Hermetismo en Catedral por retiro del Manifestador; exige especialista verificar su estado

Ramón Sánchez Reyna exige que se le permita ver la pieza y constatar que se encuentra en Catedral y sin intervención alguna.

Interior de la Catedral, con vista al fondo del Altar Mayor y su Ciprés, donde se aloja al Manifestador. | Fotografía: Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- El retiro del Manifestador del altar principal de la Catedral de Morelia preocupa en cuanto al riesgo de exponerlo o intervenirlo inadecuadamente, señaló el historiador Ramón Sánchez Reyna, vicepresidente de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México, Capítulo Michoacán, quien ante la negativa de la jerarquía eclesiástica para que constatara su estado, exige  “como ciudadano que se me permita a la brevedad ver la pieza para comprobar que se encuentra dentro de la Catedral y que no ha sido desarmada”.

En una entrevista para Cambio de Michoacán, el especialista en arte señala que el retiro del Manifestador fue detectado por feligreses y visitantes el miércoles de la semana anterior, con las modificaciones en el Altar Mayor por las festividades dedicadas al Sagrado Corazón de Jesús y del Señor de la Sacristía.

El Manifestador es una pieza de principios siglo XVIII que se colocó a mediados del mismo y que solo había sido desmontada en los tiempos recientes a raíz de un robo que sufrió la pieza en 1980, y otra después, a finales de la década de los 90, cuando el entonces arzobispo Alberto Suárez Inda, ordenó sin notificar al Instituto de Antropología e Historia (INAH) bajarla del Ciprés para “limpiarla” con cepillos eléctricos de metal que lastimaron la plata pura de que está hecho, cepillado que le hizo perder 1.5 kilogramos.

“Por eso preocupa”, dice el catedrático de bachillerato en la Universidad Michoacana, quien mantiene sus reservas ante lo que le señaló en una plática telefónica el Rector de la Catedral, Juan Manuel Quiroz Armenta, de que “no hay problema” al igual que negó que la pieza se hubiera desarmado y se opuso a que el especialista viera la pieza para verificar su estado.

De los permisos o autorización del INAH para realizar el traslado del Manifestador a la Sala Capitular de la Catedral, donde afirmó Quiroz Armenta se abrirá una exposición en los próximos días, el sacerdote le señaló a Sánchez Reyna que esos trámites estarían a cargo de Jorge Fernández, arquitecto restaurador a cargo de trabajos pasados en la Catedral.

El manifestador es “una pieza que se desarma, es un rompecabezas, de fines del siglo XVIII, que se arma para procesionar unas custodia con el elemento de la forma sagrada para los católicos, que es la Hostia, que se procesionaba bien fuese dentro de la Catedral o en torno a la Catedral, en tiempos antiguos. Aparece en un inventario. De acuerdo con un historiador del arte poblano sobre la pieza, Efraín Castro Morales, encontró y eso nos explica porque hay piezas de dos características distintas de la misma platería barroca, hay unas sobredoradas, que son relieves con temas bíblicos; nos decía que las de fines del siglo XVII y principios del XVIII habían pertenecido a un manifestador de la Catedral de Puebla, que cuando lo mandaron fundir a un platero para que hiciera uno nuevo de acuerdo a la moda, él platero conservó algunas piezas y quizá él mismo haya hecho este de la Catedral y le integró algunas piezas ya existentes, entonces puede ser un Manifestador armado a mediados del siglo XVIII, cuando ya se concluye la Catedral, en los años 1740.”

Sánchez Reyna cita al arquitecto Manuel González Galván, constructor, restaurador y artista pero sobre todo defensor del patrimonio de la ciudad, quien describe en su libro Catedral de Morelia, tres ensayos, algunas características del Manifestador: mide 3.19 metros de altura, contiene 29 estatuillas y 42 relieves sobredorados que, “por medio de una elaborada iconología, exaltan la presencia eucarística del Redentor”.

No solo Morelia tuvo su Manifestador. Oaxaca, Puebla y la ciudad de México, entre las iniciales siete y ocho catedrales novohispanas, refiere, tuvieron sus manifestadores catedralicios, de los que solo Puebla y la capital del país conservan su ajuar original. “Pasaron de moda y se fundieron para hacer otros artefactos, o vender la plata”, señala, metal que ostentaba en demasía la Catedral de Morelia, porque “los diezmos y limosnas que daban los mineros eran considerables”.

Del Manifestador moreliano, Sánchez Reyna afirma que fue posible conservarlo pese a los conflictos sociales y guerras que se dieron en el estado, porque la pieza era escondida. “Se guardó quizá cuando venían los insurgentes a tomar la ciudad de Valladolid; se guardó en la casa de Manuel de la Barcena, que era el director del Seminario Tridentino (hoy Palacio de Gobierno), un cura ilustrado como Hidalgo, como Abad y Queipo -eran amigos los tres de hecho-, en su casa del portal Allende esquina con Zaragoza y en el año de 1955, sobre el pasillo de ingreso a la casa -que hoy ya no existe, lo mutilaron cuando se estableció una tienda comercial-, se encontró en un cuartito tapiado, en un entrepiso extraño porque pareciera una casa de dos pisos pero es de tres, porque así lo ordenaba el Bando de Policía de la ciudad hasta principios del siglo XX; se armó, se vio que había algunos faltantes y se determinó restaurarlo, montarlo y que se quedara de manera definitiva” a instancias de González Galván.

La Catedral conserva todavía, aventura, “muchas joyas de material precioso, entre piezas que son utilizadas en el oficio de la misa como son cálices, copones, charolas de diferente naturaleza, pero las dos grandes joyas de la platería novohispana adentro de un templo son la Pila Bautismal, que se ha dicho es del siglo XVII y a mí me parece del siglo XVII, y el manifestador, que es único yo creo en este continente”.

Para el especialista, “me parece un desatino que da coraje, que la autoridad catedralicia retire la pieza sin consultar por lo menos a los que vivimos en esta ciudad y que hemos estado alertas”.

Señala que se presentó en Catedral a solicitar como vicepresidente de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México, Capítulo Michoacán, se le informe y verifique con que finalidad se realizó el retiro de la pieza, además de poder constatar que la misma se encuentra en el interior del recinto religioso, con la duda respecto a lo que le manifestó el rector, de que había sido bajada del Ciprés sin desmontarse.

Igual responsabilidad tendría el INAH, señala, quien en principio debe estar enterado de la situación, “del por qué y en nombre no solo mío sino de muchos, estoy seguro, exijo que la pieza retorne de inmediato y que se nos informe si ha sido tocada para ser limpiada, ojalá que no, y de haber sido eso, que se nos demuestre, ahora hay muchas formas, con fotografías, videos, si se hizo, cómo se hizo y quién lo hizo”.