Si en verdad se quiere transformar la realidad del pueblo michoacano y mexicano desde el ejemplo que como Universidad se da, se debe hacer el esfuerzo de realizar un análisis académico y multidisciplinario de las problemáticas universitarias que trascienden a los individuos y perpetúan los vicios, implantar una cultura para la paz, pero no de simulación, en la cual se respete ante todo la dignidad de la persona, la legalidad, la democracia y los Derechos Humanos, se procure la justicia y se actúe comprometidamente en la erradicación de la inequidad, la violencia y la corrupción.