yo!; ¡Alto a la represión de personas gay, lesbianas y trans!; ¡No hay libertad política, si no hay libertad sexual!; ¡Nadie es libre hasta que no seamos libres todos!

De esta manera, en México, como en Michoacán y diversos municipios, entre ellos: Apatzingán, Zamora, Nueva Italia, Lázaro Cárdenas, Pátzcuaro, Uruapan, Paracho, la única marcha étnica por los pueblos Purépechas, entre otros, organizan sus eventos para la conmemoración del Día del Orgullo Gay. Sabemos que vivimos una diversidad social, cultural, étnica, lingüística, política y que ello transversaliza: costumbres, creencias, encuadres políticos y sociales de cada espacio y grupo que organiza, así como sus historias de lucha, matizan a las marchas del orgullo, que también van adquiriendo diversos nombres en cada localidad; no todas las marchas o actos conmemorativos llevan el mismo nombre, pero lo que si lleven claro es no volver a vivir en la opacidad, en el prejuicio, estigma, violencia, exclusión, discriminación, o ser objetos de una muerte por crimen por odio.