Triste realidad…

«Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación» Charles Dickens

 Leí esta cita y a mi mente vino lo que estamos viviendo. Ya es agosto, más de medio año ha transcurrido del año más difícil de las últimas décadas. Hemos estado desde el tercer mes del año con el temor de enfermarnos no solo del Covid, sino de cualquier otra cosa pues si va uno a un hospital podría contagiarse.

La humanidad ha avanzado muchísimo en tecnología, estamos viendo y usando aparatos antes no imaginados. Se están haciendo investigaciones y viajes al espacio e investigando la vida en otros planetas, y sin embargo no se ha podido resguardar y/o sanar a la humanidad de virus y enfermedades terminales.

La respuesta duele e indigna.  Los grandes capitales lo que quieren son multimillonarias ganancias. La fabricación de armamento es una de las más lucrativas.

Veamos un ejemplo: desde octubre de 2016 hasta septiembre de 2017 se vendieron en Estados Unidos 41.930 millones de dólares en armas, lo mismo que ingresó Facebook en 2017. La industria armamentística del país vivió uno de sus mejores momentos en 2017 ya que las ventas aumentaron un 25% debido a la escalada de conflictos en el mundo.

 Respecto a los programas espaciales de la Nasa, el presupuesto es de más de 25.000 millones de dólares para fortalecer el programa de exploración del espacio.  

La empresa matriz del gigante americano, Alphabet se sitúa en quinto lugar de las empresas que más ganan por segundo, con sus 615.96 dólares. Pero ¿cuánto dinero tiene Google realmente? El ingreso neto de Alphabet fue de más de 19.000 millones de dólares.

Pongo como ejemplo datos de Estados Unidos, por ser el país con más infectados de Covid. El país más rico y poderoso del mundo, nos permite ver que está sucediendo, cuáles son los patrones que se han seguido durante las últimas décadas y vemos sin duda alguna que la salud también se ha convertido en cuestión política y de mercado.

En nuestro país, el Covid ha matado a 48 mil 12 personas hasta la noche del tres del presente. Casos confirmados acumulados 443 mil 813.

Los que seguimos supuestamente sin infectarnos, que en realidad podríamos estarlo sin saberlo, nos sentimos asfixiados, no solo por traer los tapabocas sino por la alterada percepción del tiempo. Y sobre todo porque la economía nos está asfixiando, nos está matando de a poquito.

La antropóloga Jane Guyer comenta sobre lo que muchos estamos sintiendo: “ ¿has sentido que hay días en que despiertas sin saber qué día de la semana es, sientes que el tiempo se hubiera detenido, o que los meses están pasando muy rápido?, podría ser por el ‘Presentismo Forzado’, el cual es la percepción de estar atrapado en el presente combinado con la incapacidad de planificar a futuro”.

Hace unos días me enteré de una noticia terrible. La emblemática librería Gandhi, en la Ciudad de México, cierra las   puertas de la que fuera su sede principal en Miguel Ángel de Quevedo 128 después 49 años de operación.

Gandhi se fundó en junio de 1971 por Mauricio Achar, su ubicación era y es, por demás emblemática; esta justo entre el corazón histórico de Coyoacán y CU. Aún recuerdo cuando se abrió.  La librería, aunque pequeña contaba con un mezanine donde se desarrollaban actividades culturales.

La apertura y existencia de Gandhi era fiesta y respiro tras la constricción que existía en nuestro país. Antes, durante y después del 68, era imposible encontrar el universo de libros que Gandhi nos puso a la mano.

Hace años existían pocas librerías en la CDMX. Una de ellas era la Librería de Cristal la cual se asentó en la que fuera una pérgola del arquitecto Adamo Boari, frente al Palacio de Bellas Artes.  Era preciosa, pero la cerraron. Las mentes abiertas no son bienvenidas en regímenes de mente pequeña. Les habló de los años sesenta.

 De niña me llevaba mi padre y me compraba bellísimos libros, y claro muchos que él quería leer.  Aún la recuerdo, aún siento la cálida luz tanto del sol como de los miles de libros que ahí habitaban.  Esta librería fue considerada por el diario The New York Times como la más extraordinaria del planeta en 1946.

La historia de esta librería es maravillosa, sobre todo ligada a las luchas de mentes libertarias, por lograr un cambio mediante el conocimiento. Por cierto, su creación fue apoyada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas.

También estaba la librería Navarro, donde está la explanada del Templo Mayor en el Zócalo. Era pequeña, oscura, mágica y maravillosa, pues vendían libros “prohibidos” que la gente de izquierda anhelaba leer y tenían que ser comprados por pedido, y esperar meses a que llegaran a sus manos. Ahí se podía comprar el Capital de Marx, por ejemplo y muchos títulos más prohibidos en este país en ese entonces. Mi padre compró muchísimos libros ahí, me llevaba de la mano, y recuerdo como el olor a libros viejos me sedujo desde el primer instante que entré.

Ingresé a la Prepa 6, justo en 1971. Aún la represión del 68 se sentía, no obstante, la alardeada “apertura” de Echeverría.

Los libros que no fueran novelas cursis o de aventura, tenían que ser ocultados. De no hacerlo eras señalado como “provocador” o levantado por alguna patrulla.

Los forrábamos con papel periódico, de preferencia con los “monitos” de Mafalda o Lorenzo y Pepita, o el que estuviera a la mano, cuando ojos sospechosos nos volteaban a ver de manera inquisidora.

Nuestros ojos y mentes ansiaban conocer, saber que pasaba y sobre todo tener conocimientos que nos ayudaran a cambiar el mundo.

Aún recuerdo como muchos, pero muchos días saliendo de clases nos íbamos a Gandhi, la mas de las veces sin dinero, pero si con las insaciables ganas de ver que había en el mundo.

Hubo días también en que nos salíamos de clases, y nos íbamos ahí para leer. El dueño nos lo permitía. Yo creo le caíamos bien, de ver como amábamos estar ahí, leyendo, comprando, riendo y comentando lo leído, analizando la realidad nacional.

 Recuerdo esa la primera librería Gandhi, con gran cariño. Fui tan feliz ahí, encontré tantas maravillas que llevé a mis hijos desde recién nacidos para que hicieran suyo ese olor tan característico, ese conocimiento y grandeza humana. Tan felices éramos ahí, que era un ritual el ir   antes de navidad y antes de año nuevo.  Y bueno era ritual obligado de cada quincena.

Gandhi abrió la puerta y ventanas a la cultura, forjó generaciones enteras de asiduos y buenos lectores en este país. Es un hito de la cultura, libertad y derecho a la lectura en este país. 

Luchan por subsistir las demás sucursales, así como cientos de restaurantes, construcciones a medio acabar, comercios, etc. El pagar empleos, seguridad social, mantenimiento, rentas, acaba aun con grandes capitales.

Miles de desempleados están desesperados por no encontrar empleo. Por Covid 19, en casi un mes se perdió la misma cantidad de empleos que se generaron el 2019.  Se perdieron 346, 878 empleos formales tan solo del 13 de marzo al 6 de abril.  México es un país donde predomina el empleo informal.  La pobreza a crecido desmesuradamente,

Estamos en agosto y esta es la triste realidad.